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Abril y Mayo
Abril y Mayo
Por: Runhy 🖤
Al despertar en un lugar desconocido.

Abril despertó por los rayos de sol que se filtraban por las ventanas de un lugar totalmente extraño para ella,sin embargo,en ese momento lo único en lo que podía pensar era en el incesante dolor en su espalda y los recuerdos vagos de la noche anterior que no dejaban de invadir su mente.

Se sentó sobre la cama tratando de recordar, pero nada,no recordaba lo que había sucedido.

Al notar que estaba desnuda enrollada en aquellas sábanas blancas se encogió en la cama y se llevó la mano hacia su parte baja, estaba cubierta de algo pegajoso,al palparlo negó con la cabeza tratando de sacar la idea de lo que se le ocurría podría ser aquello.

No podía ser posible que hubiera hecho algo cómo eso y ni siquiera fuera capaz de recordar lo sucedido. Su último recuerdo era estar en un bar con Mayo,su mejor amiga. Javier, el director de su universidad con el que recientemente había comenzado una relación indefinida y Gabriel,el primo de este último.

Aún así, si se trataba de él,esa noche no había sido diferente de las demás y solamente se habrían besado hasta que sus labios se inflamaran y sus cuerpos rogaran por más y en ese momento ella lo detendría dejándolo con el deseo a flor de piel ya que era incapaz de hacer ese tipo de cosas y él respetaría su decisión.

Aunque en este momento la situación era evidente; despertar en una habitación extraña y estar adolorida y magullada,sin tener recuerdos de lo que pasó la noche anterior, daba mucho qué pensar y eso la asustaba y la hacía sentir ansiosa e impotente. Sin saber qué hacer estaba empezando a entrar en pánico.

Respiró profundo tratando de calmarse,lo primero era salir de ese lugar,se levantó de la cama ignorando el dolor al poner los pies al suelo.

Se sorprendió al notar que el lugar era muy elegante y lujoso. Con muchos muebles hermosos; una cama elaborada, una gran chimenea y un gran espejo. Un anaquel repleto de libros que le daban un toque intelectual, pero también acogedor. Además de un gran armario con vestidor, la habitación tenía una cantidad de espacio exagerado.

Está de más decir que era definitivamente un lugar donde cualquiera podría relajarse y disfrutar, sin dejar de ser sofisticado pero en este momento le resultaba aterrador. Los psicópatas en su mayoría suelen vivir de esta manera.

Se apresuró a ir al armario y al abrirlo, como imaginó sólo había ropa de hombre, es por eso que tomó la primera camisa que encontró.

Salió por la única puerta de la habitación que quedó hacia un pasillo bastante largo, que reconocía. ¡Era la casa de Javier! Había estado allí una vez y por eso no lo recordaba tal cual.

Caminó hacia el centro y vio una escalera con barandillas cristalinas,miró hacia abajo y allí estaban desayunando de lo más tranquilos sus tres acompañantes de fiesta,entre ellos aquel al que se había entregado la noche anterior.

En tanto lo vio el temor en su cuerpo desapareció,si había sido con él no debía haber ningún problema pero aún así le molestaba no poder recordarlo, además si estaba ebria ¿No se considera como unilateral? Porque si ella hubiera estado en sus sentidos no habría pasado.

Bajó por las escaleras de madera que daban hacia ellos,el director le sonrió en cuanto la vio. Ella sólo sonrió levemente mientras miraba con recelo como todos llevaban la ropa de la fiesta. Ella era la única que se veía tan patética y eso realmente le incomodaba.

—Buenos días, Abril. Hasta que al fin despiertas. —Masculló Mayo en un tono brusco. Abril se llevó la mano a la cabeza.

—¡Ssss! Me duele la cabeza,no grites. —Ordenó malhumorada. De inmediato la sala se llenó de risas por parte de los presentes. Abril frunció el ceño—. ¿Qué?

—Mayo,no ha gritado. Si acaso habló. —Opinó Javier burlón. Abril chasqueó la lengua.

—Veo que fue una buena noche para ustedes ¿Mayo ya no es la señorita Lombardi? —Cuestionó un tanto disgustada,no le molestaba que se llevara bien con su amiga,de hecho le había pedido a ambos que intentaran hacer las pases pero que Mayo dejara que él hiciera con ella lo que quiso en la noche, la hacía sentir traicionada.

—Son sólo formalidades de trabajo pero en estos momentos son mis invitadas. —Contestó Javier. Abril pasó saliva, acercándose hasta tomar asiento al lado de Mayo que comenzó a examinarla con la mirada al verla actuar rígida—. aquí no son mis alumnas. —Añadió.

—¿Puede darse el lujo de separar las cosas? —Murmuró armándose de valor mientras sentía los latidos acelerados de su corazón. Javier no respondió,en su lugar se limitó a colocar un plato con dos tostadas frente a ella, junto a un vaso de jugo de naranja y café.

—Disculpa el pésimo desayuno, usualmente no como en casa y estos dos no han querido ayudar en nada. —Refirió bromista,tal vez tratando de cambiar el aire tan denso que se había formado en tanto Abril llegó.

—¡Yo no sé cocinar, pero de haber sabido que ibas a estar de latoso todo el día te ayudaba! —Se defendió Gabriel siguiéndole la corriente mientras miraba a Abril que estaba tomando del café.

—A mí no me interesa la cocina. —Admitió Mayo alzándose de hombros mientras se limitaba a observar su móvil.

—¿Usted ha preparado todo? —Preguntó Abril a Javier que asintió sonriendo al verla más calmada—. Ya veo, todo sabe muy bien...

—Pero sólo has probado el café. —Observó atento—. Abril, ¿Estás bien? Pareces más distante de lo normal.

—Estoy bien,es sólo que yo no sé cocinar pero imagino lo difícil que debe ser. —Musitó. Gabriel soltó una risilla.

—¿De qué te ríes? —Intervino Mayo al rescate de su amiga que conociéndola no podría defenderse por sí sola—. Cocinar es muy difícil,si no ¿Por qué hay tan pocas personas que saben hacerlo? —Inquirió segura de sí misma. Gabriel asintió conteniendo la risa.

—Si lo sabré yo que no sé cocinar... —Concordó el rubio cuando al fin pudo dejar de reír—. Es que Javi siempre ha querido una novia chef, supongo que se le fue el sueño. —Añadió volviendo a reír, recibiendo una mirada asesina de parte del pelinegro.

—No le presten atención,en realidad no es tan desvergonzado cómo parece. —Instó Javier en broma.

—No lo sé,tal vez es algo de familia. —Masculló Abril para sorpresa de los demás.

—¿Qué? —Inquirió Javier sin poder creer lo que había escuchado.

—Entonces ¿Yo tenía razón y solamente es un pervertido? —Preguntó Mayo entusiasmada con la idea. Javier chasqueó la lengua al ver cómo cambió su actitud repentinamente.

—¿No habíamos hecho las paces? —Cuestionó disgustado.

—Si le hiciste algo a Abril nuestro acuerdo se termina. —Sentenció. Javier suspiró, entendía que lo viera de esa manera pero esas nunca habían sido sus intenciones con Abril,tal vez en el fondo era un poco pervertido,pero ¿No se supone que todas las personas lo son?

—Parece que todavía hay algo de alcohol en tu sangre. —Murmuró con una mirada gélida,tan fulminante que la rubia lo sintió cómo una estocada al corazón. Él suspiró y se resignó a leer las notificaciones en su teléfono móvil, cómo era fin de semana no tenía mucho qué hacer por eso pensó pasar el día en casa pero por lo visto su plan se había arruinado—. Toma el café,Abril. Te quitará la resaca. —Aconsejó el pelinegro.

—¿Cómo es que puedes ser tan descarado? —Inquirió Abril obteniendo toda la atención de Javier que quedó de piedra al ver las lágrimas descendiendo de los ojos de la rubia.

—Abril. —Musitó tratando de encontrar el motivo del sufrimiento de la chica pero evidentemente él era el problema,por lo que no supo qué decir o hacer más que escucharla.

—Aun cuando te había dicho que no quería,yo te dije que lo primero para mí era la universidad y tú estuviste de acuerdo. Dijiste que estabas de acuerdo... —Sollozó tratando de secar sus propias lágrimas, inútilmente,ya que éstas no paraban de brotar—. Prometiste que yo era lo más importante para ti pero ahora,te aprovechas de que estaba ebria.

—Abril,eso no es verdad,lo que estás pensando ahora,no es lo que sucedió. —Aseguró al entender la situación.

—Entonces ¿Qué es lo que pasó? —Cuestionó en un tono alto. Javier se levantó de su asiento y se encaminó hacia ella con una mirada completamente diferente en su rostro. Una mirada única e irremplazable. Sin poder controlar sus impulsos no hizo más que aceptar sus caricias que buscaban eliminar el rastro de lágrimas en su rostro. Sabía que debía correr de allí,si él realmente era ese tipo de persona no debía dejar que la tocara pero cuando lo hacía él se sentía tan bien que no podía evitarlo—. Porque yo no lo entiendo...

—Lo lamento,debí haberte explicado lo de anoche,es sólo que pensé que tendrías una idea de lo que sucedió. —Dijo deteniendo el suave toque de sus manos—. Nunca he obligado a ninguna mujer a estar conmigo y te aseguro que tú no serás la excepción. —Afirmó. Abril pasó saliva al sentir cómo nuevamente su mirada cambiaba a una de intimidación—. Te lo diré todo, así que escucha con atención.

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