—Gracias por su compra. —Dijo la cajera entregándole la bolsa de compras. Gabriel solo asintió y se encaminó hacia la puerta de salida.Sacó su celular y comenzó a ojear su agenda. No tenía nada más que hacer el día de hoy y con todo el asunto de la fiesta de cumpleaños tanto las chicas como Javier estarían ocupados. Suspiró al abrir la puerta y continuó su caminar sin rumbo fijo.Desearía encontrar algún pasatiempo o trabajo de medio tiempo pero no podía darse ese lujo ya que pronto comenzaría la universidad. El sonido de su móvil le sacó una sonrisa a sabiendas de a quien pertenecía ese distintivo tono que había elegido para Aarón.—Hola, Gabi. ❤️ —Leyó en el chat de WhatsApp. Colocó un emoji de saludo cordial pero lo borró al instante. Escribió “Hola” pero también lo sintió vacío así que lo borró. Suspiró y guardó el móvil dispuesto a llamarlo cuando llegara a casa. Para ese momento los demás ya deberían haberse ido así que tendría libertad para hablar.—Oye, de casualidad ¿Lleva
Madrid,España. Octubre,2018. You are the music in me 🎶 El ritmo armónico de la canción,de la película High school music,retumbó en la habitación. La canción en sí,no significaría un problema en el sueño de otra persona,pero para Abril,la dueña de aquel móvil que sonaba,sí que lo era. Desde pequeña había tenido el sueño bastante ligero,por ello se obligaba a dormir con los ojos cubiertos, ya fuera por una almohada o por el peculiar antifaz rosa que ella misma había diseñado con piedras color carmín. Estiró su mano a regañadientes, cualquiera que la conociera sabría de sobra que si detestaba algo en el mundo,era que interrumpieran su sueño. Al ver que sus intentos de tomar el teléfono sin necesidad de moverse no funcionaban,tuvo que quitarse el antifaz. Bostezó. Aún tenía la pereza del sueño interrumpido. Extendió su mano una vez visualizó el móvil y se arrastró un poco sobre el colchón hasta palpar el mini iPhone 5 con cubierta rosa. Su intención era colgar y volver a dormir,pero
El rector no parecía prestarles atención,al contrario,se miraba exhausto,excepto por cuando entraron que les había mirado por un breve segundo. En este momento parecía concentrado en los documentos que tenía en sus manos y firmaba con total elegancia. El escritorio era de caoba,se notaban los detalles,tras de él estaban las persianas que asomaban al patio de la universidad. Al lado del taburete tenía una pequeña plantita en una maceta, parecía bien cuidada pero no tenía ningún tipo de flor que pudiera identificarla. Tras de ellas,había un sofá de cuero. En tanto lo vio sintió deseos de sentarse en él,se veía cómodo. Abril,no le dio mucha importancia a lo que hacía,quería creer que era solo papeleo absurdo. Lo que no podía evitar mirar era los labios y cada parte del pelinegro. Que a sus veintinueve años había logrado convertirse en director de una universidad privada. Según lo que sabían,el anterior director era padre del chico y en tanto terminó la universidad heredó la responsabil
Caminar a casa se había convertido en una utopía para Abril. Primero; porque le avergonzaba que alguno de sus vecinos la hubiera visto correr en pijama. No quería imaginar lo que pensarían de ella. Segundo; porque desde que salió de clases,imaginaba ver al director por todos los lugares por los que transitaba. Tercero y más importante; la ropa que llevaba se sentía ajena a su cuerpo. Debía agradecer por tenerla y no regresar en pijama,ni pasarse las horas en clase con ella,pero no le agradaba el olor a ropa guardada. El claxon de un auto tras ella le provocó un susto de muerte. Estaba en la acera pero no sabía con qué clase de locos se podría encontrar hoy en día. Suspiró al ver que se trataba de Mayo, en su auto descapotable. Un BMW, serie 5,de color rosa. El mismo automóvil con el que siempre había soñado. —¿Te asusté? —Preguntó bajando sus lentes de sol,estacionando el coche en la acera. Abril la observó por un momento. Mientras mantenía las manos en el volante,se podía v
—¿Qué haces ahí? —Preguntó el director abriendo la puerta,una vez que Abril había decidido marcharse. La chica se giró tímidamente—. Entra. Para Abril esas palabras fueron una orden. Sin decir nada se acercó a él. Javier se hizo a un lado dejándola pasar. Se quedó de pie,trás él,mientras el mayor cerraba la puerta. Observó el lugar; había un recibidor con muebles de caoba con algunos cojines color blanco y negro y una chimenea detrás. Sobre la encimera de granito habían varias fotos enmarcadas que no podía ver a simple vista. Y un jarrón debajo de ella. En la mano derecha de la sala estaba el mástil de una puerta de color caoba,con cortinas colgantes y unas escaleras del mismo color,del otro lado de la sala que no pasaban desapercibidas. —Toma asiento. —Pidió quitando el abrigo de la chica—. ¿Quieres algo de tomar? —Preguntó amablemente. No parecía tener el típico tono altanero de siempre. Por un momento, mientras quitaba el abrigo,su dedo tocó la piel de Abril. Pero se apartó u
Era lunes por la mañana, habían pasado cuatro días desde que vio al pelinegro,no fue a la escuela el viernes,día después de la "Fantasía" la había nombrado así porque no quería darle más importancia de la que él le había dado,agradeció que no hubiera tocado su pureza,tal vez lo pensaría mejor la próxima vez, antes de liarse con alguien. Al menos eso se repetía a sí misma,porque su cuerpo no lo entendía,haber sido tocada por él se aquella manera había tenido las mismas consecuencias que si hubieran hecho el amor. Desde aquel día, se sentía diferente sus pechos dolían,su parte íntima se sentía extraña,al igual que su cavidad trasera. Su cuerpo en general había cambiado. —No juegues con la comida. —Ordenó sereno,una voz masculina desde el otro lado del comedor. Abril asintió sin poder contradecir a su padre. Envolvió el espagueti con el tenedor que segundos antes usaba para golpear la mesa y se lo llevó a la boca. No le apetecía comer y aún menos si era junto a su padre. Lo amaba,era
Giró al ver el causante de sus latidos acelerados, definitivamente era él,el guapísimo director con el que había estado hace varias noches. —¿Quieres que te lleve a casa? Tu chófer ya se ha marchado. —Le susurró Javier en el oído izquierdo para que Mayo no lo oyera, había escuchado la conversación de ambas chicas. No había enojo ni burla en su voz,sino preocupación. Sabía que el hecho de que Abril estuviera tan distraída como para no recordar el día festivo,era su culpa en gran manera. La chica seguía estática,sin poder articular palabra. De pie,con las manos del mayor rodeando sus caderas y el teléfono en su oreja derecho. No sabía qué hacer con su mano izquierda,si golpear a Javier y salir corriendo de allí a toda velocidad o rodearlo y besarlo de nuevo. Porque de algo estaba segura, quería probar sus labios una vez más. Miró su atuendo,llevaba el mismo top que de costumbre;una camisa de seda, blanca,manga corta,desabrochada y unos pantalones negros de seda,junto con unos zapato
Ya había anochecido cuando Javier estacionó el automóvil en la entrada de su casa y se dispuso a bajar,no apagó el motor ni las luces, simplemente cerró la puerta. Caminó hasta estar cerca de la casa y tocando un botón que previamente había sacado de su bolsillo, levantó el techo trasero de madera,como si de una puerta corrediza se tratara,dejando notar una puerta de metal en el interior. Resultaba ser una puerta que guardaba una puerta levadiza de hierro en su interior. Abrió la segunda puerta luego de introducir la llave y elevarla,entonces se visualizó la marquesina donde guardaba su coche. Regresó a la entrada y abrió el automóvil,al estar dentro condujo nuevamente hasta ingresarlo en ella. Salió del auto y de la marquesina, repitió el proceso hasta dejar el lugar cerrado. Guardó las llaves en su bolsillo derecho y se encaminó a la casa. Debía mentalizarse lo que haría a partir de ahora,lo último que deseaba era herir a la chica pero ya lo había hecho,lo sabía perfectamente.