Virginia
Han pasado tres meses desde que mi padre se fue. Aun puedo sentir su último abrazo, aún puedo sentir su beso en mi mejilla y yo solo quiero que él vuelva.
Froto mi barriga y siento a mi bebé algo inquieto de nuevo. Estoy en el jardín observando cómo es que van los sembradíos de mi huerto, es un día nublado, en realidad la mayoría del tiempo ha estado así estos meses, son pocos los días de los que podemos disfrutar de un par de rayos de sol y eso me resulta algo triste.
Siento el césped en la planta de mis pies, escucho un par de aves cerca de donde estoy, el viento corre y puedo sentirme algo relajada. He dormido mucho mejor ahora, las terapias que hemos tomado han ayudado bastante y ahora puedo decir que m
StefanHan pasado ya algunos meses de la última carta que Virginia leyó. Han llegado dos más las cuales no ha querido leer y simplemente las hemos guardado sin abrir.Me llama la atención que mi suegro ni siquiera se haya tomado el tiempo para dejar ir su imagen. Ha querido estar presente en nuestras vidas por meses enteros, nos ha dejado varias indicaciones las cuales hemos seguido al pie de la letra, salvo por el contacto con Valeria.Me sorprende el hecho de que haya decidido decirle a Virginia de esta manera, ella está a punto de dar a luz y yo lo que menos quiero es que algo la altere y esto se salga de control de nuevo. Ella ha llevado el luto de muy buena manera, ahora ya casi no llora, se ha concentrado en el proyecto de su huerto y el restaurante de comida org&
VirginiaMi cuerpo es un extraño dilema, me siento muy cansada pero no puedo parar de pensar en mi hijo y lo quiero conmigo ahora mismo.—Listo —dice la mujer entregándome a mi hijo, es hermoso, es…—Eres perfecto —digo y pronto lo llevo a mi seno para que comience a comer. Me pregunto donde estará Stefan, es extraño que no estuviese con él. Como si lo hubiese invocado él llega y sé que tiene mala cara pero al cruzar nuestros ojos su rostro se suaviza de inmediato.—¿Estás bien? —pregunto y él camina con los ojos bien abiertos hasta donde estoy, se inclina y me besa la frente.—Eres in
VirginiaMi vida no pudo haber dado un vuelco más grande, desde que los ataques comenzaron en Estados Unidos hemos llegado a suelo italiano y después de la muerte de mi padre todo dentro y fuera de mi ha cambiado.No puedo negar que me ha ayudado bastante, he madurado, he crecido y me he conocido de una mejor manera. Mi hijo está creciendo cada día, los proyectos van aumentando y ahora estamos a punto de abrir nuestro segundo restaurante de comida orgánica.Paulino nos visita de vez en cuando y Michael ha cambiado su residencia aquí, cerca de mamá, Stefan, Massimiliano y yo.Juntos nos ha ido mucho mejor, aunque extrañamos a papá, todo va mejorando. Stefan es un excelente padre, a penas puedo cree
Mi vida no pudiera estar peor. Mi matrimonio se ha acabado. Andrea está loca. Mi hijo está en una etapa incontrolable en su vida. Y yo sólo me limito a embriagarme por las noches y dirigir un imperio millonario por el día. ¿De qué sirve tanto dinero si no tienes nada verdaderamente valioso en tu vida? No tengo una mujer que me reciba con los brazos abiertos después de trabajar, que me cocine y me haga sentir importante para alguien. O tal vez, un hijo que se acerque a pedir consejos y hablar sobre la chica que lo trae vuelto loco. Yo no tenía nada. Hasta que llegó ella. No puedo dejar de pensarla. Es impresionante su control, el manejo de sus emociones. Es abrumadora. Quiero ser parte de su día, de su vida. Es
—Necesito que envíes estos paquetes cuanto antes —entrego el par de cajas a Agustín, el encargado de paquetería—. Tienen que llegar esta misma tarde.—No te preocupes Jenna, quedará solucionado —asiento y tomo mi carpeta de pendientes a realizar. Coloco una pequeña raya diagonal a la frase “entregar los paquetes” —. Te notas un tanto cansada.—Lo estoy —digo sin aliento, y niego varias veces con la cabeza.—El regreso del jefe nos tiene a todos un poco alterados.—Ni que lo digas. Continuaré, ten un lindo día —me despido con la mano y comienzo a caminar en dirección a mi oficina.Y
Termino de ordenar algunos de los asuntos de la fiesta. El banquete, la decoración y también aprovecho para hacer el pedido de los puros del señor Denti.Faltan 15 minutos para salir de la oficina. Tecleo una última frase en mi portátil y mi móvil se ilumina anunciando que el señor Denti está llamando. Tal vez se ha arrepentido, cruzo los dedos.—Buenas noches Señor Denti —escucho silencio—Quiero que alguien venga a buscarme… al aeropuerto —sus palabras se arrastran con dificultad. Me alarmo y miro el reloj. Son las 7 de la tarde.—Claro señor, mandaré a un chofer para…—Venga
—Señor Denti —carraspea—Estoy aquí, ¿dónde se encuentra? —miro hacia todos lados un tanto nerviosa.—Estoy… por fuera de la cafetería se llama…—La he visto —y la llamada se termina. Me quedo mirando el móvil y no me puedo sentir peor. Mis ojos van hacia todos lados y justo detrás de mi escucho la voz rasposa tan conocida, solo que ahora mucho más intensa.—Señorita Moore —me giro en mis talones y alzo los ojos para encontrarme con un hombre mayor… pero en excelentes condiciones. Lleva un exquisito traje color azul. Su cabello peinado hacia atrás y puedo observar las entradas en su frente. Su nariz es un poco
Él.No puedo dejar de mirarla. Me siento como un idiota embelesado por su belleza. Por su naturalidad. Por sus labios.Empuja de nuevo la copa en su boca y ese movimiento se convierte en lo más embriagante para mí. Jenna es muy hermosa. Es una chica preciosa con un cuerpo que te invita a delirar. ¿Qué estoy diciendo?Trato de controlar mis ojos y concentrarme en cenar. La comida es deliciosa, tenía razón. La chica me mira con una sonrisa y juguetea con el tenedor.—¿Le ha gustado verdad? —pregunta después de varios intentos, asiento y meto otra albóndiga en mi boca—. Es que el lugar es fenomenal. Me encanta.Último capítulo