30 - Voy a ser padre...

El sol comenzaba a ocultarse tras las colinas, tiñendo el cielo con matices anaranjados y púrpuras cuando Anaís salía de la empresa. Ese día salía un poco más tarde y tenía la intención de tomar un taxi para ir a su apartamento. Fue un día lleno de emociones, sin embargo, cuando iba a cruzar la calle para llegar junto a la parada, escuchó el chillido de una llanta. Estaba a mitad de camino, cuando su cuerpo se paralizó ante la gigantesca camioneta 4x4 que se aproximaba a ella. Cerró sus ojos, esperando el impacto, rezándole a todos los santos que existía y despidiéndose mentalmente de las pocas personas que amaba.

No obstante, de repente sintió que unos enormes brazos la estaban rodeando, y lo último que sintió fue como revotaba sobre el cuerpo fornido de alguien. Conocía ese perfume. Era él. ¿Estaba muerta? Nunca sintió el impacto.

Levantó el rostro, aún temblorosa. La sangre resonaba con fuerza en sus oídos, y su respiración entrecortada era un eco constante de su reciente encuentro
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