Holden y yo no nos despegamos del hospital ni un solo instante. Él paseaba por la sala o se perdía en sus pensamientos mirando un punto muerto y yo me mantenía con la cabeza entre las manos, observando el suelo mientras mi mente se llenaba de ella; de sus sonrisas maliciosas, mirándome con furia y pasión; de sus labios sobre los míos y cada suspiro que me tragué a gusto al tiempo que la hacía toda mía,.De nada sirve lamentarnos si esto era una posibilidad, aún así, ¿por qué no le insistí un poco más para que viniera conmigo? ¿Debí amarla más para que me aceptara por encima de sus deseos de vengarse?Quizás… pero no hay nada que ahora pueda hacer, por más que desee que nada de estoy hubiese sucedido.Las horas fueron pasando con lentitud, sin recibir noticias de Aedus y Maxwell y tampoco ningún doctor salía a decirnos cómo se encontraba Blair.—¿Acaso no piensan decirnos ni una mierda? —Holden se sentó a mi lado y expulsó un profundo suspiro.—Bueno, no es que haga una diferencia si a
BlairDesperté desorientada, adolorida y sin fuerzas siquiera para mantener los ojos abiertos ante la luz que golpeaba mi cara como un rayo. Quería saber dónde estaba y por qué me sentía de esa forma tan extraña, pero no podía distinguir todo lo que me rodeaba, así como tampoco podía descifrar los ruidos y las voces.Cerré los ojos con fuerza ante la luz cegadora y sentí que tomaban mi mano y me daban un firme apretón. El contacto era cálido, tierno y demasiado conocido, no obstante, seguía sin poder saber quién me sujetaba de esa forma tan única y poderosa; tan tierna y calurosa.Mis desordenados pensamientos menguaron su furia con la que atacaban mi cabeza, pero allí seguían y no podía tener la calma que aquella mano cubriendo la mía me daba. Aún me seguía haciendo preguntas y me seguía sintiendo tan vacía y destruida.Traté de levantarme de la cama, pero solo pude moverme un poco y quedar sentada y con la cabeza apoyada en la almohada.—Shhh —me arrulló una suave y masculina voz—.
Mis heridas no eran tan graves como Holden y Tanner decían. A decir verdad no me sentía adolorida porque un hado oscuro me dominaba el corazón y el alma, haciendo que no sintiera ninguna dolencia física. Solo podía sentir el deseo de vengarme, de provocar destrucción y la muerte en mis manos, de que la sangre corriera por mis dedos mientras la vida se iba de aquellos que tanto detestaba.Los golpes en mi cuerpo curarían con el paso de los días, la herida en mi vientre sanaría en unas cuantas semanas teniendo en cuenta los cuidados que el doctor me había ordenado, pero ¿cómo curar u olvidar el odio y el dolor que había en el interior de mi ser?La muerte de mis padres, el ataque de Holden, lo que hicieron conmigo y cada uno de los ataques que nos han hecho bajo la manga son cosas que no dejaré pasar tan fácilmente. No hay segundo del día en que no piense cómo sería tenerlos entre mis manos y despedazarlos muy lentamente.Después de tanto insistir, el doctor me dejó salir del hospital d
He estado ansiosa los últimos días, deseando que Aedus y Maxwell regresen cuanto antes con todos los Berone. No hay día que no piense en mi venganza y en lo mucho que deseo acabarlos con lentitud, tal como ellos acabaron con mis padres y conmigo.Me puse un poco de protector solar en los brazos y en la cara y salí de mi habitación, queriendo caminar un poco por la isla y no estar un segundo más encerrada en esa casa. Holden y Tanner ya me tienen fastidiada con sus cuidados. Necesito aire y lo único que me pueda tranquilizar un poco es el sonido de las olas y la brisa.No pude ni bajar dos escalones de las escaleras cuando Tanner se atravesó en mi camino, rodeando mi cuerpo en un abrazo y tratando de asegurarme como si me fuera a caer.Suspiré, pero mi corazón se saltó un latido y mi ser se calentó como cada vez que él está tan cerca de mí, me abraza o me roba el aliento con sus labios en mi frente.—¿A dónde vamos? —preguntó.—Voy a caminar un poco, ya estoy cansada de estar en esta c
Tanner¿Cómo podía explicar lo que sentía en el pecho? ¿Cómo podía decir con una sola palabra la felicidad que me dominaba y no me permitía pensar en nadie más que en Blair y en mí? ¿Cómo podía comprender lo que estaba pasando si parecía que estaba en uno de mis tantos sueños?Admiré por enésima vez a Blair, profundamente dormida y en calma a mi lado, luciendo como un bello ángel y respirando tranquila, asegurándome que todo era más real de mi lo que mi mente estaba dispuesto a aceptar.Aún se me hacía irreal que, a su manera, me haya dicho que me amaba. Aún me parecía increíble que, después de tanto insistirle, me haya dado por fin una oportunidad de amarla. Parecía un sueño y no tenía intención alguna de dormir para que, al despertar, todo se desvaneciera en mis narices.La apreté un poco más fuerte contra mi pecho sin llegar a tocar su herida en su vientre y cerré los ojos, inhalando su aroma y dejándome envolver por el calor que emanaba todo su ser. La amaba y haberla esperado hab
BlairHolden, Tanner y yo jugábamos una partida de póker en la sala de estar. Los días que han transcurrido se han vuelto cada vez más aburridos y estresantes de estar en esta casa, pero he de confesar que Tanner hace todo lo posible para hacerme sentir bien, para hacerme sonreír incluso para hacer que mi corazón se altere en mi pecho.Nuestra relación no comenzó de la mejor manera, sin embargo, hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para que los malos pensamientos no nos dominen. Vivo en una lucha constante con mi propia mente y esos recuerdos desagradables que no quiere desechar. Y aunque Tanner no ha mencionado con respecto a mi secuestro y la tortura que viví, sé que también ese suceso roda su mente.Sacudí la cabeza con fuerza ante la ola de pensamientos que me dominaron de repente antes de que me llevaran a un lugar oscuro del cual después no podría escapar.—¿No piensas volver a casa con tu esposa? —le pregunté a mi hermano para no dejarme dominar por esos malos recuerd
Los minutos que pasaron antes de que las lanchas estuvieran a nuestra vista parecieron casi eternos. Las cuatro venían a gran velocidad, y como el mar estaba tan agitado, se alzaban con fuerza cayendo al agua.Me aferré a Tanner para no caer en mis turbios pensamientos. En ese momento no tenía por qué mostrarme débil. Era lamentable lo que había sucedido, sí, pero ya no podía devolver el tiempo y evitarlo. No tenía más opción que enfrentar a mis demonios y hacerlos cenizas con su propio fuego.Las lanchas se detuvieron a pocos metros del muelle y los trabajadores se encargaron de atarlas a cada uno de los postes de madera. El primero en bajar fue Aedus y le siguió Maxwell con una expresión seria y cansada.Mis hermanos mayores se quedaron a unos pasos de nosotros sin decirnos ni una sola palabra, pero sus miradas estaban fijas en mí y cada parte de mi cuerpo, como si estuvieran buscando alguna herida que los médicos y yo misma hubiese pasado por alto. Se veían cansados y tensos, pero
VENGANZA...Maxwell dejó en lo alto el apodo que se había ganado en el mundo bajo, siendo una completa bestia en cada golpe salvaje que dejaba en los cuerpos de los tres hombres.En cada golpe se liberaba del odio y la furia que lo atenazaba al recordar la muerte de sus padres, de un buen hombre que les había servido fielmente y los había guiado y protegido cada día, y del daño que le habían causado a su hermanita y él no había podido salvar a tiempo.Se odiaba a sí mismo por haberla dejado sola, porque si él hubiese estado con ella, nada le hubiese pasado. Ahora no podía pensar en nada más que no fuese en matar con sus propias manos a los italianos. Su parte violenta ansiaba destrozarlos de mil formas, pero sabía que no solo eran deseos suyos, sino de todos sus hermanos.Se detuvo únicamente cuando Holden lo apartó de ellos a juro. Respiraba agitado y sus ojos estaban inyectados en sangre, furioso como un toro enardecido dispuesto a seguir atacando su objetivo. Miró a los hombres qu