Él.
No puedo dejar de mirarla. Me siento como un idiota embelesado por su belleza. Por su naturalidad. Por sus labios.
Empuja de nuevo la copa en su boca y ese movimiento se convierte en lo más embriagante para mí. Jenna es muy hermosa. Es una chica preciosa con un cuerpo que te invita a delirar. ¿Qué estoy diciendo?
Trato de controlar mis ojos y concentrarme en cenar. La comida es deliciosa, tenía razón. La chica me mira con una sonrisa y juguetea con el tenedor.
—¿Le ha gustado verdad? —pregunta después de varios intentos, asiento y meto otra albóndiga en mi boca—. Es que el lugar es fenomenal. Me encanta.
Ella me tiene encantado a mí. ¿Cómo es que no he deseado verla antes?, ¿me considerará atractivo?, un hombre de casi 40 años, divorciado y… claro que no.
—Me encantaría volver en mi cumpleaños —digo sin pensar, ella siente con una sonrisa.
—Por supuesto, le haré una reservación, ¿para cuantas personas le gustaría? —alzo una ceja
—Dos —asiente y habla a la chica de la recepción a la que anteriormente trate de manera fatal.
—Quisiera hacer una reservación para este sábado —la mujer asiente—. Sería para dos personas y la hora…
Me mira expectante, tomo la copa frente a mí de forma hábil.
—Una de la tarde —ella asiente, la mujer de la recepción toma nota y se retira.
—Me alegra que le haya gustado tanto —lo que me ha gustado más es su compañía, su delicada compañía. El camarero se acerca con un pastel de chocolate. Genial.
—Disculpa, me puedes traer un helado de vainilla con mermelada de fresa y una cereza — el mesero asiente y se retira—. Lo siento señor Denti, es que, siempre que vengo pido este pastel, pero sé que usted es alérgico al chocolate. He pedido su postre favorito.
La miro con los ojos bien abiertos. Ella sabe mi postre favorito también… pues claro mantiene mi vida andando.
—Que detallista Jenna —ella asiente y toma un trozo de pastel de chocolate para saborearlo en su boca. Eso es pecado.
—¿Ese es tu postre favorito? —pregunto al verla saborearlo tan… tentativamente.
—El chef lo prepara delicioso, es un chocolate mezclado por él desde un inicio, una receta única y delirante —sonrío.
Delirante, como ella. Estoy perdido.
Me he relajado un poco después de la cena. La compañía del señor Denti me resulta muy agradable, es muy callado, me observa demasiado pero me siento tranquila, nada como lo describió Paulino.Vamos directo hacia mi departamento. No hemos intercambiado ninguna palabra pero no es necesario. Finalmente Joaquín se aparca y suspiro.—Muchas gracias por traerme a casa, espero su cena haya ido bien, después de mucho tiempo sin estar aquí —el Señor Denti me mira expectante, al no recibir respuesta me siento un tanto extraña pero al fin contesta.—Fue mejor de lo que pensé Jenna, debí de haber vuelto antes —su tono y palabras me confunden, pero al final sonrío. Abre la puerta y sale para después ayu
Él.Parezco un adolescente al tenerla cerca. Ni siquiera con Andrea llegue a sentir esta sensación, esa desesperación por volverla a ver.Estoy… impresionado. Sabe todo sobre mí. Sabe a lo que soy alérgico y lo que no me gusta, sabe cómo tomo el café. Entonces ¿Cómo es que no se da cuenta que me tiene como un bobo? Bobo por ella. ¿Cómo es que no se da cuenta que desde que la vi por primera vez quedé flechado?Probablemente se asuste un poco, soy mayor que ella pero estoy seguro de que es para mí. La quiero conmigo, es preciosa es… escucho como el móvil suena. Andrea, de nuevo.—¿Sí? —escucho como grita
He llamado varias veces al hotel dónde he organizado la fiesta del señor Denti. Estoy a punto de salir hacia el lugar cuando mi jefe sale de su oficina.—¿Va a salir Jenna? —asiento rápidamente—Tengo que hacer unos pendientes que el señor Paulino me ha delegado —miro como frunce el ceño—Bien —carraspea y luego reacomoda su camisa. Desvío la mirada para no parecer una boba, pero me doy cuenta que él no se mueve—. Jenna—Dígame —se acerca hasta mi escritorio y apoya sus manos casi sobre mí. Desde mi perspectiva se ve mucho más intimidante. Sus ojos parecen cansados y tristes, leves arrugas se marcan en su frente y en s
El fin de mi jornada ha llegado. Tecleo un par de cosas, en mi portátil. Este correo se le enviará automáticamente mañana por la mañana al señor Denti, tiene los pendientes del día y una especial felicitación por su cumpleaños. Doy guardar y apago el portátil.Estoy guardando mis cosas cuando la puerta de su oficina se abre. Me giro hacia donde él y me llama con su dedo índice, no hemos hablado desde lo que pasó hace un par de horas. Ese tosco beso… Me pongo de pie casi de inmediato y reacomodo mi falda. Camino hasta la oficina y me adentro no sin antes mirar si hay alguien detrás de mí. Cierro la puerta y me giro hacia él.—Se quedará Jenna —dice con su ronca voz, me recorre y hace mi cuerpo estremecerse, sonrío
Nos apartamos casi sin aliento. Me encuentro con sus ojos oscuros y luego estos van directo a mis labios. ¿Qué ha sucedido?, lo he besado.Desde que lo vi por primera vez en el aeropuerto lo he deseado. Esos finos labios. Es tan salvaje y posesivo como lo imagine, pero a la vez sé que le abruma el hecho de que pueda haber alguien más. Su deseo sobrepasa cualquier barrera que pueda haber.—Está jugando conmigo, Jenna —niego y alzo mi mano hasta llegar a su rostro afilado, hace tiempo que quería acariciarlo.—No Señor —sonríe asintiendo—Soy un hombre mayor fijándome en una joven que tiene toda una vida por delante y… puede tener a quien sea a sus pies, claro que
Abro los ojos de manera tranquila. Hoy es sábado. Eso solo significa una cosa. Descanso. Me siento de apoco en la orilla de mi cama. Estiro mis piernas, cuello y brazos. Miro hacia la mesita de noche y la pantalla se ilumina. Tomo el móvil.>Señor Massimiliano Denti 12:32 am<Estoy afuera de su apartamento, he llamado varias veces.>Señor Massimiliano Denti 01:12 am<Jenna, solo quería disculparme.>Señor Massimiliano Denti 03:42 pm<Sigo pensando en sus besos.Mierda. Pestañeo varias veces y vuelvo a leer los mensajes. ¿Es mi jefe el que los ha mandado? De forma instantánea la piel se me eriza al recordar sus besos, sus finos labios, sus manos en mi espalda y en que
Él.La miro ligeramente adormilada y no puedo creer que haya sucedido al fin. Me siento enfermo al pensar de una manera tan obsesiva. Pero me importa poco. Jenna tiene que ser mía, hoy y cada noche. La quiero mía, la necesito mía.¿Pero qué mierda me pasa?, jamás me había sentido tan bien en el sexo. Y no tuve muchas parejas después de Andrea jamás quise estar con otra mujer hasta que Jenna llegó. Y que mujer. Su piel fue para mí adicción pura. Parecía un drogadicto con una caja llena de cocaína. No podía parar de besarla.Jenna, Jenna, Jenna. Te metiste en mi cabeza y de qué manera. Una parte de mí sabe que puede estar jugando conmigo, que puede que solo disfrute un par
Apenas he conseguido que el señor… perdón, que Massimiliano salga de mi departamento.No me he percatado de la hora. A las 8 es la fiesta sorpresa que Paulino le ha organizado y yo ni siquiera he tomado una ducha. Corro a prepararme y al salir aún con el cabello mojado me coloco un camisón y comienzo a secarlo de forma rápida. Lo llevaré suelto pero retocaré mis rulos rubios.Cuando por fin he terminado de peinarme paso a maquillarme. Coloco una sombra de ojos color negro en combinación con un azul metálico que es el color de mi vestido. Me pongo labial color rojo, mascara y demás.Corro al armario y saco el vestido que hace un par de semanas he comprado. Es un color precioso. Azul metálico, largo, llega hasta el suelo y