60CedricYa había prometido llevar a mis sobrinas con mi hermana. No podía fallarles ahora.—¿Cómo puedo echarme atrás después de prometerlo? —dije mientras guardaba lo último en mi bolso de viaje.Mi madre me observaba con los brazos cruzados, pero sus ojos reflejaban comprensión.—Te entiendo —dijo finalmente—. Ve, yo me encargo de tu padre.Asentí y continué empacando, pero antes de que pudiera cerrar la maleta, ella habló de nuevo, con un tono más suave, casi ensoñador.—Mis princesas nunca habían estado tanto tiempo lejos de Eva.Hice una pausa. Era cierto. Por mucho que mis sobrinas fueran niñas fuertes y vivaces, Eva siempre había sido su pilar.—Sí… y por lo que me dijo Liam, parece que ese Alfa dañó las camionetas. —Lo mencioné con aparente tranquilidad, pero observé de reojo la reacción de mi madre.Ella tensó los labios y sus ojos se oscurecieron.—¿Crees que quiera recuperar a tu hermana?La preocupación en su voz era palpable. Llevábamos poco tiempo compartien
61CedricLos guerreros llegaron poco después, ayudándome a cargarla hasta el auto. Mi mente estaba en otro lugar, preocupada por la fragilidad de su cuerpo contra mi pecho. No debería estar así. No debería seguir herida.Pero no encontré respuestas.Solo tenía preguntas.Antes de irnos, me aseguré de que mis sobrinas se quedaran en el auto mientras me dirigía a un río cercano. Necesitaba limpiarme la sangre de los renegados antes de volver con ella.El agua fría bajó la fiebre de mi piel.Pero no la inquietud en mi pecho.Cuando terminé, me vestí adecuadamente con ropa que los guerreros trajeron para mí. No más pantalones apretados. Agradecí en silencio y regresé al auto, donde ella yacía inconsciente en el asiento trasero.Con movimientos cuidadosos, tomé un paño limpio y comencé a limpiar su rostro y sus brazos con delicadeza. Sus rasgos eran suaves, su piel pálida y perfecta, aunque ahora estaba manchada de sangre y suciedad. Cada línea de su rostro me parecía una obra de arte.No
1 Evelyn Hoy comienza el mes más importante del año para nuestra especie, los hombres lobo. Incluso para nosotros, los esclavos, es un tiempo de cambio… aunque no siempre a nuestro favor. —Evelyn, vamos, apúrate o nos van a castigar si nos retrasamos —me urgió Olga, otra de las esclavas con la que compartía cuarto. Su voz era un susurro nervioso, pero el miedo en sus ojos hablaba por sí solo. Apenas tuve tiempo de cepillarme los dientes antes de salir corriendo con ella, bajando las escaleras de piedra fría que conducían al gran salón. El aire estaba cargado de tensión, como si todos aguardaran algo. O alguien. —Allí estás, esclava —escupió una voz áspera y llena de desprecio— deja todo impecable, mugrosa —dijo de forma despectiva. Mi cuerpo se tensó de inmediato. No me llamaban por mi nombre, los esclavos no tenían nombre, siempre llamados mugrosa, desgracias o malditos…. Casi cualquier nombre despectivos que ellos quieran. No hacía falta alzar la vista para saber q
2EvelynLas risas sofocadas y las miradas burlonas estaban ahí, como siempre. La gente quería seguir divirtiéndose a costa de la loba muda de la manada. Pero la ceremonia ya había comenzado, y se suponía que todos los lobos machos debían mantenerse al margen mientras las lobas se desnudaban y caminaban hacia lo profundo del bosque para buscar a sus posibles compañeros.Me sentía más sola que nunca. Hace diecisiete años, una familia de delta me encontró al lado del camino. Los primeros cuatro años fueron buenos... hasta que tuvieron que ir a la guerra y caí en la miseria.Todos me veían como una niña maldita y comenzaron a llamarme así. Cuando el antiguo alfa y la Luna murieron en un accidente, las cosas simplemente empeoraron.—¿Por qué mejor no te mueres? —me decían algunos aldeanos. —Eres una niña maldita, vete. No me toques —me espetó una compañera en el colegio.Siempre tuve que esconderme, vivir en los rincones como una rata... siempre en la oscuridad.Si los omegas eran e
3Evelyn5 años despuésUn dolor sordo en mi estómago me hizo doblarme en dos en medio de la sala de estar. Los papeles que tenía en la mano cayeron al suelo.—¡Mierda! —murmuré entre dientes, sin poder evitarlo.Sofía, que estaba a mi lado, me miró con preocupación.—Creo que mi hermano está con Serena —susurró en voz baja.Desde que me convertí forzosamente en la Luna, todo había cambiado entre Sofía, la princesa de la manada, y yo, una simple esclava. El consejo de ancianos exigió que cumpliera mi papel, aunque nunca hubo una ceremonia. Pero el Alfa ya me había marcado aquella noche de luna llena.Respiré hondo, tratando de ahogar el dolor. Nunca es tan fuerte, así que sé que no es sexo… pero igual duele, y mi corazón se resiente.—Estoy bien. Lleva los papeles a la oficina y habla con el Beta para que organicen la ayuda en la frontera —dije con una sonrisa forzada.Sin esperar respuesta, giré sobre mis talones y me dirigí al despacho de Magnus. El supuesto todopoderoso.
4 Magnus Lo vi irse, y por un momento, tuve el impulso de levantarme y salir tras ella. Pero no lo hice. Serena se acercó de nuevo, y aunque mi cuerpo me pedía apartarla, no pude. La sentí en mi regazo, cálida y familiar, como una constante en mi vida. Pero algo en mí no estaba bien. Algo me hacía retenerme. "Eres un idiota", refunfuñó Cerverus, mi lobo, su voz áspera y cargada de desaprobación. "Cállate", le respondí, apretando los dientes, sintiendo cómo su queja se esparcía por mi mente. "Serena es nuestro amor, siempre lo ha sido", le recordé, aunque sabía que mis palabras no eran suficientes para calmarlo. "Solo el tuyo", contestó de mala gana, retirándose a un rincón en el fondo de mi mente, como si no quisiera saber nada más. Pero su presencia seguía allí, incómoda, incompleta. —Estás distraído —ronroneó Serena, sus palabras suaves mientras se acomodaba sobre mí. Sentí cómo su cuerpo se pegaba al mío, buscando la cercanía que solíamos tener. Pero al intentar besarme
5EvelynLa angustia en mi pecho aumentó mientras el doctor me miraba, y algo en su actitud me incomodaba, como si quisiera juzgarme, como si mi presencia no fuera bien recibida. Pero cuando sus ojos finalmente se fijaron en Kasius, su rostro cambió. Su mirada se suavizó, y por un breve momento, me sentí como si él viera lo que yo veía, como si sintiera lo que yo sentía por mi hijo.—¿Qué tiene mi hijo? —pregunté, las palabras saliendo apresuradamente, como si de ellas dependiera su vida. La respuesta que esperaba nunca llegó en forma de consuelo, sino como una sentencia fría y directa.—Kasius tiene un virus que está deteriorando su sistema nervioso y sus pulmones con bastante rapidez —dijo el médico, sin rodeos. Cada palabra fue como un golpe directo en mi pecho—. Tiene que inyectar equinácea con suma urgencia o el joven alfa puede morir.La noticia me paralizó, y por un segundo, no pude moverme. Mi hijo... puede morir... Mi mente comenzó a girar a mil por hora, buscando solucio
6EvelynQuise caminar más, pero tres guardias me retuvieron con brusquedad. Antes de que pudiera reaccionar, me lanzaron al suelo, con las manos fuertemente presionando mis brazos. —Perra… ¿Crees que puedes entrar como lolita por su casa? — preguntó uno de los guardias, su tono burlesco perforando la calma que intentaba mantener.—Soy tu luna… No tienes derecho a tratarme de esa manera — le dije con dificultad, sintiendo cómo mi cuerpo se resistía a la presión de sus manos. Pero mi determinación no vacilaba.Otro de los guardias se abofeteó la cara, como si yo fuera la esclava sumisa de hace cinco años. Un hilo de sangre bajó por la comisura de mi boca por el impacto, pero no le presté atención. Sabía que no podía perder tiempo con ellos.—Necesito esa medicina y van a dármela. La vida del heredero al trono está en juego —les amenacé, con la voz cargada de urgencia.—¿De verdad piensas que vamos a creer eso? Solo eres una esclava jugando a ser luna —se burlaron, y sus risas ll