★10 años después.Y he logrado superar todos los obstáculos que se me presentaron.A pesar de todo, todavía recuerdo aquel día en que Vanessa, con su semblante perturbado, nos apuntó con un arma. Fue un momento de pánico y confusión, donde el miedo se apoderó de nuestros cuerpos. Pero Freddy, valientemente, se abalanzó hacia Vanessa, dispuesto a protegerme a toda costa.—¡Deja a Angie en paz! —exclamó Freddy, su voz cargada de determinación y valentía. Sin embargo, Vanessa no parecía dispuesta a escuchar razones.—No deberías haberme desafiado, Freddy. Tú tampoco deberías estar con ella. Me apartaron de Daniel —respondió Vanessa, su voz temblorosa pero llena de rabia. En su mirada, podía ver el dolor y la angustia que la habían consumido durante tanto tiempo.Sus palabras resonaban en mi mente, sumergiéndome en un torbellino de emociones. Me resultaba difícil comprender cómo alguien podía llegar a ese extremo de desesperación. Aunque sus ojos rojos y su piel pálida hablaban por sí sol
Angie Hans siempre había vivido rodeada de lujo y comodidad. Como hija de Dylan y Jenny Hans, empresarios de renombre, creció en un mundo donde se cumplía cada deseo, donde las puertas se abrían con facilidad y el futuro parecía estar tallado en piedra. Sin embargo, bajo esa fachada de riqueza, Angie sentía un vacío profundo, una necesidad insatisfecha que no podía ignorar. A menudo se encontraba mirando el horizonte desde la ventana de su dormitorio, preguntándose si realmente había nacido para seguir el camino que sus padres habían trazado para ella. La respuesta llegó cuando decidió seguir su verdadera pasión: la medicina. Contra los deseos de su familia, Angie dejó atrás la comodidad de su vida lujosa y se adentró en el caótico y a menudo brutal mundo de los hospitales. Se sentía viva en medio del bullicio de las salas de urgencias, rodeada de pacientes que dependían de su habilidad y compasión. Cada día, su corazón latía con la adrenalina de salvar vidas, y por primera vez, sinti
Mi nombre es Angie Hans, tengo 25 años y estoy profundamente apasionada por la medicina. Aprecio inmensamente el amor y el apoyo incondicional de mis padres, quienes han sido mi mayor respaldo desde que decidí seguir esta carrera. Desde pequeña, soñé con ser médico, y el camino que elegí para llegar aquí ha sido arduo pero gratificante. Esta mañana, al despertar, los rayos del sol inundaron mi habitación, colándose a través de las cortinas de lino blanco que me regaló mi madre. Aunque la luz me encandiló, no pude evitar sonreír. La sensación cálida y dorada del sol me dio el empuje necesario para enfrentar el día. A pesar de lo agotador que puede ser estudiar y trabajar simultáneamente, sé que cada esfuerzo vale la pena para alcanzar mis metas. Me levanto de la cama con energía renovada, lista para comenzar un nuevo día en el hospital. Mientras me miraba en el espejo del baño tras salir de la ducha, me sentí satisfecha con mi apariencia. Mi melena rojiza cae en una suave cascada sobr
Después de mi “emocionante” conversación con Vanessa, regresé al hospital con una nueva energía. Sabía que la reunión con el nuevo médico, Daniel, sería un momento clave en mi vida profesional y personal. A medida que pasaban las horas, el estrés del día se disipaba en la rutina de mis consultas, y me sentía cada vez más ansiosa por conocer al nuevo miembro del equipo. Al día siguiente, Vanessa me envió los detalles sobre el lugar y la hora en el hospital donde se presentaría Daniel. Era un pequeño auditorio en la planta baja, un espacio con sillas dispuestas en semicírculo y un proyector aún apagado. Me preparé para la reunión, repasando mentalmente lo que podría decir para romper el hielo. Finalmente, llegó el momento de conocer al esperado nuevo médico. Me dirigí al auditorio con una mezcla de curiosidad y nerviosismo. Al llegar, vi a un hombre atractivo con una sonrisa amable y una bata blanca impecablemente planchada. A pesar de la multitud que comenzaba a llenar el lugar, me hi
El cambio de nuestros roles en el hospital se había convertido en algo inevitable. Daniel había sido ascendido a jefe de departamento y yo, me sentía emocionada y a la vez nerviosa por los desafíos que esto implicaría, ahora el sería mi jefe inmediato.Daniel y yo habíamos crecido juntos tanto en nuestra carrera como en nuestra amistad, y ahora teníamos la oportunidad de trabajar aún más estrechamente. Aunque confiaba en nuestras habilidades y en la forma en que trabajábamos juntos, sabía que el cargo de jefe de departamento traería nuevas responsabilidades y presiones.Una mañana, mientras organizaba mi escritorio, Daniel se acercó a mí con una sonrisa en el rostro y unos documentos en las manos.—¡Buenos días, Angie! Aquí están los nuevos protocolos y directrices a seguir para el departamento. Siento que trabajar juntos en esto será toda una aventura, pero estoy seguro de que lo haremos muy bien.Tomé los documentos y los hojeé, asintiendo con la cabeza.—Tienes razón, Daniel. Será
Comencé a reír un poco —Daniel, ¿qué fue eso? Esperaba un beso más apasionado.— El se me quedó viendo con confución.—¿En serio? Pensé que querías algo más suave y lento.Hablo sorprendido, si lo que yo quiero es que me den duro contra el muro. Jajaja.El tono juguetón de mi voz salió a relucir.—Bueno, supongo que los juegos previos vendrán después.—Definitivamente, Angie. No puedo esperar a explorar todas las facetas de nuestra relación.Daniel me acarició la mejilla y me dió un beso en la frente.Le guiñe un ojo y le dije: —¡Oh, sí! Será una aventura divertida, eso seguro.—Eres tan impredecible, Angie. Nunca sé qué esperar contigo.Aún continuaba acariciando mi mejilla y tratándome con tanta gentileza, siento que al final seré yo quien pervierta a este hombre.Comencé a reírme. —Bueno, eso es parte de mi encanto, ¿no crees? Seré una sorpresa constante en tu vida.—No podría pedir más. Eres única y estoy emocionado de descubrir todo lo que tienes guardado. —Creo que al final esta
Han pasado algunos días y no he sabido mucho de Daniel. Solo sé que se fue a una convención de doctores a Colombia con su equipo.Yo estaba incapacitada porque me enfermé de influenza y me dolía todo el cuerpo.Esperaba una llamada de él para saber cómo estaba, quizá estaba muy ocupado con la convención. Como jefe, debe resolver dudas que surjan en medio de la convención. Me siento sola, ni Vanessa me responde. Extraño mi trabajo, poder pasear por el hospital y correr detrás de mis pacientes.Llamé a mis padres, quienes se encontraban en su nueva luna de miel.Los adoro, adoro la felicidad que ellos transmiten. De cierta manera, los envidio. A pesar de que tengo una relación estable con Daniel, no me siento realmente completa. Quizá sea yo la que está mal, pero ¿no se supone que el amor es algo que te desarma y te arma en un instante?Mi madre me decía al teléfono: —Angie, cariño, entiendo que te sientas así, pero recuerda que el amor es diferente para cada persona. No todos experimen
Hoy decidí salir de fiesta con mi amiga Vanessa, ya que teníamos una noche libre después de una semana agotadora de trabajo en el hospital. Ambas necesitábamos un respiro y una oportunidad para relajarnos y divertirnos. La rutina diaria de lidiar con pacientes ruidosos había sido agotadora, y solo quería desconectar y disfrutar de la noche. Elegimos una discoteca con varias pistas de baile, pero decidimos quedarnos en la pista más tranquila, donde sonaba “El Malo” de Aventura. La canción tenía un ritmo contagioso, y comencé a cantar un fragmento de la letra: “Él no entiende el procedimiento, cuándo y cómo darte un beso. Yo en cambio encuentro el punto débil que te eleva hasta el exceso. Ni siquiera se imagina de ese pacto misterioso, con tu alma y tu cerebro. Tendrías que volver a nacer para ver si en otra vida te enamoras de él. No tiene la táctica adecuada para arrancarme de tu pecho. Yo que te fallé a ti mil veces, sigo siendo tu dueño.” Vanessa se unió a mi canto, y juntas disf