★Freddy.—Aún no puedo creer que estemos haciendo esto a escondidas de mi hermana —comenzó a hablar Matthew, con un destello de emoción en sus ojos. La luz tenue de la habitación resaltaba sus gestos llenos de entusiasmo.—Matthew, si te acompañé es porque tú eres más animado que yo, siempre sabes cómo hacer que las cosas sean divertidas —respondí, cruzando mis brazos mientras nos debatíamos entre qué sabor era el mejor para el pastel de mi boda. El aire se impregnaba de deliciosos aromas de chocolate y vainilla, tentándonos con su dulce esencia.Toda la tarde nos inmersamos en la tarea de planificar cada detalle de la boda.Matt y yo nos dedicamos a escoger manteles de encaje, flores frescas y exquisitas, y no sé cuánto más. La gente a nuestro alrededor no tardó en empezar a murmurar, confundiéndonos con los verdaderos novios. Sonreímos entre risas, sabiendo que la confusión era un reflejo de nuestra complicidad.—Tu hermana está embarazada... —hice un espacio para que él procesara l
Caminaba de un lado a otro, mis piernas se sentían extrañas y las manos me sudaban. El nerviosismo se apoderaba de mí. Nunca me había sentido de esta manera, ni siquiera cuando me casé con mi primera esposa. Traté de controlar los latidos acelerados de mi corazón mientras observaba cada detalle de la iglesia, esperando ansiosamente el momento en que ella apareciera.—Te ves muy nervioso —pronunció mi padre Scott, quien venía con su esposa.—Padre —respondí, tratando de disimular mis emociones.Él sonrió comprensivamente.—Deberías ser un poco más paciente, ella llegará pronto.Asentí, tratando de calmar mis pensamientos y emociones.—Sí, lo hará. ¿Cómo estás, Lorena?— saludé a la esposa de mi padre, intentando aparentar calma.—Muy bien, muchas gracias por la invitación a tu boda. Tu padre estaba igual de nervioso que tú cuando nos casamos, así que es normal tener nervios. Bueno, iremos a saludar—. Lorena comenzó a caminar hacia el resto de la familia. Mi padre se quedó a mi lado por
★10 años después.Y he logrado superar todos los obstáculos que se me presentaron.A pesar de todo, todavía recuerdo aquel día en que Vanessa, con su semblante perturbado, nos apuntó con un arma. Fue un momento de pánico y confusión, donde el miedo se apoderó de nuestros cuerpos. Pero Freddy, valientemente, se abalanzó hacia Vanessa, dispuesto a protegerme a toda costa.—¡Deja a Angie en paz! —exclamó Freddy, su voz cargada de determinación y valentía. Sin embargo, Vanessa no parecía dispuesta a escuchar razones.—No deberías haberme desafiado, Freddy. Tú tampoco deberías estar con ella. Me apartaron de Daniel —respondió Vanessa, su voz temblorosa pero llena de rabia. En su mirada, podía ver el dolor y la angustia que la habían consumido durante tanto tiempo.Sus palabras resonaban en mi mente, sumergiéndome en un torbellino de emociones. Me resultaba difícil comprender cómo alguien podía llegar a ese extremo de desesperación. Aunque sus ojos rojos y su piel pálida hablaban por sí sol
Angie Hans siempre había vivido rodeada de lujo y comodidad. Como hija de Dylan y Jenny Hans, empresarios de renombre, creció en un mundo donde se cumplía cada deseo, donde las puertas se abrían con facilidad y el futuro parecía estar tallado en piedra. Sin embargo, bajo esa fachada de riqueza, Angie sentía un vacío profundo, una necesidad insatisfecha que no podía ignorar. A menudo se encontraba mirando el horizonte desde la ventana de su dormitorio, preguntándose si realmente había nacido para seguir el camino que sus padres habían trazado para ella. La respuesta llegó cuando decidió seguir su verdadera pasión: la medicina. Contra los deseos de su familia, Angie dejó atrás la comodidad de su vida lujosa y se adentró en el caótico y a menudo brutal mundo de los hospitales. Se sentía viva en medio del bullicio de las salas de urgencias, rodeada de pacientes que dependían de su habilidad y compasión. Cada día, su corazón latía con la adrenalina de salvar vidas, y por primera vez, sinti
Mi nombre es Angie Hans, tengo 25 años y estoy profundamente apasionada por la medicina. Aprecio inmensamente el amor y el apoyo incondicional de mis padres, quienes han sido mi mayor respaldo desde que decidí seguir esta carrera. Desde pequeña, soñé con ser médico, y el camino que elegí para llegar aquí ha sido arduo pero gratificante. Esta mañana, al despertar, los rayos del sol inundaron mi habitación, colándose a través de las cortinas de lino blanco que me regaló mi madre. Aunque la luz me encandiló, no pude evitar sonreír. La sensación cálida y dorada del sol me dio el empuje necesario para enfrentar el día. A pesar de lo agotador que puede ser estudiar y trabajar simultáneamente, sé que cada esfuerzo vale la pena para alcanzar mis metas. Me levanto de la cama con energía renovada, lista para comenzar un nuevo día en el hospital. Mientras me miraba en el espejo del baño tras salir de la ducha, me sentí satisfecha con mi apariencia. Mi melena rojiza cae en una suave cascada sobr
Después de mi “emocionante” conversación con Vanessa, regresé al hospital con una nueva energía. Sabía que la reunión con el nuevo médico, Daniel, sería un momento clave en mi vida profesional y personal. A medida que pasaban las horas, el estrés del día se disipaba en la rutina de mis consultas, y me sentía cada vez más ansiosa por conocer al nuevo miembro del equipo. Al día siguiente, Vanessa me envió los detalles sobre el lugar y la hora en el hospital donde se presentaría Daniel. Era un pequeño auditorio en la planta baja, un espacio con sillas dispuestas en semicírculo y un proyector aún apagado. Me preparé para la reunión, repasando mentalmente lo que podría decir para romper el hielo. Finalmente, llegó el momento de conocer al esperado nuevo médico. Me dirigí al auditorio con una mezcla de curiosidad y nerviosismo. Al llegar, vi a un hombre atractivo con una sonrisa amable y una bata blanca impecablemente planchada. A pesar de la multitud que comenzaba a llenar el lugar, me hi
El cambio de nuestros roles en el hospital se había convertido en algo inevitable. Daniel había sido ascendido a jefe de departamento y yo, me sentía emocionada y a la vez nerviosa por los desafíos que esto implicaría, ahora el sería mi jefe inmediato.Daniel y yo habíamos crecido juntos tanto en nuestra carrera como en nuestra amistad, y ahora teníamos la oportunidad de trabajar aún más estrechamente. Aunque confiaba en nuestras habilidades y en la forma en que trabajábamos juntos, sabía que el cargo de jefe de departamento traería nuevas responsabilidades y presiones.Una mañana, mientras organizaba mi escritorio, Daniel se acercó a mí con una sonrisa en el rostro y unos documentos en las manos.—¡Buenos días, Angie! Aquí están los nuevos protocolos y directrices a seguir para el departamento. Siento que trabajar juntos en esto será toda una aventura, pero estoy seguro de que lo haremos muy bien.Tomé los documentos y los hojeé, asintiendo con la cabeza.—Tienes razón, Daniel. Será
Comencé a reír un poco —Daniel, ¿qué fue eso? Esperaba un beso más apasionado.— El se me quedó viendo con confución.—¿En serio? Pensé que querías algo más suave y lento.Hablo sorprendido, si lo que yo quiero es que me den duro contra el muro. Jajaja.El tono juguetón de mi voz salió a relucir.—Bueno, supongo que los juegos previos vendrán después.—Definitivamente, Angie. No puedo esperar a explorar todas las facetas de nuestra relación.Daniel me acarició la mejilla y me dió un beso en la frente.Le guiñe un ojo y le dije: —¡Oh, sí! Será una aventura divertida, eso seguro.—Eres tan impredecible, Angie. Nunca sé qué esperar contigo.Aún continuaba acariciando mi mejilla y tratándome con tanta gentileza, siento que al final seré yo quien pervierta a este hombre.Comencé a reírme. —Bueno, eso es parte de mi encanto, ¿no crees? Seré una sorpresa constante en tu vida.—No podría pedir más. Eres única y estoy emocionado de descubrir todo lo que tienes guardado. —Creo que al final esta