Blair observó a uno de los Berone agonizando en su muerte y la satisfacción empezó a extenderse en su pecho; calmo, placentero. El hombre estaba prácticamente muerto, respiraba pesado y se movía muy poco. Así que ella tomó una de sus cuchillas y se agachó con precaución, girándole el rostro con la afiliada hoja para que esté la mirara directamente a los ojos. —¿Sabes cuál es la única diferencia entre ustedes y nosotros, pedazo de mierda? —inquirió con una sonrisa retorcida en sus labios—. Que a diferencia suya, yo sí me encargaré de que no queden ni sus asquerosas cenizas.El hombre parpadeó apenas perceptible, antes de que la chica le arrebatara la vida de manera lenta y dolorosa, cortando cada parte de su cuerpo con una pasmosidad agonizante, empezando desde zonas estratégicas que eran muy dolorosas, pero que no le daban una muerte instantánea. Los quejidos que rezumaban en el lugar se pasmaron una vez Blair terminó de descuartizar el cuerpo y tiró las partes grotescamente cortad
BLAIRMi hermano mayor me tenía abrazada fuertemente, tanto que no podía casi respirar. Pero no dije nada, tampoco me incomodaba que Aedus, el tipo más frío e insensible, me demostrara en un abrazo lo mucho que me quería y le afectaba mi partida. —Cuídate mucho —me pidió, separándose un poco de mí sin llegar a romper el abrazo por completo—. Prométeme que vas a llamar. —Lo haré —sonreí—. Que me vaya de casa, no quiere decir que deje de ser tu molesto grano en el culo. Aedus soltó una risita divertida, una autentica y para nada fingida. Volvió a estrecharme entre sus brazos y aspiré su aroma. Bromear era la forma de decirnos que nos extrañaríamos mucho y que muy en el fondo no deseábamos separarnos, pero mi momento de vivir mi vida había llegado y no pensaba dejarlo pasar una vez más, no cuando tenía a Tanner, esperando por vivir de mi mano mil aventuras.Debía confesar que me sentía muy ansiosa y nerviosa, quizá porque nunca había vivido en otro lugar que no fuese fuera de la isla,
—¿Qué te parece? —preguntó Tanner, abrazándome desde atrás y dejando un suave beso en mi cuello—. ¿Te gusta?—Me encanta —dije, sonriendo—. Es perfecto.El apartamento de Tanner era uno diferente al que vivía antes y, aunque nunca entré al lugar, podía imaginarme cómo lucia basándome en su fachada. Este, por supuesto, era demasiado espacioso para alguien que vivía solo. La sala es amplia y muy Tanner, con esos colores tan vivos que resaltan, una pantalla gigante que abarca toda la pared y un sofá igual de amplio. Aunque la cocina tiene una barra, a un lado hay un comedor de seis puestos. El pasillo que dirige a las habitaciones es amplio y me da la impresión de que hay más de dos habitaciones en el lugar. Hay tantas decoraciones que no puedo evitar reír, pero lo que más llamó mi atención es la fotografía de sus padres y una de nosotros con Holden cuando éramos tan solo unos adolescentes.Sonreí, acercándome a la fotografía donde yo estaba en el medio de ellos, siendo abrazada por los
Nunca imaginé vivir algo tan grandioso y fantástico como esto, donde mi corazón cada día se emociona como si fuese la primera vez y vive en un constante frenetismo que no puedo detener. Han sido las semanas más maravillosas que he tenido junto a Tanner, él hace todo por verme feliz, por hacerme sonreír y por hacerme volar a lo más alto del cielo. Hemos tenido citas, hemos paseado y disfrutado tanto. He conocido muchas cosas a su lado y lo que más deseo es seguir haciéndolo, porque no hay día que no sea feliz descubriendo el inicio de nuestra vida juntos.Cuando Holden me habló del amor, de todo aquello que lo hacía feliz y de esos momentos pequeños, pero demasiado significativos, jamás creí que podría vivir algo parecido e incluso mucho más intenso y bonito. Nunca imaginé que el amor sería de esta manera, donde no hay cabida para nadie más que para nosotros dos y donde el sentimiento crece con fuerza arrolladora.Cada día que va pasando es una nueva aventura y experiencia a su lado. L
—¿Eres feliz?La pregunta, en un momento donde Tanner besaba mi espalda desnuda y sus manos se desplazaban de mis senos hasta mi vientre bajo, me sacó por completo del trance en que sus caricias suaves y ardientes me tenían.Escuché su risita ronca chocar contra mi piel y me estremecí, tomando una honda bocanada de aire.—¿No piensas responderme, amor? —susurró, guiando su mano derecha por mi vientre hacia el centro de mis palpitaciones y humedad—. Quiero saberlo.—Soy demasiado feliz…—¿Te encanta cada despertar que te doy? —volvió a preguntar, mucho más bajo y ronco al tiempo que sus dedos de perdían entre mis piernas y palpaba mi humedad.—Es lo que más me encanta, que cada amanecer me demuestres tu amor y lo mucho que me deseas.—Te amo —siseó en una lenta caricia que alborotó aún más los latidos de mi corazón—. Te amaré hoy, mañana, pasado mañana y todos los días de mi vida. Te amo con locura.Y aquellas palabras bastaron para que me diera la vuelta entre sus brazos y lo tomara d
—No quisiera interrumpir su charla de chicas, pero ya es hora de descubrir el sexo de ese bebé —indicó Tanner, rodeándome con sus brazos—. Tengo una apuesta que ganar, así que te agradezco que muevas tu trasero al jardín, Greta. Entre risas, salimos con él. Más que ganar una apuesta, me sentía muy emocionada de saber si Greta esperaba niña o niño, aunque me latía la pequeña duda si podrían ser dos bebés, después de todo, su panza se veía enorme. Todos parecían olvidar el hecho de que Holden y yo éramos mellizos, así que todo podía pasar y la incertidumbre por saber no solo los estaba carcomiendo a ellos, sino a mí también. Mientras Greta y Holden se plantaban en el medio del jardín con una enorme caja, miré a mi alrededor. Maxwell estaba recostado de un árbol, mirando con una fijeza abrumadora a Jana que parecía querer desaparecer sobre la faz de la tierra, haciendo el infructuoso intento de no caer en la mirada de mi hermano mayor. Vera, con quién todavía tenía mis reservas, habla
El tiempo se volvió mi mejor aliado con el paso de los días. Cuando menos pensé ya habían pasado meses y todo había sido un simple borrón que aún me costaba creer, pero que día a día me hacía mantener una gran sonrisa en el rostro.Hacía tres meses habían nacido mis sobrinas y todos estábamos tan flechados por su gran belleza y ternura. Erin y Dakota llegaron como un rayo de sol, iluminando todo a su paso y haciendo de sus padres aún más felices de lo que de por sí ya eran, y a nosotros sus tíos unos esclavos por completo ante sus hermosos ojos grises con motes verdes y sus pocos cabellos tan rubios como los de su madre. Sin duda las pequeñas serían todas unas rompecorazones.No solo eran ellas haciéndome feliz, también lo era el hombre que me acompañaba día y noche y me demostraba cada segundo de su vida lo mucho que me amaba, lo que habíamos construido juntos en estos meses y de por sí toda la vida que en este momento tenía y no deseaba cambiar por nada del mundo.Junto a Tanner con
Me sorprendí en cuanto llegamos al restaurante, puesto que no imaginé que vendríamos a un lugar que nos recordaría nuestras raíces.El restaurante irlandés era sin duda alguna enorme, elegante y reservado. Tenía todo lo que me recordaba mi hogar y aquello no sabía cómo interpretarlo. Pese a que vivimos la mayor parte del tiempo en la isla, aún recuerdo cuando íbamos a la ciudad y solíamos mezclarnos entre las personas. Era divertido, un plan que amaba hacer junto a Holden y Tanner. —¿Te gusta? —inquirió, parqueando el auto. —Sí, es un lugar muy bonito y silencioso.—Bien, porque el lugar está reservado únicamente para ti y para mí —confesó y lo miré de inmediato, ganándome una gran sonrisa de su parte. —Vaya, entonces lo que tienes preparado deber ser muy importante, ¿no? —Lo más importante de mi vida. Iba a preguntar qué era lo más importante de su vida, pero bajó del auto a gran velocidad y se acercó a mi puerta como todo un caballero para ayudarme a bajar y entrar al restauran