Nunca busqué el amor, ni tampoco comprometerme con alguien de esta forma. No sé porque me escogió a mí en vez de millones de mujeres, que podían ser su prometida. Que fueran de su misma clase social, o que fueran el tipo ideal de él. Pero él termino eligiéndome a mí. Era como si toda mi vida fue una lucha campante, hasta que llegue a sus brazos. A los brazos de mi jefe. Tenía una vida muy simple y algo caótica, mi única meta era poder trabajar en una buena empresa, ya que mi familia era realmente pobre. Mis padres habían perdido sus trabajos, en una fábrica de zapatos muy conocida en México. Mientras que también tenía una hermana, que tan solo tenía quince años y aún necesitaba de mí ayuda económicamente.–Ana, ¿estas nerviosa? —Me pregunta mi hermosa hermanita Rosali. Mi hermana era tan hermosa con su cabellera de color oro y sus ojos de color verde, que te quitaban el aliento con tan solo verla. Era una de las jóvenes más atractivas que había en nuestro barrio. –No te preocu
–Muy bien. –El joven Fernández se levanta con rapidez de su silla, para mirar hacia la pared de vidrio, que daba a una hermosa vista a la ciudad. –La señorita Gonzales, le estará dando mi agenda y todo lo que necesito para hoy.Yo aún seguía sorprendida por el nuevo puesto que tenía, así que solo me le quede viendo como una tonta, mientras pasaba una de mis plumas por mis labios rojos. El joven Fernández al darse cuenta, que no respondía, voltea a verme. Pero cuando lo hace, él se encuentra con mis ojos verdes, que le miran impresionados.El joven William se da cuenta de mi mirada, la respuesta inmediata de su cuerpo fue tragar saliva, nervioso al mirarme.–¿Entendió? -Preguntó aclarando la voz. –Sí, lo lamento. –Le respondí levantándome de mi asiento con rapidez, dándome cuenta que lo había mirado de más. ¡Qué vergüenza!Al salir de la habitación, no puedo evitar recargarme en la puerta de madera suiza, para recuperar un poco el aliento. Mi corazón estaba latiendo con fuerza, nunca
Pasarón varias semanas, en donde estuve muy atareada de trabajo, pero de alguna manera, llegué a conocer un poco más a mi nuevo jefe. Era una persona estricta y con un carácter bastante fuerte, pero al mismo tiempo era un hombre con una increíble capacidad para poder hacer negocios. Era como si su sola presencia pudiera hacer que cualquier acuerdo, con empresas vecinas o internacionales, fuera algo predestinado. Su personalidad abierta para los negocios, le hacían justicia a su sobrenombre: “el empresario de los millones de contratos”. La empresa Ferguson estaba aliada con demasiadas empresas mexicanas y extranjeras, elevando el valor de esta empresa con facilidad.Y mientras la empresa Ferguson iba subiendo de categoría, dentro de mi familia y vida personal, estábamos teniendo cada vez más y más problemas. El despido de mis padres de la fábrica de zapatos, se convirtió en un increíble problema, ya no podíamos pagar los estudios de mi querida hermana Rosali, que estaba en primer año d
–Señorita Guevara. ¿Qué hace aquí? -Pregunta curioso mientras que detrás de él, están sus dos guardaespaldas, que siempre están con él.–Lo mismo estoy pensando yo. –Murmuré sin tan siquiera haberlo pensando. –Lo lamento. –Me disculpe al ser tan atrevida.De proto salió David, para poder ver la cara de mi jefe. Al mirarlos, pude darme cuenta que había unas miradas algo tensas, era como si ellos ya se conocieran.–David. –Dijo mi jefe con algo de amargura, mientras su cara demuestra algo de diversión. –Fernández. –Contestos el moreno con altanería.–Me entere sobre el nombramiento de tu hermano. –Yo estaba en medio de estos dos hombres gigantes para mi altura, mientras los miraba con mucha confusión. Había tensión entre este par. Realmente nunca hubiera imaginado, que uno de mis mejores amigos, conociera al hombre más poderoso y rico de la ciudad. –Lamento mucho que no hayas podido heredar, ni siquiera una pizca de lo que tus padres sembraron. –Mi jefe sonaba bastante burlón.–Tal ve
Me quede en silencio mientras mi cuerpo se relajaba. Era como si su saco portara algo de magia, que me hacía sentir mucho mejor. Era como si el olor de su perfume, me hiciera llegar a mi hogar, que en este momento se estaba derrumbando por completo.Al abrir mis ojos, me puedo dar cuenta que ya no estamos más enfrente de la empresa, de los padres de David, ni tampoco estábamos en las calles de la ciudad, sino que estábamos dentro de una enorme mansión con jardines enormes.–¿En donde estamos? –Pregunté con miedo.–Esta en mi casa, usted se quedo dormida en cuanto le puse mi saco.No pude evitar estar realmente avergonzada por haberme quedado dormida, así que mis mejillas empiezan a tornarse de un color rojizo, mientras que me empiezan a arden también.–No se preocupe, estará a salvo aquí. –Me comenta mientras sale del auto, para esperarme. –La llevare a casa después de que se seque. –Me promete mientras me ofrece su mano.Por alguna razón, yo me quede perpetua. Estaba avergonzada por
Había hecho la peor estupidez en mi vida, había echado por la borda mi ética laboral. Se que quizás tampoco mi jefe actuó con la mejor ética, pero yo era la mujer en esa situación. Yo misma quise desnudarme ante ese hombre, sabía lo que estaba haciendo, era por eso que pensaba en responder por mis acciones.Me puse mi ropa mojada, ya que a pesar de que mi jefe me había dado ropa seca y nueva, lo único que quería hacer ahora, era irme y renunciar a mi puesto. No puedo negar que fue bastante incomodo, volverme a poner mi ropa que estaba llena de agua y de tierra. La peor parte fue cuando me puse mis zapatos, que estaban llenos de agua.Después salí de la habitación que daba a un gran pasillo, que estaba tapizado por un tapiz color beige y había una enorme alfombra roja decorando el suelo. No sabía a donde ir, era una casa bastante grande y supuse de inmediato, que también podía ser fácil poder perderse entre tantas habitaciones y pasillos.Así que camine hacia donde mi instinto me decía
–¿Qué? –Respondió su padre atónito.–¿Qué? –Pregunté atónita al igual que su padre.–Sí, ella es Ana Guevara. –Toma mi mano entrelazando nuestros dedos.Al sentir sus dedos alrededor de mi mano, puedo sentir como un espasmo de energía pasa por mi cuerpo. Miles de preguntas se pasaba por mi mente, mientras que la sorpresa de mi cara es realmente evidente.–Señorita Guevara. –Se presenta su padre con educación, regalándome una mirada bastante alegre. –Es un honor conocer a la prometida de mi hijo, yo pensé que Alicia…–Pero su hijo lo detiene, antes de que pueda revelar una de mis grandes dudas.–Alicia esta en el pasado, ahora ella es mi presente. –Siento pasas sus delicados dedos por los míos. No podía negar que sentir su toque era agradable, sus manos eran suaves tal terciopelo, pero sus decisiones me hicieron temblar.Realmente no se porque no dije nada ante tal mentira, si lo que me sobraba era boca, cuando se trataba de pelear o de exigir algo, pero me quedé sin palabras al estar c
–¿Cuánto es lo que sus padres necesitan?–Más de un millón de peso calculo. –Murmuré apenada. –Mi padre no me ha dicho con certeza lo que debe, pero supongo que el valor de la casa y todo los prestamos que a pedido, alrededor de su vida y que no ha pagado, dan esa sumatoria.Mi jefe se me queda viendo pensativo, era como si hubiera encontrado mi debilidad. Me sentía apenada, pero al mismo tiempo responsable de hacerle saber a este hombre, que estaba en apuro y que quizás, era mi ultima esperanza para poder ayudar a mis padres.–Sabe señorita Guevara, soy el hombre más poderoso de esta ciudad. –Se acerca lentamente a mí, pero con una gran letalidad que me hacía sudar. –Pareciera que mi vida es perfecta y que puedo tener todo lo que quiero, con tan solo chasquear los dedos. –Yo solo asentí con la cabeza, porque realmente creía que era así. –Pero no, soy un hombre que tiene una diferente percepción de lo que es el dinero y su valor. –Y cuando se posa enfrente de mí, puedo ver la perfecci