BlairNecesitaba olvidarme de algo que nunca debí permitir que sucediera, por tal razón me sumergí día y noche a buscar a dónde se encontraban los italianos. Por culpa de ese imbécil he descuidado mi trabajo y, por ende, no hemos podido localizar la guarida de nuestros enemigos. Después de innumerables intentos, logré ingresar a sus redes y copiar la información suficiente de rutas que los dos minutos me dieron antes de que me expulsara.En la información que logré sustraer estaban las localizaciones de dos bodegas activas en Italia. Era poco para lo que tenía pensado, pero mucho teniendo en cuenta en el mundo en que nos rodeamos. —Ustedes iniciaron el juego, y nosotros pensamos terminarlo —murmuré, enviando dicha información a mis hermanos.Fue cuestión de un minuto para que mis dos hermanos mayores entraran a mi oficina con una expresión impasible, pero no me pasó por alto la tensión en los rasgos de Maxwell.—Aunque las bodegas no nos dan la plena seguridad de que allí se puedan
Una parte de mí quería despedirse de Tanner, pero la otra prefería que todo fuese así, después de todo no me gustaba en absoluto despedirme de alguien a quien amaba tanto. Además de que él sería una distracción y ahora debía estar lo más centrada posible para que nada saliera mal. Me fui de Irlanda sabiendo que cuando regresara él ya no estaría en casa y, aunque dolía como un demonio porque ya me había vuelto a acostumbrar a su presencia, no pensaba detenerlo. Quizás cuando todo esto acabara podríamos tener una oportunidad... Pero ahora un "nosotros" era algo imposible. En cuanto llegamos a Italia, nos dirigimos a la primera bodega, la cual quedaba en un pasaje comercial y transitaba bastante gente. Maxwell me guio hasta una pequeña cafetería y nos sentamos en un rincón para poder observar todo a nuestro alrededor.—Lo mejor será lanzar nuestro ataque en la noche, hay demasiada gente en el día —le dije a mi hermano. —En la noche hay más seguridad que la que hay en el día. En cambio
TannerDesde que llegué a Estados Unidos nada ha sido como antes. Una parte de mí estaba insatisfecha y con deseos de regresar a Irlanda.Ver a Holden partir con su esposa a su nuevo hogar terminó de hacerme entender que era aquello lo que me molestaba, no el hecho de que se hubiese casado y era hora de que hiciera su vida aparte de mí, sino el hecho de que envidiaba su felicidad pese a lo que había sido.No quería quedarme solo en el apartamento y pensar en Blair, pero ni siquiera sabía dónde estaba para traerla conmigo.El recuerdo de esa mujer, apoderándose de cada espacio de mi ser con sus sinuosos besos y caricias iba a matarme en cualquier momento. No he tenido paz, día y noche pensaba en lo que hicimos en el yate y eso era una tortura que necesitaba arrancar de raíz de mi cabeza. Pero ¿cómo se olvida la forma en que el amor de mi vida me elevó al cielo y luego me dejó caer al infierno? Sabía que no podía ilusionarme demasiado con lo que sucediera porque su venganza estaba por
El timbre del apartamento resonó en mis oídos, sacándome por completo de mi trabajo y haciéndome fruncir el ceño. Me levanté de la silla y sentí dolor en la espalda, así como sentía las piernas entumidas. ¿Por cuánto tiempo estuve trabajando? No lo recordaba, pero debía ser mucho para empezar a sentir las consecuencias de estar bastante tiempo sentado e inmóvil. Me acerqué a la puerta y observé por la mirilla de quién se trataba. Una sonrisa apareció en mis labios en cuanto vi que se trataba de Jana y traía consigo varias bolsas. Le abrí de inmediato y su mirada me recorrió de pies a cabeza con el ceño fruncido y una ligera mueca en los labios. —Te ves fatal —farfulló. —También me alegra verte, belleza —sonreí, ayudándole con las bolsas—. Adelante. —No has respondido mis llamadas y tampoco mis mensajes —dijo, entrando al apartamento y cerré la puerta de una patada—. ¿Todo bien? —He estado ocupado con trabajo, así que no había mirado mi teléfono. —¿Por tantos días? Te he estado
Llegué a mi apartamento y reuní todo lo necesario para buscarla, pero sin saber siquiera dónde se encontraba no tuve más opción que llamar a Aedus. Él era el único que podía darme una información certera de lo que había sucedido.—Esperaba tu llamada —respondió tan pronto tomó la llamada—. Te enviaré la ubicación del lugar en el que nos estamos quedando.—De acuerdo —fue todo lo que dije y colgué.Me apresuré a guardar todo en una maleta y minutos después recibí la ubicación de Aedus. No me agradaba el hecho de regresar a esa vida, pero por Blair lo haría todo, incluso mancharme una vez más las manos. Con solo de pensar que algo pudiera sucederle, sentía como si estrujaran a mi corazón y lo desgarraran con una lentitud agonizante.Me sentía culpable por no quedarme con ella, por no insistirle más y obligarla a dejar esa vida, pero ¿qué más podía hacer si ella estaba ciega por su venganza?Si en el cielo realmente existía un Dios, solo podía pedirle que la protegiera y que no permitier
El menor de los Berone me sostuvo la cara con la mano y, aunque apreté la mandíbula para que el mayor no pusiera su miembro en mi boca, me soltó una fuerte bofetada que me hizo aflojar. La intromisión en mi boca fue ruda y profunda, apenas si me permitía tomar un poco de aliento entre cada embiste rápido y violento que daba. Sus manos se afianzaron a mi cabello y las usaba como soporte para ir con mayor velocidad y rudeza.Daba arcadas y hacía el intento de morderlo, pero su golpes en mi cabeza más esa fuerza con la que entraba en mi boca me mantenía a su total mereced. De mis ojos se deslizaban lágrimas y el aire escaseaba en mis pulmones, pero en lo único que podía pensar era en la una y mil formas en que los mataría a cada uno cuando tuviera la oportunidad.Estaba allí y sentía el dolor en mi interior, pero me había ausentado hasta el punto de no sentir nada más que furia y odio. No importaba si me golpeaba uno de ellos mientras los otros se mofaban de estar dentro de mí.Los matar
BLAIRAbrí los ojos intentando levantar la cabeza, pero la pesadez no me permitía más que emitir leves murmuraciones y moverme con lentitud. No sé cuánto tiempo había estado inconsciente, pero fue suficiente para que esos malditos italianos se tomaran el tiempo de amarrarme.Moví la cabeza a un lado y me percaté de que todo seguía igual; la misma oscuridad, el mismo frío calando mi ser, la misma silla a pocos centímetros de mí y mi ropa hecha trizas desperdigada por el suelo. Miré mi cuerpo y apreté los puños con fuerza al ver que seguía desnuda y la sangre se mezclaba con la suciedad de mi cuerpo y el agua.Estaba colgada del techo y los brazos me dolían tanto como las muñecas debido a la fuerza con que las sogas apretaban mi piel. Apenas podía mantener los ojos abiertos y enfocar los hombres que estaban a mi alrededor, hablando entre sí y riendo.—Despertaste justo a tiempo —algún objeto duro y rígido levantó mi rostro y me encontré con la mirada de Renzo—. Sería decepcionante si no
TANNERHabía momentos donde recordaba lo que era y me recriminaba por todo el mal que había hecho y por aquel placer momentáneo que me causaba arrebatarle la vida a alguien con mis propias manos. Me juzgaba muy duro a mí mismo, pero en ese entonces matar y sobrevivir era la única vida que conocía. No teníamos más opción que seguir por el camino que mi padre me guio.Ahora, que he estado en las dos balanzas y sigo creyendo fielmente que debo seguir obrando lo mejor posible, pensar en que esos hijos de perra pudieron hacerle algún daño al amor de mi vida despertaba esas intensas ganas de dolor y sangre. Si se atrevieron a ponerle un solo dedo encima y le provocaron dolor, esta vez no me arrepentiría de torturarlos y disfrutaría segundo a segundo cómo soltarían sus últimos suspiros.El lugar que indicaba el localizador quedaba en una zona boscosa y demasiado solitaria y lejana, por lo que nos pusimos en marchar sin trazar ningún plano. En ese momento solo podíamos pensar en rescatar a Bl