No recordaba que mi cama fuera tan cómoda ni que mis sábanas fueran tan suaves. Mi cuerpo se siente especialmente relajado, así que me niego a salir de la cama para alargar esta agradable sensación. Giro para descansar boca abajo, pero al sentir un cuerpo cálido a mi lado, abro los ojos de golpe.
Nunca había dormido con alguien, así que parece que la virginidad de la que estaba tan orgullosa se esfumó anoche y ni siquiera sé cómo terminé aquí y así con este hombre. ¿cómo es posible perder la virginidad y no recordarlo? ¿siquiera lo disfruté? Frunzo el ceño y me regaño mentalmente, pues no debería estar pensando en eso.
Lo importante es saber cómo terminé en esta situación, no si tener sexo es tan bueno como todos dicen. Lo último que recuerdo es que me arreglé para ir a una discoteca con mis compañeros de facultad y que la estaba pasando bien.
¡Oh, por Dios! Siento que voy a entrar en pánico, voltéo a ver al hombre a mi lado y nuevas preguntas llegan a mi mente ¿Usamos preservativo? Espero que sí, no quiero una enfermedad de transmisión sexual ni un embarazo.
Me siento en la cama suavemente tratando de no despertar al atractivo desconocido de labios tentadores y abdominales perfectos.
Mis pies tocan la suave alfombra de la habitación mientras busco desesperadamente mi ropa con la vista. No estoy desnuda, pero no puedo considerar ropa a las prendas que llevo puestas. Es una bata corta de tirantes, de seda blanca, y debajo no hay nada más. Ya me revisé.
Mi ropa no está aquí, pero sobre el respaldo de una silla hay un hermoso vestido blanco de novia, zapatos altos blancos y, en el tocador de madera, un velo. Observo con extrañeza esos objetos tan específicos y alzo la mano derecha para mirarla de cerca. En el dedo anular hay un hermoso anillo con una piedra preciosa que parece gritar "sortija de matrimonio".
No tenía la manicura hecha la última vez que me ví, menos he tenido una tan perfecta en la vida.
Camino sigilosamente hacia la puerta que supongo lleva al baño y, una vez adentro, observo mi reflejo en el espejo y sonrío.
—Estoy soñando, no hay otra explicación —me digo en voz baja, mientras refresco mi rostro.
La lista de cosas absurdas desde que desperté es larga. Además de que no siento molestias en mi parte íntima, así que, aunque esté casada, el matrimonio no parece haber sido consumado. El hombre en esa cama parece salido de una revista de modas, no lo imagino conteniéndose para no tener sexo, un hombre así podría tener sexo con la modelo que quisiera, yo no estaría entre sus opciones.
Cepillo mis dientes con el cepillo rosado que encuentro junto al lavamanos y luego tomo un peine para organizar mi cabello. No creo que importe mucho en un sueño, pero, aun así, no puedo evitar tratar de ordenarme antes de regresar a la cama con el hombre que allí descansa. Me recuesto contra el marco de la puerta del baño y observo el lugar con cuidado, tratando de grabar la mayor cantidad de detalles posibles, antes de despertar.
Había escuchado de sueños húmedos, pero nunca había tenido uno. Siempre pensé que empezaban con plena acción, pero parece que mi mente es meticulosa y extrajo de alguna revista o programa de televisión esta habitación perfecta y al hombre atractivo que yace en la cama.
—Bueno, Isabella, si este es un sueño, más te vale aprovecharlo antes de que despiertes. ¡No seas tonta! —me digo en voz baja, aunque con dos emociones opuestas: me divierte la situación, pero también estoy extrañamente nerviosa por lo que voy a hacer.
Subo a la cama y me acuesto al lado de este hombre. Está recostado de lado, así que me coloco en la misma posición y observo sus rasgos con detenimiento. Sin duda, es alto y debe hacer mucho ejercicio a juzgar por su cuerpo bien trabajado. No puede ser solo genética.
Me regaño mentalmente por ese último pensamiento. Si el hombre es producto de mi imaginación, nada tiene que ver la genética; felicito entonces a mi imaginación por el excelente trabajo realizado. Levanto la mano con la sortija y delineo su rostro suavemente con la yema de mis dedos. Su piel bronceada es cálida y agradable al tacto. Paso mis dedos por su cabello y sus ojos se abren lentamente.
Quedo completamente estática y contengo la respiración cuando sus ojos color miel se clavan en los míos. Mi corazón se acelera como si fuera una niña a la que han descubierto haciendo travesuras. Me repito mentalmente que esto es un sueño y sonrío por lo tonta que soy al olvidarlo tan rápido, pero en mi defensa debo decir que se siente tan real.
—Buen día, esposa mía —me dice el hombre con mirada curiosa.
Le sonrío suavemente.
—Tienes una linda voz —digo, reconociendo lo profunda y agradable que se oye—. Buen día, marido con quien sueño.
Él también sonríe.
—¿Soy un sueño? ¿Estás segura? —me pregunta, y vuelvo a sonreír, recordándome que estoy en un sueño y al darme cuenta de que según parece, mi marido de ensueño me quiere hacer una broma.
Mis dedos vuelven a acariciar su cabello y luego bajan a su rostro para delinear su mandíbula, hasta llegar a sus labios. Él muerde ligeramente mi dedo y lo retiro, extrañada por lo real que se siente todo.
—Creo que deberías aprovechar para besarme antes de que te despiertes —dice el hombre de mis sueños con un gesto más divertido que antes.
No puedo negar que eso está en mis planes, pero estaba reuniendo coraje para hacerlo. Mi mente definitivamente hizo un excelente trabajo con la creación de este hombre, hasta le creó una personalidad fuerte, sin llegar a ser bruzco, me encanta.
Acerco mi rostro al suyo y cierro los ojos poco antes de que nuestros labios se encuentren en un beso suave y tentador. Mis manos terminan apoyadas en su pecho mientras su brazo rodea mi cintura y me acerca por completo a él.
—¿Sigo pareciéndote un sueño? —susurra a escaso espacio de mis labios.
—¿Qué otra cosa podrías ser? —pregunto siguiendole el juego a la divertida y excitante fantasía que estoy disfrutando.
Su ronrisa vuelve a surcar su hermoso rostro de hombre y creo que me humedecí. Apartir de aquí, según yo, era que debía iniciar un sueño húmedo.
—Voy a tener que sacarte esa idea absurda de la cabeza —susurra a mi oído y pasa a morder suavemente el lóbulo de mi oreja.Río al principio, al pensar lo bien elaborado que está este guion en mi cabeza.Cada vello de mi cuerpo se eriza de gusto al sentir su respiración cálida desplazarse lentamente por mi cuello y rozar ligeramente la punta de su nariz en el trayecto. De forma inconsciente, levanto la cabeza para que el hombre de mis sueños pueda tener mayor acceso a esa zona, y eso parece gustarle. Lame, besa y succiona la piel de mi cuello en momentos, mientras yo solo cierro los ojos y me dejo llevar por el cúmulo de sensaciones que está generando en mí.Mis manos vuelven a buscar su cabello para enredar mis dedos en él. Pequeños sonidos salen de mis labios sin permiso, pero ahora quiero volver a besarlo; necesito volver a probar sus labios. Eso se ha convertido en una urgencia. Halo ligeramente su cabello, echando su cabeza hacia atrás, y busco nuevamente el contacto, pero ahora
HACE DOS DÍAS—¿Cómo que no la encuentran? —grité tan fuerte como pude al equipo celular pegado a mi oreja—. ¡Tienen dos horas! ¡Dos malditas horas para encontrar a esa mujer!Corté la llamada y apuré a desaparecer el contenido del vaso de licor en mi mano. No otra vez, no me puede volver a pasar. ¿Es acaso esto una maldita broma? Siento cómo la ira burbujeaba en mi estómago y subía hasta mi pecho, amenazando con explotar. Apreté con fuerza el vaso, ahora solo con hielo, y lo levanté amenazadoramente con la intención de estrellarlo con fuerza contra la pared.No pude hacerlo. La mirada de miedo en el rostro de mi secretaria me dijo que debía controlarme y no actuar como un cretino. Pero, ¿cómo esperan que mantenga la compostura cuando parece que nuevamente estoy siendo dejado en el altar?—Déjeme solo, Martha —le dije lo más suave que pude a la mujer, quien no necesitó que le repita la orden y salió apresuradamente de la oficina, cerrando la puerta tras de sí.Dejé el vaso sobre el es
Mis hombres me informaron que el apartamento de Juliana está vacío. Las cámaras de seguridad la captaron saliendo tranquilamente del edificio con tres grandes maletas antes de subirse a un vehículo de alta gama. Recibí el video de uno de mis hombres de confianza en mi laptop y lo observé con incredulidad. Todo parecía ir bien entre nosotros, pero aquí estaba ella, claramente escapando. Juliana no era el amor de mi vida, pero tenía ciertas cualidades aceptables y un cuerpo que compensaba el resto.—¿Qué quiere que haga, jefe? —preguntó Roberto al otro lado del teléfono.—Asigna a alguien para rastrear su paradero, pero por ahora no actúen. Te necesito aquí para resolver un problema más urgente.Retrocedí el video y pausé justo cuando la puerta del vehículo se abrió. No pude ver al hombre que estaba en el asiento trasero, pero sí a quien cargó las maletas en el maletero. La puerta se abrió desde adentro y solo pude distinguir que era un hombre de cabello oscuro, con traje elegante, y qu
—Alexander, arriba —Roberto me sacude con energía y yo solo gruño y pongo una almohada sobre mi cabeza para tratar de amortiguar el sonido de su voz—. Son casi las cuatro de la tarde; tenemos que hablar.—No, no tenemos. Tengo sueño —respondo, dispuesto a dormir.Mi despedida de soltero improvisada había terminado temprano en la mañana, y mi escolta se habían encargado de llevar a las chicas a su casa. La apariencia del lugar es un pequeño recordatorio de todo lo que sucedió anoche: ropa y calzado en el piso, una botella por aquí, vasos con licor a medio terminar por allá y un montón de cosas fuera de lugar.—Sí, sí tienes —dice Roberto, subiendo precipitadamente el blackout de mi habitación, lo que me provoca un malestar enorme por el repentino aumento de luz—. Tengo a una mujer hermosa secuestrada y completamente dopada para poder tenerla lista para la boda mañana, así que tal vez te gustaría conocer su nombre y pensarlo un poco.Me caso mañana, es verdad. Así que, pese al agotamien
Ingreso con paso decidido a un lujoso apartamento ubicado en una exclusiva zona de la ciudad. El gran edificio en el que está ubicado, es por mucho la envidia de toda la zona y el Penthouse que compré para darle gusto a Juliana, es el mejor. No me agrada la decoración tan ostentosa que eligió, pero traté de darle gusto a esa mujer en lo que pudiera y ya ven cómo me pagó.El cerrojo se abre solo con mi huella dactilar y la de Roberto en este momento, así que estoy seguro de que así terminará el efecto de la droga en el organismo de mi "nueva prometida", ella no podría escapar de este lugar, todo el El piso es nuestro, nadie podría escucharla. Encuentro a dos mujeres sentadas en la sala, quienes no solo cumplen su función de guardianas, sino que se están encargando de todas las necesidades de la chica.—Le aseguro que no la reconocerá —afirma con voz de orgullo Jessica—. Ella es linda, pero gracias a nosotras, ahora es hermosa.La otra mujer asiste de manera enérgica y sigue el mismo hil
Hoy es el día de mi boda. Mi abuelo insistió en que pasara la noche en su casa para que todos pudiéramos ir juntos a la iglesia como una gran familia. Anoche, incluso hizo que mis primos y tíos también se quedaran a dormir para compartir un momento familiar. Hacía mucho tiempo que no convivía así con ellos y, sinceramente, no me agradó. Nuestra relación es cordial pero distante, y yo ya me había acostumbrado a eso. Sin embargo, mi primo Sebastián intentó acercarse y entablar conversación como si fuéramos amigos íntimos.Sus miradas fueron tan intensas y burlonas que me hizo preguntarme si sabía algo. Sólo mi círculo más cercano tiene conocimiento de lo que ocurrió con Juliana. Algunas preguntas de Sebastián eran tan específicas que activaron todas mis alarmas. ¿Quién, en su sano juicio, pregunta cuántos días llevo sin hablar con mi prometida? Noté que en la mano derecha de Sebastián llevaba un anillo, así que cuando tenga tiempo y el video haya sido revisado, espero poder ampliar la im
La situación ideal en mi cabeza sería cambiarnos de ropa y partir de una vez a disfrutar de nuestra luna de miel, pero desafortunadamente mi matrimonio es tan atípico que esa idea está descartada por completo. Llegamos al penthouse donde viviremos e ingresamos a la habitación. La mirada de Isabella está un poco inquieta, por eso me pregunto:—¿Estás bien? ¿Necesitas algo? —ella mira la puerta del baño y antes de que su respuesta llegue, obviamente ya la conozco. —si necesitas ir al baño, ve —respondo lo evidente.—No puedo —afirma ella con el rostro un poco más ansioso.La miro sin entender el motivo de esa respuesta, por lo que debo seguir preguntando.—¿Por qué no puedes ir al baño, Isabella?—El volumen de este vestido no me lo permite —ya había detallado lo pesado y voluminoso que es, pero no se me había ocurrido pensar en que con ese vestido, ella necesitaría ayuda para poder ir al baño.—¿Cuántas tiempo llevas aguantando las ganas de ir al baño? —pregunto mientras busco en el int
Me acomodé junto a ella en la cama, pero mirando en sentido contrario. No debo verla; Debo tratar, por el momento, de olvidar que tengo a una hermosa mujer en mi misma cama y sin ropa interior. Río sin gracia al darme cuenta de la tontería que mi mente está haciendo. Estoy pensando en no pensar en algo y, por lógica, lo estoy pensando. No me entiendo. Aprieto con fuerza los ojos y ahora me obligo a contar ovejas, imaginando que saltan una pequeña cerca: patético.Logré dormir un rato hasta que sentí el movimiento de su cuerpo hacia mi lado y su brazo se posó sobre mi pecho. Parece que no ha dormido más que un par de horas, pues sigo teniendo mucho sueño. Entreabro los ojos y, tras un rato, mi vista por fin se acostumbra a la oscuridad y puedo apreciar mejor sus rasgos. Tiene las pestañas largas y un rostro inocente. Me habría gustado tocar su rostro, pero temo que eso la despertaría, así que solo acarició sus brazos hasta que finalmente volvió a quedarme dormido.Ya es de día. Un pequ