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Capitulo 3: Una oportunidad al amor.

El cambio de nuestros roles en el hospital se había convertido en algo inevitable. Daniel había sido ascendido a jefe de departamento y yo, me sentía emocionada y a la vez nerviosa por los desafíos que esto implicaría, ahora el sería mi jefe inmediato.

Daniel y yo habíamos crecido juntos tanto en nuestra carrera como en nuestra amistad, y ahora teníamos la oportunidad de trabajar aún más estrechamente. Aunque confiaba en nuestras habilidades y en la forma en que trabajábamos juntos, sabía que el cargo de jefe de departamento traería nuevas responsabilidades y presiones.

Una mañana, mientras organizaba mi escritorio, Daniel se acercó a mí con una sonrisa en el rostro y unos documentos en las manos.

—¡Buenos días, Angie! Aquí están los nuevos protocolos y directrices a seguir para el departamento. Siento que trabajar juntos en esto será toda una aventura, pero estoy seguro de que lo haremos muy bien.

Tomé los documentos y los hojeé, asintiendo con la cabeza.

—Tienes razón, Daniel. Será un desafío, pero estoy lista para enfrentarlo. Confío en nuestra capacidad de trabajar en equipo y en nuestra dedicación hacia nuestros pacientes.

Daniel asintió, parecía emocionado con las nuevas responsabilidades.

—Tengo grandes expectativas para nuestro departamento, Angie. Sé que podemos llevarlo a lo más alto. Además, estoy contento de poder trabajar contigo en este nuevo rol.

Sonreí y le di las gracias, aunque dentro de mí sentía una pequeña punzada de preocupación. Sabía que los desafíos serían grandes y que tendríamos que enfrentar muchas situaciones difíciles, pero confiaba en nuestra capacidad para superarlas juntos.

A medida que pasaban los días, Daniel y yo nos sumergimos en nuestra nueva responsabilidad. Tomamos decisiones importantes para el departamento, establecimos nuevas políticas y procedimientos, y nos aseguramos de que todos en el equipo estuvieran comprometidos y enfocados en brindar una atención de calidad.

A pesar del estrés y las largas horas de trabajo, Daniel y yo encontrábamos momentos para disfrutar de nuestra amistad. Ya fuera tomándonos un breve descanso para tomar un café juntos o compartiendo una comida rápida en el hospital, siempre intentábamos mantenernos conectados y apoyarnos mutuamente.

Nuestra relación comenzó a fortalecerse aún más a medida que enfrentábamos desafíos y celebrábamos victorias juntos. La confianza que había crecido entre nosotros a lo largo de los meses se traducía en una comunicación fluida y una comprensión mutua de nuestras necesidades y expectativas.

Una tarde, después de un largo día de trabajo, Daniel y yo estábamos sentados en el pequeño jardín del hospital, disfrutando del aire fresco y la tranquilidad del momento.

—¿Te das cuenta de cuánto hemos crecido y aprendido juntos, Angie? —dijo Daniel, mirando al cielo estrellado.

Asentí, con una sonrisa en el rostro.

—Sí, Daniel. Hemos pasado por tantas cosas juntos y hemos superado tantos obstáculos. Me siento agradecida de tener a alguien como tú a mi lado, alguien en quien confío plenamente tanto en el ámbito profesional como en el personal.

Daniel se acercó a mí y tomó mi mano, mirándome directamente a los ojos.

—Angie, quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, sin importar las circunstancias. Eres una persona increíble y tengo la suerte de tener a alguien como tú en mi vida.

Mi corazón comenzó a acelerarse mientras escuchaba sus palabras y veía la sinceridad en su mirada. Me di cuenta de que, a pesar de todas mis dudas y resistencias, había algo especial entre nosotros, algo más que una simple amistad.

—Daniel, yo también siento algo especial por ti. Has sido mi compañero en esta carrera, mi apoyo constante y mi mejor amigo. No puedo negar que hay algo muy parecido al amor en mi corazón.

Daniel sonrió y me acercó aún más a él, nuestras manos todavía entrelazadas.

—Angie, quiero que sigamos dejando que el amor encuentre su camino en nuestras vidas. No quiero presionarte ni apresurarte, pero siento que lo que tenemos es especial y quiero explorarlo juntos.

Mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras asentía.

—Estoy dispuesta a darle una oportunidad al amor, Daniel. Quiero ver qué nos depara el destino. 

Estaba muy emocionada por contarle a Vanessa todo lo nuevo que mi vida estaba enfrentando y como que apesar de que me negaba al amor había tomado la desicion de abrir mi corazón a el.

Ya quiero que llegue mañana para contarle a Vanessa que empezaría una relación con Daniel.

Cerré los ojos mientras él me tomo por la mejilla y me besó, su beso era lindo, tierno y dulce.

Trate de meterle la lengua pero no me siguió él juego.

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