Abril despertó por los rayos de sol que se filtraban por las ventanas de un lugar totalmente extraño para ella,sin embargo,en ese momento lo único en lo que podía pensar era en el incesante dolor en su espalda y los recuerdos vagos de la noche anterior que no dejaban de invadir su mente.Se sentó sobre la cama tratando de recordar, pero nada,no recordaba lo que había sucedido.Al notar que estaba desnuda enrollada en aquellas sábanas blancas se encogió en la cama y se llevó la mano hacia su parte baja, estaba cubierta de algo pegajoso,al palparlo negó con la cabeza tratando de sacar la idea de lo que se le ocurría podría ser aquello.No podía ser posible que hubiera hecho algo cómo eso y ni siquiera fuera capaz de recordar lo sucedido. Su último recuerdo era estar en un bar con Mayo,su mejor amiga. Javier, el director de su universidad con el que recientemente había comenzado una relación indefinida y Gabriel,el primo de este último.Aún así, si se trataba de él,esa noche no había sido
—Mayo dice que les falta poco para llegar. —Informó Gabriel a Javier que, sentado frente a él solamente asintió intentando asimilar la situación—. Entiendo que no puedas darte el lujo de ser visto con ella pero yo podría ir a buscarlas. —No seas estúpido. —Dijo Javier observando el reloj dorado en su mano derecha. Faltaba menos de media hora para su encuentro con Abril, ansiaba verla,imaginaba que esa noche en particular estaría más hermosa que nunca. Él nunca había llegado tarde a una cita y no toleraba la impuntualidad pero si se trataba de ella podía perdonarlo.Paseó su mano derecha por su cabello tratando de mantenerlo en perfecto estado,el vestuario que había elegido estaba diseñado para mezclarse con la multitud y no sobresalir demasiado, pero quería estar a la altura de las expectativas de Abril. Por lo que también le había agregado algunos toques sofisticados, cómo el reloj de oro.—Si Abril no puede entender mis motivos entonces no me importarán los suyos. —Sentenció Javier
—Será mejor que nos detengamos aquí,no es bueno hacer ésto en público. —Aconsejó Abril haciendo un esfuerzo sobrehumano por librarse de los besos de Javier antes de que el tono se elevara y terminaran cómo la última vez.—¿No debería ser yo quien lo diga? Es mi reputación la que está en juego. —Inquirió Javier sarcástico en el cuello ajeno mientras paseaba su mano por las piernas de la chica de una manera sugerente. Abril se estremeció y haciendo uso de todo su cuerpo logró apartarlo.—Yo también puedo decidirlo. —Jadeó la chica. Agradeció que la música siguiera a alto volumen y que ella no era la única en una situación similar, había más de una pareja que parecían dispuestos a llegar a última base en los asientos del lugar.Javier sonrió ladino al ver cómo sus mejillas se tornaron de un color rojo que incluso podía notar a pesar de las luces.Mientras tanto,a unos centímetros de distancia se encontraba Mayo observándolos con recelo. Le había prometido a Abril no intervenir en su rela
...Esto sucedió la noche anterior pero para que puedas entender es necesario retroceder dos semanas en el tiempo; en el incidente que inició todo.You are the music in me 🎶 El ritmo armónico de la canción,de la película; High school music,retumbó en la habitación. La canción en sí,no significaría un problema en el sueño de otra persona,pero para Abril,la dueña de aquel móvil que sonaba,sí que lo era. Desde pequeña había tenido el sueño bastante ligero por ello se obligaba a dormir con los ojos cubiertos, ya fuera por una almohada o por el peculiar antifaz rosa que ella misma había diseñado con piedras color carmín. Estiró su mano a regañadientes. Cualquiera que la conociera sabría de sobra que si detestaba algo en el mundo,era que interrumpieran su sueño. Al ver que sus intentos de tomar el teléfono sin necesidad de levantarse no funcionaban,tuvo que quitarse el antifaz. Bostezó. Aún tenía la pereza del sueño interrumpido. Extendió su mano una vez visualizó el móvil y se arrastró
Habían pasado varios minutos desde que entraron y el rector no parecía prestarles atención, al contrario,se miraba exhausto. Totalmente concentrado en los documentos que tenía en sus manos y firmaba con total elegancia. El escritorio era de caoba,se notaban los detalles, tras de él estaban las persianas que asomaban al patio de la universidad. Al lado del taburete tenía una pequeña plantita en una maceta, parecía bien cuidada pero no tenía ningún tipo de flor que pudiera identificarla. Junto a ellas, había un sofá de piel color negro. Abril,no le dio mucha importancia a lo que hacía, quería creer que era sólo papeleo absurdo. Lo que no podía evitar mirar era los labios y cada parte del pelinegro. Que a sus veintinueve años había logrado convertirse en director de una universidad privada. Según lo que sabía,el anterior director era su padre y este heredó la responsabilidad después de que falleciera. Abril suspiró,no podía dejar de pensar en ello. Heredar una responsabilidad tan gran
Caminar a casa se había convertido en una utopía para Abril. Primero; porque le avergonzaba pensar que alguno de sus vecinos la hubiera visto correr en pijama. No quería imaginar lo que pensarían de ella. Segundo; porque desde que salió de clases,imaginaba ver al director por todos los lugares por los que transitaba. Tercero y más importante; la ropa que llevaba se sentía ajena a su cuerpo. Debía agradecer por tenerla y no regresar en pijama,ni pasarse las horas en clase con ella, pero no le agradaba usar ropa ajena. El claxon de un auto tras ella le provocó un susto de muerte. Estaba en la acera pero no sabía con qué clase de locos se podría encontrar hoy en día. Suspiró al ver que se trataba de Mayo, en su auto descapotable. Un BMW, serie 5,de color rosa. El mismo automóvil con el que ella siempre había soñado. —¿Te asusté? —Preguntó bajando sus lentes de sol,estacionando el coche en la acera. Abril la observó por un momento. Mientras mantenía las manos en el volante,se podía ve
—¿Qué haces ahí? —Preguntó el director abriendo la puerta, una vez que Abril había decidido marcharse. La chica se giró tímidamente—. Entra. Para Abril esas palabras fueron una orden. Sin decir nada se acercó a él. Javier se hizo a un lado dejándola pasar.Ella se quedó de pie,trás él,mientras el mayor ponía cerradura a la puerta. Observó el lugar; había un recibidor con muebles de caoba con algunos cojines color blanco y negro y una chimenea detrás. Sobre la encimera de granito había varias fotos enmarcadas que no se podían ver a lo lejos. En la mano derecha de la sala estaba el marco de una puerta con cortinas de coral junto a unas escaleras color caoba que no pasaban desapercibida.—Toma asiento. —Pidió quitando el abrigo de la chica—. ¿Quieres algo de tomar? —Preguntó amablemente. No parecía tener el típico tono altanero de siempre. Por un momento, mientras quitaba el abrigo,su dedo tocó la piel de Abril. que se estremeció al acto. Él se apartó al sentir la incomodidad de la c
—El desayuno está listo, jovén. —Informó una voz masculina detrás de la puerta,luego de haber dado unos breves toques. —Lo sé. En un momento bajo. —Afirmó un chico rubio desde su habitación, mientras sostenía una mochila atada a una soga. En tanto escuchó los pasos aislados del mayordomo se encaminó a abrir la ventana cristalina que se vislumbraba al otro lado de las cortinas azules que pregonaban en lo blanco de su habitación. Al abrirla dejó caer la mochila por la ventana, amarrando la soga a la cortina. Se acicaló un poco el cabello y haciendo uso de la soga, salió por la ventana,cayendo sobre el césped del jardín trasero de la casa,dio un último vistazo atrás recordando su pasado; la fuente frente a la casa que se había acostumbrado a ver,el jardín en el que tantas veces jugó y la enorme casa en la que había nacido y crecido hasta sus diecinueve años actuales. Para algunos sería un privilegio vivir en una familia adinerada y no habría motivo alguno para escapar de una vida de l