Llegué a mi apartamento y reuní todo lo necesario para buscarla, pero sin saber siquiera dónde se encontraba no tuve más opción que llamar a Aedus. Él era el único que podía darme una información certera de lo que había sucedido.—Esperaba tu llamada —respondió tan pronto tomó la llamada—. Te enviaré la ubicación del lugar en el que nos estamos quedando.—De acuerdo —fue todo lo que dije y colgué.Me apresuré a guardar todo en una maleta y minutos después recibí la ubicación de Aedus. No me agradaba el hecho de regresar a esa vida, pero por Blair lo haría todo, incluso mancharme una vez más las manos. Con solo de pensar que algo pudiera sucederle, sentía como si estrujaran a mi corazón y lo desgarraran con una lentitud agonizante.Me sentía culpable por no quedarme con ella, por no insistirle más y obligarla a dejar esa vida, pero ¿qué más podía hacer si ella estaba ciega por su venganza?Si en el cielo realmente existía un Dios, solo podía pedirle que la protegiera y que no permitier
El menor de los Berone me sostuvo la cara con la mano y, aunque apreté la mandíbula para que el mayor no pusiera su miembro en mi boca, me soltó una fuerte bofetada que me hizo aflojar. La intromisión en mi boca fue ruda y profunda, apenas si me permitía tomar un poco de aliento entre cada embiste rápido y violento que daba. Sus manos se afianzaron a mi cabello y las usaba como soporte para ir con mayor velocidad y rudeza.Daba arcadas y hacía el intento de morderlo, pero su golpes en mi cabeza más esa fuerza con la que entraba en mi boca me mantenía a su total mereced. De mis ojos se deslizaban lágrimas y el aire escaseaba en mis pulmones, pero en lo único que podía pensar era en la una y mil formas en que los mataría a cada uno cuando tuviera la oportunidad.Estaba allí y sentía el dolor en mi interior, pero me había ausentado hasta el punto de no sentir nada más que furia y odio. No importaba si me golpeaba uno de ellos mientras los otros se mofaban de estar dentro de mí.Los matar
BLAIRAbrí los ojos intentando levantar la cabeza, pero la pesadez no me permitía más que emitir leves murmuraciones y moverme con lentitud. No sé cuánto tiempo había estado inconsciente, pero fue suficiente para que esos malditos italianos se tomaran el tiempo de amarrarme.Moví la cabeza a un lado y me percaté de que todo seguía igual; la misma oscuridad, el mismo frío calando mi ser, la misma silla a pocos centímetros de mí y mi ropa hecha trizas desperdigada por el suelo. Miré mi cuerpo y apreté los puños con fuerza al ver que seguía desnuda y la sangre se mezclaba con la suciedad de mi cuerpo y el agua.Estaba colgada del techo y los brazos me dolían tanto como las muñecas debido a la fuerza con que las sogas apretaban mi piel. Apenas podía mantener los ojos abiertos y enfocar los hombres que estaban a mi alrededor, hablando entre sí y riendo.—Despertaste justo a tiempo —algún objeto duro y rígido levantó mi rostro y me encontré con la mirada de Renzo—. Sería decepcionante si no
TANNERHabía momentos donde recordaba lo que era y me recriminaba por todo el mal que había hecho y por aquel placer momentáneo que me causaba arrebatarle la vida a alguien con mis propias manos. Me juzgaba muy duro a mí mismo, pero en ese entonces matar y sobrevivir era la única vida que conocía. No teníamos más opción que seguir por el camino que mi padre me guio.Ahora, que he estado en las dos balanzas y sigo creyendo fielmente que debo seguir obrando lo mejor posible, pensar en que esos hijos de perra pudieron hacerle algún daño al amor de mi vida despertaba esas intensas ganas de dolor y sangre. Si se atrevieron a ponerle un solo dedo encima y le provocaron dolor, esta vez no me arrepentiría de torturarlos y disfrutaría segundo a segundo cómo soltarían sus últimos suspiros.El lugar que indicaba el localizador quedaba en una zona boscosa y demasiado solitaria y lejana, por lo que nos pusimos en marchar sin trazar ningún plano. En ese momento solo podíamos pensar en rescatar a Bl
Los minutos que tardamos en llegar al hospital más cercano fueron eternos y cargados de una falsa parsimonia que estallaría en cualquier momento.Sostenía a Blair entre mis brazos y la apretaba contra mi pecho mientras el silencio entre nosotros se extendía mortalmente. Holden miraba a su hermana con fijeza, apretando con sus manos la herida de su vientre con los ojos rojos y llorosos. Aedus conducía con rapidez y la tensión en sus hombros no pasaba por alto, conteniendo su verdadero sentir. Maxwell no había dicho ni una sola palabra, pero sabía la furia que contenía su expresión tensa y oscura.Sentía que estaba viviendo en otra realidad, pese a ser consciente de que este era el riesgo de estar en una vida de mierda como esta. Aún así, no he dejado de ser humano y de sentir dolor, furia y mucha frustración.No podía dejar de pensar que no habíamos llegado a tiempo para ahorrarle tanto dolor.Las heridas en su rostro y en general en todo su cuerpo parecían un corazón, latían y supurab
Holden y yo no nos despegamos del hospital ni un solo instante. Él paseaba por la sala o se perdía en sus pensamientos mirando un punto muerto y yo me mantenía con la cabeza entre las manos, observando el suelo mientras mi mente se llenaba de ella; de sus sonrisas maliciosas, mirándome con furia y pasión; de sus labios sobre los míos y cada suspiro que me tragué a gusto al tiempo que la hacía toda mía,.De nada sirve lamentarnos si esto era una posibilidad, aún así, ¿por qué no le insistí un poco más para que viniera conmigo? ¿Debí amarla más para que me aceptara por encima de sus deseos de vengarse?Quizás… pero no hay nada que ahora pueda hacer, por más que desee que nada de estoy hubiese sucedido.Las horas fueron pasando con lentitud, sin recibir noticias de Aedus y Maxwell y tampoco ningún doctor salía a decirnos cómo se encontraba Blair.—¿Acaso no piensan decirnos ni una mierda? —Holden se sentó a mi lado y expulsó un profundo suspiro.—Bueno, no es que haga una diferencia si a
BlairDesperté desorientada, adolorida y sin fuerzas siquiera para mantener los ojos abiertos ante la luz que golpeaba mi cara como un rayo. Quería saber dónde estaba y por qué me sentía de esa forma tan extraña, pero no podía distinguir todo lo que me rodeaba, así como tampoco podía descifrar los ruidos y las voces.Cerré los ojos con fuerza ante la luz cegadora y sentí que tomaban mi mano y me daban un firme apretón. El contacto era cálido, tierno y demasiado conocido, no obstante, seguía sin poder saber quién me sujetaba de esa forma tan única y poderosa; tan tierna y calurosa.Mis desordenados pensamientos menguaron su furia con la que atacaban mi cabeza, pero allí seguían y no podía tener la calma que aquella mano cubriendo la mía me daba. Aún me seguía haciendo preguntas y me seguía sintiendo tan vacía y destruida.Traté de levantarme de la cama, pero solo pude moverme un poco y quedar sentada y con la cabeza apoyada en la almohada.—Shhh —me arrulló una suave y masculina voz—.
Mis heridas no eran tan graves como Holden y Tanner decían. A decir verdad no me sentía adolorida porque un hado oscuro me dominaba el corazón y el alma, haciendo que no sintiera ninguna dolencia física. Solo podía sentir el deseo de vengarme, de provocar destrucción y la muerte en mis manos, de que la sangre corriera por mis dedos mientras la vida se iba de aquellos que tanto detestaba.Los golpes en mi cuerpo curarían con el paso de los días, la herida en mi vientre sanaría en unas cuantas semanas teniendo en cuenta los cuidados que el doctor me había ordenado, pero ¿cómo curar u olvidar el odio y el dolor que había en el interior de mi ser?La muerte de mis padres, el ataque de Holden, lo que hicieron conmigo y cada uno de los ataques que nos han hecho bajo la manga son cosas que no dejaré pasar tan fácilmente. No hay segundo del día en que no piense cómo sería tenerlos entre mis manos y despedazarlos muy lentamente.Después de tanto insistir, el doctor me dejó salir del hospital d