Una noche. Dos cuerpos sin vida. Una sospechosa potencial. Esta asistente del departamento de Homicidios debe demostrar su inocencia y encontrar al verdadero culpable antes de que la Ley lo haga por ella condenándola por Homicidio en Primer Grado. Ella debe dejar de vivir a la sombra del homicida y encontrarlo. Ella debe cuidarse la espalda, protegerse, debe ser cautelosa o su vida dependerá de ello. Un homicida que juega a las escondidas y una asistente contrarreloj que quiere atraparlo. ¿Quién ganará?
Leer másDos meses han pasado desde el día en que ganamos el caso Simmons-Keys-Rogers, el mismo día que mis padres fueron arrestados y también el día en que dos de las personas, que consideraba sumamente importantes para mí, dejaron de hablarme. Hace dos meses les conté sobre el resto de mi enfermedad, sobre el resto de mi pasado y hace dos meses comencé a ir a terapia por eso. Necesitaba alguien con quien hablar después de, prácticamente, perder a mis padres y a mis amigos. Mi hermano estaba muy ocupado con los hoteles y no quería angustiar al abuelo Adrien con mis problemas.Pero, a pesar de que mi vida personal estuviese hecha una mierda, mi vida laboral iba al estrellato. Desde que me convertí en agente, dejé de ser mesera, cartero, transporte público y Cupido. Desde que empecé a trabajar resolviendo asesinatos, sentí al menos un poquito de estabilidad. Me caía perfectam
Solté absolutamente todo el aire en mis pulmones cuando me quedé sola y llevé una mano a mi frente.Mis padres acababan de ser arrestados por narcotráfico. Dos personas que, yo supuse, estaban totalmente en contra de las drogas. Fue un golpe muy bajo, fue demasiado y de verdad sentí que no iba a poder soportarlo por mucho tiempo.— ¿Sage? —una voz femenina se escuchó a mi espalda—. Sage, ¿por qué tus papás están arrestados?Me tomé un momento antes de voltear y enfrentar a la morena.—Mi papá era el enemigo de Jerome —respondí, tratando de mantenerme estable—. Mi mamá es cómplice.Clover entreabrió los labios y se acercó con lentitud.—Lo siento tanto, Sage —susurró con sinceridad—. Yo... no sé qué decirte.Dos figuras masculinas estaban
—Hija —fue lo que dijo. Se veía roto, destrozado, y más le valía sentirse así—. Espero que algún día puedas perdonarme.Sabía que lo iba a hacer, después de todo era mi padre y lo amaba, pero por ahora no podía hacer otra cosa que no fuese fulminarlo con la mirada.—Sé que piensas que soy la peor persona del mundo, y sí, tienes razón —continuó—. Pero tú y Ted fueron los primeros que cruzaron por mi mente cuando me hablaron del negocio.Hundí el ceño sin entender a dónde quería llegar.—Antes de aceptar el trato, cambié a los propietarios de la cadena de hoteles y los coloqué a ustedes dos —confesó—. Tu hermano era quien tenía la mayoría de edad en ese momento por lo que le dije que era hora de manejar el negocio familiar de tu abuelo.&m
—Mamá —me separé, sorbiendo mi nariz y secando mis lágrimas—. ¿Dónde está mi papá?—En su oficina —respondió, sonriente y contenta de verme.Pasé junto a ella y me dirigí hasta el despacho de Arian Hill.Esto termina ahora.Abrí las puertas de golpe y vi a mi padre sentado en su escritorio con el teléfono en la oreja y el ceño fruncido. Estaba claramente confundido y, a la vez, molesto.—Te llamaré luego, Hans —le dijo a la persona del otro lado de la línea para después colgar y mirarme confundido en su totalidad—. Hija, hola, ¿qué haces aquí? ¿Por qué entraste así?— ¿Era un contacto de drogas? —insinué, sintiendo la furia adueñarse de mí otra vez—. ¿Un proveedor?—Sag
No podía creerlo, no podía.¿Mi papá un narco? No, imposible.Cuando comencé a manejar, mi cabeza empezó a doler con fuerza, sentía que alguien me la estaba martillando. Intenté tomarme una aspirina de las que tenía en el auto, pero no sirvió de nada. En el camino me había estado haciendo preguntas, repitiendo las palabras de Yurik, tratando de entender por qué mi papá entraría a ese codicioso mundo. Pero, al mismo tiempo, estaba furiosa, mis manos se aferraban al volante con fuerza para intentar calmarme pero es que era inútil; me enfurecía tan solo pensar que, por la culpa de mi papá, una chica inocente murió y a mí casi me mataban. Me enfurecía pensar que mi padre se convirtió en todo lo que yo odiaba. Y sin duda alguna, me decepcionaba que el hombre que tanto tiempo adoré, terminó siendo una escoria.
Un frío recorrió mi interior incitándome a gritar y saltar como si acabara de ganarme cincuenta millones de dólares.La jueza sentenció la condena de Juliana y levantó la sesión. Dos oficiales tomaron a la asesina de los brazos, la esposaron y se la llevaron desapareciendo detrás de la gran puerta.Yo, sin poder evitarlo más, abracé a Burns con todas mis fuerzas.— ¡Lo hicimos! —celebré, aún abrazando al jefe—. ¡Burns, lo hicimos!—No, señorita Sage —intervino el comisario detrás de mi supervisor—. Usted lo hizo.Me separé del detective dejando la sonrisa en mi rostro.—Bienvenida al Centro de Investigaciones, agente Hill —dijo el comisario sacando una placa del bolsillo de su saco.Atónita por las palabras de aquel moreno, intercambié varias veces la mirada
—Porque yo fui parte de los invitados al cumpleaños de Ford Simmons —respondí con simpleza.— ¿Y Juliana estuvo allí?—Sí, ella también estaba invitada.— ¿Podría decirme si usted vio a la señorita Geldof con un comportamiento inusual?—No, lucía bastante normal —curvé mis labios hacia abajo, pensativa—. Pero recuerdo que hubo un momento en que no la encontraba.—Explíquese, señorita Sage, por favor —pidió Mitman con amabilidad.—Unos dos minutos antes de que fallara la electricidad, recuerdo que yo estaba sentada en una mesa descansando los pies por bailar —relaté—. Y noté que Juliana no se encontraba dentro del salón.—Quizás fue al baño, ¿no?—Pensé lo mismo, pero cuando la electricidad fall&
—Por favor de pie para recibir al Jurado —exigió el oficial encargado de resguardar la Corte.Todos en la habitación nos levantamos para demostrar respeto frente a aquellas autoridades. De una puerta que iba del piso al techo salieron, aproximadamente, diez personas. Había cinco mujeres y cinco hombres, todos adultos o mayores de treinta años, algunos de piel morena, otros de tez pálida y unos pocos mestizos. En fin, todos vestían de forma cotidiana y acorde al lugar y situación. Tomaron asiento en unas sillas ubicadas al costado del juzgado y expresaron su mejor cara de póker.—Manténganse de pie para recibir a Su Honorable Jueza Rownda McKinley —volvió a exigir el oficial.De la misma puerta, salió una mujer de unos cuarenta años, tez pálida, lentes de pasta, cabello rubio y vestida con la toga negra que utilizan los jueces para hacerle honor a su
Miré a Clover de reojo. Ella compartió la mirada conmigo.—No sé por qué persiguen a Sage o a ustedes dos —hizo referencia a Owen y Clover—. Pero sí descubrí que están detrás de una chica, hija del mayor enemigo de Jerome, por lo que supe, el muy bastardo ha estado asesinando a los nuestros para tomar parte de nuestro territorio.—Muy bien, aquí está tu pago —Owen le entregó una bolsa negra con un contenido desconocido a la vista en el interior—. Gracias por esto, hermano.—Cómo sea —tomó la bolsa y antes de irse agregó—: Esto nunca pasó, caballeros.Los cuatro asentimos y el hombre abandonó el apartamento.Hace dos días habíamos terminado de darle todo el dinero Owen para que él lo cuidara hasta que Holden apareciera. Así que, obviamente, ese era el conteni