Virginia
Mi vida no pudo haber dado un vuelco más grande, desde que los ataques comenzaron en Estados Unidos hemos llegado a suelo italiano y después de la muerte de mi padre todo dentro y fuera de mi ha cambiado.
No puedo negar que me ha ayudado bastante, he madurado, he crecido y me he conocido de una mejor manera. Mi hijo está creciendo cada día, los proyectos van aumentando y ahora estamos a punto de abrir nuestro segundo restaurante de comida orgánica.
Paulino nos visita de vez en cuando y Michael ha cambiado su residencia aquí, cerca de mamá, Stefan, Massimiliano y yo.
Juntos nos ha ido mucho mejor, aunque extrañamos a papá, todo va mejorando. Stefan es un excelente padre, a penas puedo cree
Mi vida no pudiera estar peor. Mi matrimonio se ha acabado. Andrea está loca. Mi hijo está en una etapa incontrolable en su vida. Y yo sólo me limito a embriagarme por las noches y dirigir un imperio millonario por el día. ¿De qué sirve tanto dinero si no tienes nada verdaderamente valioso en tu vida? No tengo una mujer que me reciba con los brazos abiertos después de trabajar, que me cocine y me haga sentir importante para alguien. O tal vez, un hijo que se acerque a pedir consejos y hablar sobre la chica que lo trae vuelto loco. Yo no tenía nada. Hasta que llegó ella. No puedo dejar de pensarla. Es impresionante su control, el manejo de sus emociones. Es abrumadora. Quiero ser parte de su día, de su vida. Es
—Necesito que envíes estos paquetes cuanto antes —entrego el par de cajas a Agustín, el encargado de paquetería—. Tienen que llegar esta misma tarde.—No te preocupes Jenna, quedará solucionado —asiento y tomo mi carpeta de pendientes a realizar. Coloco una pequeña raya diagonal a la frase “entregar los paquetes” —. Te notas un tanto cansada.—Lo estoy —digo sin aliento, y niego varias veces con la cabeza.—El regreso del jefe nos tiene a todos un poco alterados.—Ni que lo digas. Continuaré, ten un lindo día —me despido con la mano y comienzo a caminar en dirección a mi oficina.Y
Termino de ordenar algunos de los asuntos de la fiesta. El banquete, la decoración y también aprovecho para hacer el pedido de los puros del señor Denti.Faltan 15 minutos para salir de la oficina. Tecleo una última frase en mi portátil y mi móvil se ilumina anunciando que el señor Denti está llamando. Tal vez se ha arrepentido, cruzo los dedos.—Buenas noches Señor Denti —escucho silencio—Quiero que alguien venga a buscarme… al aeropuerto —sus palabras se arrastran con dificultad. Me alarmo y miro el reloj. Son las 7 de la tarde.—Claro señor, mandaré a un chofer para…—Venga
—Señor Denti —carraspea—Estoy aquí, ¿dónde se encuentra? —miro hacia todos lados un tanto nerviosa.—Estoy… por fuera de la cafetería se llama…—La he visto —y la llamada se termina. Me quedo mirando el móvil y no me puedo sentir peor. Mis ojos van hacia todos lados y justo detrás de mi escucho la voz rasposa tan conocida, solo que ahora mucho más intensa.—Señorita Moore —me giro en mis talones y alzo los ojos para encontrarme con un hombre mayor… pero en excelentes condiciones. Lleva un exquisito traje color azul. Su cabello peinado hacia atrás y puedo observar las entradas en su frente. Su nariz es un poco
Él.No puedo dejar de mirarla. Me siento como un idiota embelesado por su belleza. Por su naturalidad. Por sus labios.Empuja de nuevo la copa en su boca y ese movimiento se convierte en lo más embriagante para mí. Jenna es muy hermosa. Es una chica preciosa con un cuerpo que te invita a delirar. ¿Qué estoy diciendo?Trato de controlar mis ojos y concentrarme en cenar. La comida es deliciosa, tenía razón. La chica me mira con una sonrisa y juguetea con el tenedor.—¿Le ha gustado verdad? —pregunta después de varios intentos, asiento y meto otra albóndiga en mi boca—. Es que el lugar es fenomenal. Me encanta. Me he relajado un poco después de la cena. La compañía del señor Denti me resulta muy agradable, es muy callado, me observa demasiado pero me siento tranquila, nada como lo describió Paulino.Vamos directo hacia mi departamento. No hemos intercambiado ninguna palabra pero no es necesario. Finalmente Joaquín se aparca y suspiro.—Muchas gracias por traerme a casa, espero su cena haya ido bien, después de mucho tiempo sin estar aquí —el Señor Denti me mira expectante, al no recibir respuesta me siento un tanto extraña pero al fin contesta.—Fue mejor de lo que pensé Jenna, debí de haber vuelto antes —su tono y palabras me confunden, pero al final sonrío. Abre la puerta y sale para después ayuCapítulo 5
Él.Parezco un adolescente al tenerla cerca. Ni siquiera con Andrea llegue a sentir esta sensación, esa desesperación por volverla a ver.Estoy… impresionado. Sabe todo sobre mí. Sabe a lo que soy alérgico y lo que no me gusta, sabe cómo tomo el café. Entonces ¿Cómo es que no se da cuenta que me tiene como un bobo? Bobo por ella. ¿Cómo es que no se da cuenta que desde que la vi por primera vez quedé flechado?Probablemente se asuste un poco, soy mayor que ella pero estoy seguro de que es para mí. La quiero conmigo, es preciosa es… escucho como el móvil suena. Andrea, de nuevo.—¿Sí? —escucho como grita
He llamado varias veces al hotel dónde he organizado la fiesta del señor Denti. Estoy a punto de salir hacia el lugar cuando mi jefe sale de su oficina.—¿Va a salir Jenna? —asiento rápidamente—Tengo que hacer unos pendientes que el señor Paulino me ha delegado —miro como frunce el ceño—Bien —carraspea y luego reacomoda su camisa. Desvío la mirada para no parecer una boba, pero me doy cuenta que él no se mueve—. Jenna—Dígame —se acerca hasta mi escritorio y apoya sus manos casi sobre mí. Desde mi perspectiva se ve mucho más intimidante. Sus ojos parecen cansados y tristes, leves arrugas se marcan en su frente y en s