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LXXVII Como en un sueño

Misael miró la mano del muchacho y luego a su joven rostro.

—¿Qué clase de jugarreta es ésta? ¿Quieres burlarte de mí?

—Claro que no, Misael. Quiero que seamos socios.

Misael sonrió de mala gana.

—¿Por qué?

—Porque eres el mejor en esto, por qué más va a ser.

—No quiero tener nada que ver con las empresas de Frederick.

—No se usará capital de las empresas Overon y no estarán involucradas en modo alguno. Quiero invertir unos ahorros, un premio que gané durante mis estudios. Y confío en ti, sé que estarán en buenas manos.

—Antes de lo ocurrido no habría dudado de tus palabras. Mi imagen y reputación están por los suelos ahora y tú presides las empresas Overon. Frederick no querrá que te relaciones conmigo.

—En este negocio, quien no se atreve a correr riesgos, no surge. Si Frederick se enfadara y me despidiera, pues conseguiría otro trabajo y ya. Tú eres mi hermano, eso es más importante.

—Ni siquiera me acuerdo de ti.

—Me senté a comer a tu lado en la fogata esa noche —recordó con ale
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