54. Feromonas y drogas

54

Serena

Estaba entrando a mi oficina esa tarde para buscar unos documentos cuando vi una figura alta e imponente esperándome. Tragué grueso.

—Tío Nicolás… ¿qué haces aquí? —saludé, tratando de recomponerme.

Él me dedicó una mirada fría y cortante.

—¿Me puedes decir por qué, después de seis meses, aún no eres la Luna de esta manada? —me pregunta con irritación— ahora esa esclava rebelde regresó ¿Qué harás?

Apreté la mandíbula.

—Tío… Ahora Cerverus no me quiere ver, y Magnus se pone agresivo. Ha habido muchos en la manada que han terminado golpeados o, peor aún, en coma, solo porque Magnus los escucha hablar mal de esa maldita esclava —le di una excusa muy convincente.

—Ese no es mi problema —espetó con dureza—. Si no te apuras, vamos a estar en problemas. La farmacéutica necesita una inyección de capital, así que drógalo, mátalo, amárralo… haz lo que te dé la gana, Serena, pero haz algo.

Su amenaza me cayó como una losa, pero yo ya había intentado todo.

—La droga no funciona si no pu
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