En medio del pasillo, una figura conocida apareció ante mí, rompiendo mis pensamientos. Era Vlad, mi cuñado, uno de los pocos seres en el mundo que me caía bien desde antes de descubrir que era hermano de Freddy y que estaba involucrado en el mundo de la mafia.—Vlad, cuñado, ¿qué haces aquí? —exclamé, abriéndome paso hacia sus brazos y dejándome abrazar por él. La cercanía de su cuerpo me reconfortaba y me hacía sentir protegida.Vlad me miró con una sonrisa cómplice y me respondió: —Freddy me pidió que viniera a vigilar el hospital. Mis ojos se posaron de inmediato en mi anillo de compromiso, y una pequeña chispa de emoción encendió mi corazón. —¿El hospital o a mí? —pregunté con picardía, esperando una respuesta que alimentara mi egocentrismo.—No te enojes, Freddy se preocupa por ti, está tan enamorado. Vlad desvió su mirada hacia mi anillo, como si quisiera absorber cada detalle y momento mágico que esta joya simbolizaba. —¿Te propuso matrimonio?—Sí, no le dije que sí, pero
Salí de la elegante oficina de Daniel y deambulé por los impecables pasillos del hospital.Aún recuerdo vívidamente el primer día que di mis primeros pasos en este recinto lleno de vida y esperanza. Fue entonces, en ese momento crucial de mi vida, cuando tomé la decisión de seguir mi verdadera pasión: la medicina. Le confesé a mi padre que el mundo empresarial no era para mí, que mi vocación estaba en ayudar a los demás, al igual que mi tío Maximiliano y mis primos.Para mi sorpresa, mi familia me brindó un apoyo incondicional, asegurándome que estarían a mi lado, sin importar cuál fuera mi elección. Fue con ese respaldo lleno de amor y comprensión que ahora me encuentro aquí, en este hospital que me ha abierto sus puertas y me ha dado la oportunidad de ejercer mi vocación.Aunque estoy agradecida de que Freddy haya adquirido este hospital para mí, no puedo evitar sentirme un tanto incómoda con ese gesto. Me preocupa que los demás piensen que asumiré el papel de directora únicamente p
—Como has escuchado, Vanessa, yo amo a Angie. Ella es la única mujer a la que he amado de verdad en mi vida. Tú y yo... simplemente fue un error, una ilusión que se desvaneció con el tiempo.Vanessa, con una expresión de incredulidad y furia, trató de desmentir sus palabras.—Ella está comprometida, con ese hombre. Daniel, no puedes amarla. A quien amas es a mí, siempre ha sido así —dijo Vanessa, con una mirada desquiciada en sus ojos.Sin perder la calma, me acerqué aún más al escritorio de Daniel, buscando respaldo en nuestra conexión y confianza mutua.—Vanessa, déjame ser clara contigo. Yo no soy el problema. Incluso si estuviera comprometida, no puedo ignorar lo que siento por Daniel. Él es mi amor, mi refugio en medio de la tormenta. No importa cuánto intentes manipularlo o retenerlo, él está decidido a estar conmigo —pronuncie.Vanessa comenzó a reírse de manera desquiciada, como si la situación le resultara irónica.—Daniel, ¿crees que puedes enfrentarte a Freddy por ella? ¿Es
★Freddy.—Aún no puedo creer que estemos haciendo esto a escondidas de mi hermana —comenzó a hablar Matthew, con un destello de emoción en sus ojos. La luz tenue de la habitación resaltaba sus gestos llenos de entusiasmo.—Matthew, si te acompañé es porque tú eres más animado que yo, siempre sabes cómo hacer que las cosas sean divertidas —respondí, cruzando mis brazos mientras nos debatíamos entre qué sabor era el mejor para el pastel de mi boda. El aire se impregnaba de deliciosos aromas de chocolate y vainilla, tentándonos con su dulce esencia.Toda la tarde nos inmersamos en la tarea de planificar cada detalle de la boda.Matt y yo nos dedicamos a escoger manteles de encaje, flores frescas y exquisitas, y no sé cuánto más. La gente a nuestro alrededor no tardó en empezar a murmurar, confundiéndonos con los verdaderos novios. Sonreímos entre risas, sabiendo que la confusión era un reflejo de nuestra complicidad.—Tu hermana está embarazada... —hice un espacio para que él procesara l
Caminaba de un lado a otro, mis piernas se sentían extrañas y las manos me sudaban. El nerviosismo se apoderaba de mí. Nunca me había sentido de esta manera, ni siquiera cuando me casé con mi primera esposa. Traté de controlar los latidos acelerados de mi corazón mientras observaba cada detalle de la iglesia, esperando ansiosamente el momento en que ella apareciera.—Te ves muy nervioso —pronunció mi padre Scott, quien venía con su esposa.—Padre —respondí, tratando de disimular mis emociones.Él sonrió comprensivamente.—Deberías ser un poco más paciente, ella llegará pronto.Asentí, tratando de calmar mis pensamientos y emociones.—Sí, lo hará. ¿Cómo estás, Lorena?— saludé a la esposa de mi padre, intentando aparentar calma.—Muy bien, muchas gracias por la invitación a tu boda. Tu padre estaba igual de nervioso que tú cuando nos casamos, así que es normal tener nervios. Bueno, iremos a saludar—. Lorena comenzó a caminar hacia el resto de la familia. Mi padre se quedó a mi lado por
★10 años después.Y he logrado superar todos los obstáculos que se me presentaron.A pesar de todo, todavía recuerdo aquel día en que Vanessa, con su semblante perturbado, nos apuntó con un arma. Fue un momento de pánico y confusión, donde el miedo se apoderó de nuestros cuerpos. Pero Freddy, valientemente, se abalanzó hacia Vanessa, dispuesto a protegerme a toda costa.—¡Deja a Angie en paz! —exclamó Freddy, su voz cargada de determinación y valentía. Sin embargo, Vanessa no parecía dispuesta a escuchar razones.—No deberías haberme desafiado, Freddy. Tú tampoco deberías estar con ella. Me apartaron de Daniel —respondió Vanessa, su voz temblorosa pero llena de rabia. En su mirada, podía ver el dolor y la angustia que la habían consumido durante tanto tiempo.Sus palabras resonaban en mi mente, sumergiéndome en un torbellino de emociones. Me resultaba difícil comprender cómo alguien podía llegar a ese extremo de desesperación. Aunque sus ojos rojos y su piel pálida hablaban por sí sol
Angie Hans siempre había vivido rodeada de lujo y comodidad. Como hija de Dylan y Jenny Hans, empresarios de renombre, creció en un mundo donde se cumplía cada deseo, donde las puertas se abrían con facilidad y el futuro parecía estar tallado en piedra. Sin embargo, bajo esa fachada de riqueza, Angie sentía un vacío profundo, una necesidad insatisfecha que no podía ignorar. A menudo se encontraba mirando el horizonte desde la ventana de su dormitorio, preguntándose si realmente había nacido para seguir el camino que sus padres habían trazado para ella. La respuesta llegó cuando decidió seguir su verdadera pasión: la medicina. Contra los deseos de su familia, Angie dejó atrás la comodidad de su vida lujosa y se adentró en el caótico y a menudo brutal mundo de los hospitales. Se sentía viva en medio del bullicio de las salas de urgencias, rodeada de pacientes que dependían de su habilidad y compasión. Cada día, su corazón latía con la adrenalina de salvar vidas, y por primera vez, sinti
Mi nombre es Angie Hans, tengo 25 años y estoy profundamente apasionada por la medicina. Aprecio inmensamente el amor y el apoyo incondicional de mis padres, quienes han sido mi mayor respaldo desde que decidí seguir esta carrera. Desde pequeña, soñé con ser médico, y el camino que elegí para llegar aquí ha sido arduo pero gratificante. Esta mañana, al despertar, los rayos del sol inundaron mi habitación, colándose a través de las cortinas de lino blanco que me regaló mi madre. Aunque la luz me encandiló, no pude evitar sonreír. La sensación cálida y dorada del sol me dio el empuje necesario para enfrentar el día. A pesar de lo agotador que puede ser estudiar y trabajar simultáneamente, sé que cada esfuerzo vale la pena para alcanzar mis metas. Me levanto de la cama con energía renovada, lista para comenzar un nuevo día en el hospital. Mientras me miraba en el espejo del baño tras salir de la ducha, me sentí satisfecha con mi apariencia. Mi melena rojiza cae en una suave cascada sobr