El fin de mi jornada ha llegado. Tecleo un par de cosas, en mi portátil. Este correo se le enviará automáticamente mañana por la mañana al señor Denti, tiene los pendientes del día y una especial felicitación por su cumpleaños. Doy guardar y apago el portátil.
Estoy guardando mis cosas cuando la puerta de su oficina se abre. Me giro hacia donde él y me llama con su dedo índice, no hemos hablado desde lo que pasó hace un par de horas. Ese tosco beso… Me pongo de pie casi de inmediato y reacomodo mi falda. Camino hasta la oficina y me adentro no sin antes mirar si hay alguien detrás de mí. Cierro la puerta y me giro hacia él.
—Se quedará Jenna —dice con su ronca voz, me recorre y hace mi cuerpo estremecerse, sonrío
Nos apartamos casi sin aliento. Me encuentro con sus ojos oscuros y luego estos van directo a mis labios. ¿Qué ha sucedido?, lo he besado.Desde que lo vi por primera vez en el aeropuerto lo he deseado. Esos finos labios. Es tan salvaje y posesivo como lo imagine, pero a la vez sé que le abruma el hecho de que pueda haber alguien más. Su deseo sobrepasa cualquier barrera que pueda haber.—Está jugando conmigo, Jenna —niego y alzo mi mano hasta llegar a su rostro afilado, hace tiempo que quería acariciarlo.—No Señor —sonríe asintiendo—Soy un hombre mayor fijándome en una joven que tiene toda una vida por delante y… puede tener a quien sea a sus pies, claro que
Abro los ojos de manera tranquila. Hoy es sábado. Eso solo significa una cosa. Descanso. Me siento de apoco en la orilla de mi cama. Estiro mis piernas, cuello y brazos. Miro hacia la mesita de noche y la pantalla se ilumina. Tomo el móvil.>Señor Massimiliano Denti 12:32 am<Estoy afuera de su apartamento, he llamado varias veces.>Señor Massimiliano Denti 01:12 am<Jenna, solo quería disculparme.>Señor Massimiliano Denti 03:42 pm<Sigo pensando en sus besos.Mierda. Pestañeo varias veces y vuelvo a leer los mensajes. ¿Es mi jefe el que los ha mandado? De forma instantánea la piel se me eriza al recordar sus besos, sus finos labios, sus manos en mi espalda y en que
Él.La miro ligeramente adormilada y no puedo creer que haya sucedido al fin. Me siento enfermo al pensar de una manera tan obsesiva. Pero me importa poco. Jenna tiene que ser mía, hoy y cada noche. La quiero mía, la necesito mía.¿Pero qué mierda me pasa?, jamás me había sentido tan bien en el sexo. Y no tuve muchas parejas después de Andrea jamás quise estar con otra mujer hasta que Jenna llegó. Y que mujer. Su piel fue para mí adicción pura. Parecía un drogadicto con una caja llena de cocaína. No podía parar de besarla.Jenna, Jenna, Jenna. Te metiste en mi cabeza y de qué manera. Una parte de mí sabe que puede estar jugando conmigo, que puede que solo disfrute un par
Apenas he conseguido que el señor… perdón, que Massimiliano salga de mi departamento.No me he percatado de la hora. A las 8 es la fiesta sorpresa que Paulino le ha organizado y yo ni siquiera he tomado una ducha. Corro a prepararme y al salir aún con el cabello mojado me coloco un camisón y comienzo a secarlo de forma rápida. Lo llevaré suelto pero retocaré mis rulos rubios.Cuando por fin he terminado de peinarme paso a maquillarme. Coloco una sombra de ojos color negro en combinación con un azul metálico que es el color de mi vestido. Me pongo labial color rojo, mascara y demás.Corro al armario y saco el vestido que hace un par de semanas he comprado. Es un color precioso. Azul metálico, largo, llega hasta el suelo y
—Madre —habla y la mujer hermosa junto al hombre de poco cabello e impresionante altura se pone de pie—. Ella es Jenna Moore, mi pareja.Mi boca cae al suelo y por poco me ahogo. ¿Qué ha dicho?, ¿Qué?, ¿pareja?—Señorita, mucho gusto soy Clemente —estrecho la mano del hombre casi en automático.—Mucho gusto soy Antonietta —hago lo mismo con la mano de su madre y lo miro casi sin poder comprender lo que ha hecho. Ni siquiera me ha preguntado nada. Ni siquiera me ha dicho si puede llamarme así. ¿Qué cree que soy?, un objeto que puede sacar a lucir en una fiesta y presentarla como si fuera su pareja y…—Vaya, Michael me mencionó algo pero
Subo a mi piso y libero la cerradura del seguro. Coloco las llaves en la mesa del recibidor y voy directo a mi habitación.Tomo mi maleta y comienzo a guardar ropa necesaria para aquel lugar. Jeans, pantaloncillos cortos, converse, blusas con mangas, chamarras y un par de sudaderas. Mi ropa interior y un par de pijamas.En un bolso más pequeño guardo mi maquillaje y demás cremas para el rostro y cabello. Tomo el cargador de mi móvil, mi portátil y mi agenda. Voy al baño, tomo mi cepillo dental y lo adentro en la maleta. Es todo.Tomo un pantalón deportivo y una blusa holgada y me libero del hermoso vestido azul metálico. Lo coloco sobre la cama y salgo con mi maleta.Camino en di
Él.—No me contesta, no me contesta —camino de un lado a otro por el lugar. He decidido salir de la fiesta. Paulino me mira expectante.—Tal vez quiere estar sola, lo que sucedió no fue algo de poca importancia —asiento quitando el puro a mis labios.—No tenía que haberse ido. No me puede dejar, ¿entiendes? —Paulino me mira preocupado, sus cejas están juntas y mira de un lado a otro.—Amigo, deberías de esperar a que ella llame, que se sienta tranquila y…—¡NO, NO VOY A ESPERAR A QUE ELLA LLAME! —mi voz retumba en la recepción. Llevo tres días en Vermont. Mi abuela no ha despertado. Los doctores han dicho que las cosas se han complicado pero no han declarado nada más.Tomo el móvil y lo enciendo. Desde que llegue tomé la decisión de no revisar ni una sola notificación, pero… he sufrido y a montones por saber de Massimiliano.He soñado con sus manos, sus besos y su voz ronca. No puedo más. ¿Qué puede hacer una mujercita destruye familias?, ¿Qué puede hacer?Las notificaciones llegan y comienzo por la más reciente. Es un mensaje de Paulino.>Paulino 6:45pm<Sé que te dije que te tomaras tu tiempo pero… llámame en cuanto leas esto.Capítulo 16