Después de un rato de conversación amena entre las tres, la señora Enola decide que ya es muy tarde para seguir despierta. Así que toma a la pequeña y la lleva a su habitación, permitiendo que Sophia y yo podamos hablar a nuestras anchas, sin preocuparnos por el ruido que podríamos hacer y despertar a la bebé.Realmente agradecemos ese gesto, porque aunque nos cae muy bien esta mujer, todavía no somos capaces de hablar con total libertad en su presencia.—Ahora sí, habla —dice Sophia, cambiando el tono cordial que usa cuando hay terceros presentes—. Has pasado casi dos días sin tocar el celular ni mirar ninguna red social, y no te atrevas a decirme que no pasa nada, porque eso no es normal.Ella es así, no muestra su verdadera personalidad a todo el mundo; solo unas pocas personas tenemos el privilegio de conocer su lado menos encantador. Cierro los ojos y cubro mi rostro con una mano, buscando reunir valor para contarle lo sucedido. Intenté por todos los medios que mi relato fuera lo
Hacía muchos años que no sentía que éramos realmente una familia. Estábamos en el apartamento de Noah, bebiendo, hablando y poniéndonos al día. Aquella reunión parecía un confesionario donde nos dijimos lo tontos que habíamos sido y cuánto nos arrepentíamos de distintas cosas. Ya nos hemos perdonado mucho.Al final, solo quedamos en pie Noah, Sebastián y yo, así que volví a tomar la palabra. Mi intervención fue especialmente larga; tenía mucho que decir, y el licor suavizó la salida de todo lo que tenía atravesado entre pecho y espalda.—La vida es demasiado compleja —dijo Noah—. En un momento me siento el dueño del mundo: tengo a la mujer que amo, voy a ser padre y luego, ¡puf! —acompañó ese último sonido con un movimiento de manos—. Hola soledad, bienvenida nostalgia.Entendí su punto. Así me siento con Isabella: como el hombre más afortunado del mundo, como el dueño del diamante que más brilla. Y hace dos días, alguien lo había robado de mis manos. Casi enloquecí. Ahora veo a Noah y
No recordaba que mi cama fuera tan cómoda ni que mis sábanas fueran tan suaves. Mi cuerpo se siente especialmente relajado, así que me niego a salir de la cama para alargar esta agradable sensación. Giro para descansar boca abajo, pero al sentir un cuerpo cálido a mi lado, abro los ojos de golpe.Nunca había dormido con alguien, así que parece que la virginidad de la que estaba tan orgullosa se esfumó anoche y ni siquiera sé cómo terminé aquí y así con este hombre. ¿cómo es posible perder la virginidad y no recordarlo? ¿siquiera lo disfruté? Frunzo el ceño y me regaño mentalmente, pues no debería estar pensando en eso.Lo importante es saber cómo terminé en esta situación, no si tener sexo es tan bueno como todos dicen. Lo último que recuerdo es que me arreglé para ir a una discoteca con mis compañeros de facultad y que la estaba pasando bien.¡Oh, por Dios! Siento que voy a entrar en pánico, voltéo a ver al hombre a mi lado y nuevas preguntas llegan a mi mente ¿Usamos preservativo? Es
—Voy a tener que sacarte esa idea absurda de la cabeza —susurra a mi oído y pasa a morder suavemente el lóbulo de mi oreja.Río al principio, al pensar lo bien elaborado que está este guion en mi cabeza.Cada vello de mi cuerpo se eriza de gusto al sentir su respiración cálida desplazarse lentamente por mi cuello y rozar ligeramente la punta de su nariz en el trayecto. De forma inconsciente, levanto la cabeza para que el hombre de mis sueños pueda tener mayor acceso a esa zona, y eso parece gustarle. Lame, besa y succiona la piel de mi cuello en momentos, mientras yo solo cierro los ojos y me dejo llevar por el cúmulo de sensaciones que está generando en mí.Mis manos vuelven a buscar su cabello para enredar mis dedos en él. Pequeños sonidos salen de mis labios sin permiso, pero ahora quiero volver a besarlo; necesito volver a probar sus labios. Eso se ha convertido en una urgencia. Halo ligeramente su cabello, echando su cabeza hacia atrás, y busco nuevamente el contacto, pero ahora
HACE DOS DÍAS—¿Cómo que no la encuentran? —grité tan fuerte como pude al equipo celular pegado a mi oreja—. ¡Tienen dos horas! ¡Dos malditas horas para encontrar a esa mujer!Corté la llamada y apuré a desaparecer el contenido del vaso de licor en mi mano. No otra vez, no me puede volver a pasar. ¿Es acaso esto una maldita broma? Siento cómo la ira burbujeaba en mi estómago y subía hasta mi pecho, amenazando con explotar. Apreté con fuerza el vaso, ahora solo con hielo, y lo levanté amenazadoramente con la intención de estrellarlo con fuerza contra la pared.No pude hacerlo. La mirada de miedo en el rostro de mi secretaria me dijo que debía controlarme y no actuar como un cretino. Pero, ¿cómo esperan que mantenga la compostura cuando parece que nuevamente estoy siendo dejado en el altar?—Déjeme solo, Martha —le dije lo más suave que pude a la mujer, quien no necesitó que le repita la orden y salió apresuradamente de la oficina, cerrando la puerta tras de sí.Dejé el vaso sobre el es
Mis hombres me informaron que el apartamento de Juliana está vacío. Las cámaras de seguridad la captaron saliendo tranquilamente del edificio con tres grandes maletas antes de subirse a un vehículo de alta gama. Recibí el video de uno de mis hombres de confianza en mi laptop y lo observé con incredulidad. Todo parecía ir bien entre nosotros, pero aquí estaba ella, claramente escapando. Juliana no era el amor de mi vida, pero tenía ciertas cualidades aceptables y un cuerpo que compensaba el resto.—¿Qué quiere que haga, jefe? —preguntó Roberto al otro lado del teléfono.—Asigna a alguien para rastrear su paradero, pero por ahora no actúen. Te necesito aquí para resolver un problema más urgente.Retrocedí el video y pausé justo cuando la puerta del vehículo se abrió. No pude ver al hombre que estaba en el asiento trasero, pero sí a quien cargó las maletas en el maletero. La puerta se abrió desde adentro y solo pude distinguir que era un hombre de cabello oscuro, con traje elegante, y qu
—Alexander, arriba —Roberto me sacude con energía y yo solo gruño y pongo una almohada sobre mi cabeza para tratar de amortiguar el sonido de su voz—. Son casi las cuatro de la tarde; tenemos que hablar.—No, no tenemos. Tengo sueño —respondo, dispuesto a dormir.Mi despedida de soltero improvisada había terminado temprano en la mañana, y mi escolta se habían encargado de llevar a las chicas a su casa. La apariencia del lugar es un pequeño recordatorio de todo lo que sucedió anoche: ropa y calzado en el piso, una botella por aquí, vasos con licor a medio terminar por allá y un montón de cosas fuera de lugar.—Sí, sí tienes —dice Roberto, subiendo precipitadamente el blackout de mi habitación, lo que me provoca un malestar enorme por el repentino aumento de luz—. Tengo a una mujer hermosa secuestrada y completamente dopada para poder tenerla lista para la boda mañana, así que tal vez te gustaría conocer su nombre y pensarlo un poco.Me caso mañana, es verdad. Así que, pese al agotamien
Ingreso con paso decidido a un lujoso apartamento ubicado en una exclusiva zona de la ciudad. El gran edificio en el que está ubicado, es por mucho la envidia de toda la zona y el Penthouse que compré para darle gusto a Juliana, es el mejor. No me agrada la decoración tan ostentosa que eligió, pero traté de darle gusto a esa mujer en lo que pudiera y ya ven cómo me pagó.El cerrojo se abre solo con mi huella dactilar y la de Roberto en este momento, así que estoy seguro de que así terminará el efecto de la droga en el organismo de mi "nueva prometida", ella no podría escapar de este lugar, todo el El piso es nuestro, nadie podría escucharla. Encuentro a dos mujeres sentadas en la sala, quienes no solo cumplen su función de guardianas, sino que se están encargando de todas las necesidades de la chica.—Le aseguro que no la reconocerá —afirma con voz de orgullo Jessica—. Ella es linda, pero gracias a nosotras, ahora es hermosa.La otra mujer asiste de manera enérgica y sigue el mismo hil