—¿Qué haces ahí? —Preguntó el director abriendo la puerta,una vez que Abril había decidido marcharse. La chica se giró tímidamente—. Entra.
Para Abril esas palabras fueron una orden. Sin decir nada se acercó a él. Javier se hizo a un lado dejándola pasar. Se quedó de pie,trás él,mientras el mayor cerraba la puerta. Observó el lugar; había un recibidor con muebles de caoba con algunos cojines color blanco y negro y una chimenea detrás. Sobre la encimera de granito habían varias fotos enmarcadas que no podía ver a simple vista. Y un jarrón debajo de ella. En la mano derecha de la sala estaba el mástil de una puerta de color caoba,con cortinas colgantes y unas escaleras del mismo color,del otro lado de la sala que no pasaban desapercibidas. —Toma asiento. —Pidió quitando el abrigo de la chica—. ¿Quieres algo de tomar? —Preguntó amablemente. No parecía tener el típico tono altanero de siempre. Por un momento, mientras quitaba el abrigo,su dedo tocó la piel de Abril. Pero se apartó un poco,al sentir la incomodidad de la chica. Terminó de quitar el abrigo y lo colgó cerca de la puerta. —Un vaso con agua estaría bien. —Susurró avergonzada, mientras caminaba hacia los muebles. En otra ocasión se habría negado pero desde que llegó tenía un nudo en la garganta que pensó sería más llevadero con agua. El pelinegro asintió y caminó hasta atravesar las cortinas caracol. Abril aprovechó la ausencia del mayor y se sentó con el bolso en su regazo, estaba demasiado nerviosa como para hacerlo mientras él estaba presente. Al poco tiempo Javier regresó con una bandeja de aluminio con una jarra de cristal llena de agua y dos vasos de cristal sobre ella. Los colocó sobre la mesita del centro y se sentó junto a la chica. Abril se regañó internamente, mientras veía como el director vertía agua en uno de los vasos. Debió haber elegido uno de los muebles pequeños, así no habría manera de que se sentara a su lado. —Tenía dudas respecto a si vendrías o no. —Dijo el mayor entregándole el vaso con agua. Mientras la pelirrubia mantenía su mirada al frente. —Gracias. —Dijo la chica tomando el vaso. Tratando de controlar el temblor en su voz e ignorar lo que había dicho el pelinegro. Cosa que no pasó desapercibida para él. —Abril,me- —¿Ya no soy la señorita Abril? —Preguntó dejando a un lado la timidez. No se creía que la tuteara después de lo que le había dicho en la tarde. Javier negó. —Ahora eres mi invitada. No una alumna universitaria. —Aclaró. Abril chasqueó la lengua enojada y se levantó. Antes de que pudiera dar un paso más,el mayor se levantó y agarró su mano a la par que lo hacía. Abril no pudo reaccionar,antes de que pudiera hacerlo los labios de Javier se posaron sobre los suyos. Debía apartarse y lo sabía pero el beso ya había empezado. Sus labios sabían a enjuague bucal. Los de Abril a chicle de sandía. Los sabores se mezclaban en una danza armónica entre sus lenguas. Javier soltó la mano de la chica y sostuvo su cadera apegándola a su cuerpo. Abril podía sentir su dureza sobre la ropa,lo que la asustó. Había llegado demasiado lejos con el director. Lo detuvo por instinto pero él mantenía su cuerpo apegado al suyo. Palpó su pecho,era un hombre realmente ejercitado,aunque no había necesidad de tocarlo para saberlo. Lo miró por reflejo,quería explicarle que no podían hacer ese tipo de cosas entre ellos pero su deseo fue mayor,lo sabía,no importaba cuánto intentara ocultarlo. Deseaba a ese hombre desde el minuto cero en que lo vio. Sus manos que antes se ocupaban de separar sus labios,en este momento se encontraban rodeando su cuello, dándole libre entrada a lo que deseara hacer. Javier no desaprovechó la oportunidad y volvió a besarla. Con pasión,sin decoro. No le importaban las consecuencias que acarrearían sus acciones. Abril pasó su mano por debajo del cabello del chico y le dio un suave apretón,mientras profundizaba el beso. Él ingresó su mano en la parte trasera de la mini falda de la rubia. Le apetecía probarla de todas las maneras posibles. Pasó sus manos por su hermoso durazno, sintiendo lo redondo que era, comenzó a masajear alrededor se su entrada. Para Abril la sensación era extraña pero no molesta,estaba tan excitada que soportaría cualquier cosa. Esta vez quién deshizo el beso fue Javier. —Si quieres que me detenga,este es el momento. —Advirtió ante la mirada desconcertada de la chica. Abril negó, no quería que se detuviera,sabía que el cosquilleo entre sus piernas se detendría junto con él. Lo besó de nuevo y él nuevamente se apartó—. Ven. Ordenó. Al menos así fue como Abril lo escuchó,aun así no podía moverse, sus piernas no le respondían. Javier tomó su mano derecha con delicadeza y la guió hasta las escaleras. Comenzando a subir los peldaños, junto a Abril que solo era capaz de mirar su mano sostenida por el pelinegro. Ni bien llegar a la habitación, Javier comenzó los besos nuevamente. La sentó en la orilla de la cama. Deteniendo los besos por unos segundos para desvestirla. Quitó la camiseta y el collar con rubíes. Los tiró a cualquier lado de la habitación y la recostó. Empezó a besarla nuevamente, dejando un camino de besos desde el cuello hasta el hombro de la fémina. *** Javier se sentó en la orilla de la cama, dejándola a horcajadas sobre esta. Se puso los bóxers y tomó un cigarro de su mesa de noche,lo encendió ante la atenta mirada de la pelirrubia que esperaba que él definiera lo que acababa de pasar, porque ella no podía,no lo sabía. —Vístete. Te llevaré a tu casa. —Ordenó soltando el humo de su cigarrillo. Por un momento Abril pudo notar cierta decepción en su voz. La chica obedeció al director. Se vistió como pudo, aún con el dolor físico y emocional que había sufrido. Su primera interacción sexual debía ser importante, al menos esperaba que él se quedara a su lado,pero ni bien terminó prácticamente la echó de casa. Se hizo una coleta como pudo,sin siquiera peinar su cabello,que seguía empapado del sudor de la pasión. Intentó usar sus tacones pero el dolor en su espalda no la dejaría, optó por llevarlos en las manos. Ni siquiera se duchó,antes de bajar a la cocina, donde la esperaba el pelinegro de pie frente a la estufa. —¿Qué quieres comer? —Preguntó en tanto notó su presencia. Abril lo observó detenidamente,tenía puesta una bata de seda blanca y unas hawaianas azules. Obviamente no planeaba llevarla a casa,al menos no quería hacerlo. —No tengo hambre. —Susurró la chica. Mentía,se moría de hambre pero el orgullo no le permitiría comer nada que viniera de parte de él. —Tienes que comer. —Opinó el director. La chica negó con la cabeza. —Comeré cuando llegue a mi casa. —Dijo tajante. Esperando que Javier entendiera el mensaje pero él solamente asintió. —Me cambio y nos vamos. —Dijo haciendo amague de regresar a la habitación. —No es necesario. —Aseguró fuerte y claro para que el mayor escuchara pero terminó por oírse como si estuviera enfadada. Pasó saliva—. No sería buena idea... Tomaré un taxi desde aquí. —Dijo tratando de enmendar la situación. Javier no estaba de acuerdo pero respetó su decisión. Dicho esto, llamó al taxista que la había llevado y le había dejado su número de teléfono personal, el cual no tardó en ir por ella. No hubo despedida emotiva entre ellos,ni nada parecido,solo un fugaz adiós.Era lunes por la mañana, habían pasado cuatro días desde que vio al pelinegro,no fue a la escuela el viernes,día después de la "Fantasía" la había nombrado así porque no quería darle más importancia de la que él le había dado,agradeció que no hubiera tocado su pureza,tal vez lo pensaría mejor la próxima vez, antes de liarse con alguien. Al menos eso se repetía a sí misma,porque su cuerpo no lo entendía,haber sido tocada por él se aquella manera había tenido las mismas consecuencias que si hubieran hecho el amor. Desde aquel día, se sentía diferente sus pechos dolían,su parte íntima se sentía extraña,al igual que su cavidad trasera. Su cuerpo en general había cambiado. —No juegues con la comida. —Ordenó sereno,una voz masculina desde el otro lado del comedor. Abril asintió sin poder contradecir a su padre. Envolvió el espagueti con el tenedor que segundos antes usaba para golpear la mesa y se lo llevó a la boca. No le apetecía comer y aún menos si era junto a su padre. Lo amaba,era
Giró al ver el causante de sus latidos acelerados, definitivamente era él,el guapísimo director con el que había estado hace varias noches. —¿Quieres que te lleve a casa? Tu chófer ya se ha marchado. —Le susurró Javier en el oído izquierdo para que Mayo no lo oyera, había escuchado la conversación de ambas chicas. No había enojo ni burla en su voz,sino preocupación. Sabía que el hecho de que Abril estuviera tan distraída como para no recordar el día festivo,era su culpa en gran manera. La chica seguía estática,sin poder articular palabra. De pie,con las manos del mayor rodeando sus caderas y el teléfono en su oreja derecho. No sabía qué hacer con su mano izquierda,si golpear a Javier y salir corriendo de allí a toda velocidad o rodearlo y besarlo de nuevo. Porque de algo estaba segura, quería probar sus labios una vez más. Miró su atuendo,llevaba el mismo top que de costumbre;una camisa de seda, blanca,manga corta,desabrochada y unos pantalones negros de seda,junto con unos zapato
Ya había anochecido cuando Javier estacionó el automóvil en la entrada de su casa y se dispuso a bajar,no apagó el motor ni las luces, simplemente cerró la puerta. Caminó hasta estar cerca de la casa y tocando un botón que previamente había sacado de su bolsillo, levantó el techo trasero de madera,como si de una puerta corrediza se tratara,dejando notar una puerta de metal en el interior. Resultaba ser una puerta que guardaba una puerta levadiza de hierro en su interior. Abrió la segunda puerta luego de introducir la llave y elevarla,entonces se visualizó la marquesina donde guardaba su coche. Regresó a la entrada y abrió el automóvil,al estar dentro condujo nuevamente hasta ingresarlo en ella. Salió del auto y de la marquesina, repitió el proceso hasta dejar el lugar cerrado. Guardó las llaves en su bolsillo derecho y se encaminó a la casa. Debía mentalizarse lo que haría a partir de ahora,lo último que deseaba era herir a la chica pero ya lo había hecho,lo sabía perfectamente.
—¡Que me prestes atención! —Exclamó Mayo,molesta con su mejor amiga. Habían estado estudiando toda la tarde desde que Abril llegó a su casa. Ni siquiera la saludó antes de entrar a la ducha y ahora que habían hecho una pijamada para quedarse estudiando. Ni siquiera le prestaba atención. —¿Eh? —¡Joder Abril! —La rubia miró a su amiga,había olvidado por completo que estaban estudiando para la práctica de psicología jurídica de Abril y como siempre, Mayo prometió ayudarle a estudiar—. te he estado hablando durante dos horas sobre esta m****a. Ya sabes que yo soy la que ignora la tarea, tú eres la luchona que ve por su futuro desde ahorita y no se perdería una oportunidad de quemarse las pestañas estudiando. —Se quejó la castaña. La rubia estaba estática. Mayo suspiró. Trataba de descifrar a su amiga pero ni siquiera ella lo entendía,no era la versión distraída de Abril ordinaria, tenía un semblante de alegría—. ¡dime ya! ¿Qué te pasa? —No es nada,solo no he podido dormir bien desde aye
¡Hola,hola! no os preocupéis este es un comunicado breve. Primero que nada; gracias por darte una pasadita por acá y llegar hasta aquí,te invito a seguir leyendo,te aseguro que no te arrepentirás, pero primero hay ciertos puntos que deberías saber antes de continuar: Esta historia no está dirigida a todo público, especialmente por su contenido delicado. Las acciones y algunos de los pensamientos de mis personajes no deben ser tomados como forma de ‘expresión’ o ‘estilo’ ni mucho menos puestos en práctica porque muchas son incorrectas, aveces un tanto insensatas e incluso,me atrevería a decir, precipitadas. Cómo ya debieron notar toca temas sensibles, cómo el suicidio,la aceptación personal,la homosexualidad, las autolesiones y la discriminación social,además de cierto contenido erótico,por lo que es solo apta para mayores de edad. En algunos capítulos la historia tiene referencias a la cultura japonesa (ya que varios de los personajes son Otakus/fujoshis/fudanshi,etc…) Por lo que
Era lunes por la mañana y Abril debía ir a clases,no le apetecía después de todo lo que había pasado pero quería ver a Javier y según Mayo, él también lo querría. Pese a que su razón le indicaba que vistiera cómo normalmente lo haría, algo en ella la animaba a vestirse más femenina. Excepto por la mochila en su hombro,no parecía que fuera a estudiar. Sobre todo por la blusa corta que dejaba notar su abdomen. Tenía puesto sus audífonos, mientras se dirigía a la universidad. Se los quitó cuando vio un Mercedes Benz idéntico al de Mayo pero en lugar del color rosa pastel que solía llevar,este automóvil tenía un letrero bastante llamativo con distintos personajes de animes e historietas Yaoi,con la cara sonrojada y miradas sugerentes. Abril chilló emocionada al ver algo como eso,se apresuró a sacar su móvil y tomar todas las fotografías que pudiera antes de que el auto siguiera su camino. —Te dejaré tomar todas las fotos que quieras,no tienes que apresurarlo. —Chilló Mayo tras ell
—¡Venga ya! te ves hermosa. —Afirmó Mayo,tratando de aumentar un poco el autoestima de Abril. Abril suspiró,no es que se sintiera fea con aquel vestuario pero obviamente no podía competir con el atractivo natural de Mayo. Por eso,aunque no lo admitiera se veía a sí misma como una niña comparada con ella. Aún más ese día. Era domingo por la tarde,el día que saldrían de fiesta con Javier y Gabriel. Mayo en su afán de conquistar al rubio había elegido una ropa de vanguardia,con el pelo suelto y una blusa azul que resaltaba su gran busto,mientras que abajo llevaba unos shorts jeans y zapatillas azules que al igual que su maquillaje hacía juego con su blusa. La rubia miró a su amiga de arriba abajo y suspiró,no había manera de competir contra algo así. Junto a ella, se sentía sin brillo, pero Mayo era su mejor amiga y no podía decirle algo así, sobretodo porque sabía que ella no había elegido lucir como una modelo europea. Ambas estaban esperando la llamada de Javier en la habitación
Mayo y Abril estaban en el balcón de la terraza,de la enorme casa de la castaña. Sonó un pitido prominente del celular de Mayo. Era un texto de Gabriel. Días antes se había apuntado el número registrado en los datos que tenía Javier sobre Abril. Pensó en escribirle para ponerse de acuerdo en cuanto a la fiesta,pero disipó la idea imaginando un escenario en donde Mayo se enteraba, tomaba su número y le escribía,con el pretexto de que ella coordinaba todo con relación a eso. Aunque suponía que no era del todo incierto, él se molestaría pero no lo daría a entender. Se había decidido a no escribirles porque no le apetecía tener que dar explicaciones sobre sí mismo,ni ilusionar a Mayo. Pero ella no era alguien que tomara un no como respuesta. Mayo desbloqueó el móvil y entró a su chat. Encontró una notificación; era un nuevo mensaje de Gabriel. Hola, Mayo. Soy Gabriel. Me he agendado tu número del directorio de Javi. Estamos cerca de la casa pero el frío de mi primo no puede llegar m