XXIII Repugnante

La plácida sonrisa que el buen dormir de Trinidad le había dibujado en el rostro se interrumpió con el sonido de su teléfono. Los amantes prohibidos, que se reunían furtivamente sólo en sus sueños, volvían a estar otra vez más lejos que nunca.

Era su jefe quien la llamaba, pidiéndole una taza de leche chocolatada caliente a las tres de la mañana.

Ella había tenido muchos trabajos antes de llegar con Misael Overon. Nunca consideró ser sirvienta hasta que vio la suculenta suma que él magnate le ofrecía. Un hombre soltero que se pasaba la mayor parte del tiempo en el trabajo, sin niños ruidosos que cuidar y sin esposas quejumbrosas y consentidas pintaba bastante bien. Lo único que la abrumó al principio fue el tamaño de la casa, pero con las demás sirvientas, las labores se distribuían equitativamente y para nada se sentía explotada.

El resto fue acostumbrarse a la algo excéntrica personalidad de su jefe. Lo que más le costó fue caminar sin hacer mucho ruido, pero lo consiguió con el
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo