Ana ha dejado atrás a Taesang, su exnovio y vive su vida en Nueva York, pero un día, todo su mundo se viene abajo cuando su ex la encuentra. Entonces, empiezan los problemas, y si por si fuera poco tiene que cambiar de trabajo y su nuevo compañero es un capullo, que usa a las mujeres y luego se deshace de ellas como si no fueran nada para él. Pero lo que ella no sabe, es que Kevin, su compañero tiene muchas cosas que esconder... ¿Qué pasará cuando las descubra? ¿Conseguirá librarse de Taesang? Todo esto y mucho más en las aventuras de Ana.
Leer másAquella noche era hermosa, llovía con fuerza, pero aun así nunca había visto una noche tan bonita como aquella.Por primera vez en mucho tiempo me sentía libre. Ya no tenía nada que me atase a Han Tae Sang.Había llegado del hotel un par de horas antes y me sentía satisfecha de haber podido dejarle atrás.Ahora lo sabía, ya no sentía nada por él, tan sólo eran sentimientos del pasado, tan sólo eran recuerdos.Miré hacia abajo, hacia el pequeño buldog francés que había recogido de la tienda de animales aquella misma tarde. Era precioso, de un marrón chocolate y un blanco nuclear precioso.Lo cogí en brazos mientras notaba como la felicidad del animalillo crecía.Hola bebé – le llamé mientras el perro sacaba la lengua y me babeaba la na
Kevin entró con chulería en la habitación de su amigo, mientras este dejaba el teléfono sobre la mesa y volvía la mirada hacia él.¿y bien? – preguntó con curiosidad, ya que le había llamado y le hacía pedido que viniese a verle en seguida. No entendía cuál era la urgencia, ya que estaba igual que siempre, no parecía haber nada diferente en él - ¿Cuál es la urgencia?¿tenías algo mejor que hacer? – Preguntó Han Tae Sang mientras se servía una copa de whisky. Admirando como Kevin se encogía, para luego sentarse sobre el sofá de mala gana – Ana estuvo aquí – admitió haciendo que él se enderezase y pusiese toda su atención en su amigo.¿y? – Preguntó con indiferencia mientras se levantaba
Me levanté de la cama, mientras admiraba la cama revuelta sin poder evitar sonreír al recordar cómo me había vuelto a hacer suya sobre ella de nuevo.Llevaba semanas jugando a dos bandas. Él lo sabía, Kevin. Podía notarlo en cada sacudida que me proporcionaba cuando estábamos haciéndolo, pero era demasiado cobarde para enfrentarme, para decirme que no le gustaba lo que hacía.Solía quedar con Han Tae Sang para pasear, para hablar sobre nuestra historia juntos, sobre lo mucho que deseaba que volviera. Pero yo nunca le hablaba en claro, siempre tenía una excusa para marcharme. Sabía que no podía seguir huyendo mucho más.No era cierto que no sintiese nada por Han Tae Sang, pero lo que sentía por Kevin crecía cada día, así que no podía aceptar a mi ex novio, aunque me lo negas
Me encontraba sentada en la cama mirando hacia él que se vestía para ir a trabajar. Era mi día libre, así que no tenía que ir a trabajar.Estaba realmente apuesto con aquellos vaqueros negros y su camiseta negra. Seguí allí devorándole con la mirada, sin perder detalle a lo que hacía.Se pasó la mano por el pelo para alborotarlo un poco y volvió la cabeza para mirarme.Sonreí pausadamente al sentir su mirada sobre la mía, al mismo tiempo que él lo hacía también.Me levanté de la cama, aún con mi camisón de transparencias y caminé hacia él, admirando como él se acercaba a mí, despacio, hasta que ambos nos encontramos a mitad de camino.¿puedo hacerte una pregunta? - pregunté cuando sentí la yema de sus dedos sobre
Sonreía divertida hacia mi compañero, acababa de hacer una broma sobre mis nuevos manolos y no había podido evitarlo.Estábamos en una de esas misiones aburridas, pero ya no era lo mismo, ahora lo pasaba realmente bien charlando con él.De nuevo con prismáticos en mano, dentro de su coche, ya que volvía a llover, vigilábamos la casa del sujeto en cuestión: una prostituta que parecía ser la amante de Luis Costa, uno de los traficantes de maría más grandes de todo el país.Estás radiante últimamente – comenzó mi compañero mientras dejaba de prestar atención a la casa de la muchacha, bajaba los prismáticos y me prestaba atención.Jonas – le llamé divertida – deja de intentar ligar conmigo – bromeé haciendo que el chico riese
Llovía estrepitosamente, mientras bebía un sorbo de la taza de café y agarraba la manta que me envolvía con la otra mano, admiraba como caía la lluvia desde mi ventana.Era más de media tarde. No había ido a trabajar debido a la lluvia pues mi compañero opinaba que aquella ventisca no nos iba a dejar ver nada con claridad. Así que me encontraba en casa, dándole vueltas al tarro.Aún no podía quitarme de la cabeza sus últimas palabras “esto ha dejado de ser un simple polvo”. ¿Qué habría querido decir? ¿En qué etapa estábamos ahora? ¿Qué era exactamente lo que éramos?El teléfono volvió a sonar haciéndome salir de mis pensamientos mientras volvía la vista hacia él. Era la quinta vez aquel día, y cada vez que descolgaba nadie contestaba. Des
Mi nuevo compañero se hacía llamar el Turco, pero era mucho menos temeroso de lo que había esperado, era un chico de unos 20 años, bastante nervioso y mono.Ya llevaba unos pocos días con él, y ya parecía que empezábamos a congeniar.Mi forma de trabajar no tiene nada que ver con la del coreano – me explicaba - él es más de acción, a mí me gusta más observar. Nos sentaremos cada uno en un lado de la calle, en uno de esos bancos, y vigilaremos a nuestros sujetos todo el día. Es lo que se llama trabajo de campo.Nos encargamos de los informes. - admití, dejando claro que había leído el informe.Exacto, vigilamos a los sujetos y redactamos el informe, ese que luego servirán a nuestros compañeros para darles caza. Si buscabas acción, no deberías ha
Aquel día había sido mucho más duro que de costumbre, en el entrenamiento, por esa razón, cuando el entrenador dijo que nos invitaba a todos a una copa, lo agradecimos bastante.Tan sólo habían pasado un par de días desde la piscina, y aún me sentía algo incómoda al mirar a Kevin, la verdad. Pero puesto que estaba rodeada de mucha más gente, aquel día no me importó ir al bar frente a la agencia junto a mis compañeros.Estaba sentada en la barra, junto a Meryem, llevaba algo de lo más casual, ya que antes de ir al entrenamiento, aquel día había tenido que pasarme por la tienda del café, para firmar unos documentos.Lucía un blazer remangado, y bajo este una blusa negra, bastante escotada, cabe destacar, y unos pantalones cortos del mismo color.Miraba hacia mi amiga con atención, pues me estaba contando q
Apenas había pasado una semana, y Olivares aún no me había asignado compañero, me llevaba los días aburrida, entrenando en el gimnasio de la agencia, pues no tenía mejor cosa que hacer.Salí de la piscina, aquella que acababan de acondicionar para los trabajadores de la agencia, se encontraba en el último piso, y apenas solían usarla, pues siempre estaban todos tan ocupados que no tenían tiempo para nada más.Me sequé la cara con la toalla, pasando luego mis manos por ella, dejándome llevar por el silencio que tan sólo era interrumpido por el chorro de agua que caía sobre la piscina de agua caliente.Dejé caer mis manos, con los ojos cerrados, mientras sentía como mi piel se abría y yo me moría de ganas de tener sexo, aquel baño me había excitado demasiado.Ladeé mi cabeza, li