Capítulo doce

Enredó su mano en mi camisa y me empujó con la furia y el deseo latiendo en su mirada, por lo que mordí mis labios ocultando la sonrisa que patinaba en mi rostro.

Me gusta y me enciende a más no poder cada vez que discutimos, pero debía confesar que dejarla sin palabras me generaba gran satisfacción y despertaba esos deseos locos de besarla hasta gastar sus labios.

Subimos al yate en completo silencio y mi mente se llenó de recuerdos del pasado. Recordé cuando navegamos Blair, Holden y yo hasta que fuimos un punto diminuto y muerto en medio de la inmensidad del mar. Ese momento quizá fue el más natural y corriente que tuvimos antes de que la muerte del Sr. Walsh llegara y arrasara con todo a su paso.

Allí me enamoré más de ella si era posible, tal vez se debía a la preciosidad que mostraba su mirada al perderse en el horizonte, luciendo tranquila y riendo por las bromas que salían sin parar de mis labios. Quizás fue la forma en que nuestras miradas hicieron una sublime conexión cuando
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