Él.
—No me contesta, no me contesta —camino de un lado a otro por el lugar. He decidido salir de la fiesta. Paulino me mira expectante.
—Tal vez quiere estar sola, lo que sucedió no fue algo de poca importancia —asiento quitando el puro a mis labios.
—No tenía que haberse ido. No me puede dejar, ¿entiendes? —Paulino me mira preocupado, sus cejas están juntas y mira de un lado a otro.
—Amigo, deberías de esperar a que ella llame, que se sienta tranquila y…
—¡NO, NO VOY A ESPERAR A QUE ELLA LLAME! —mi voz retumba en la recepción.
Llevo tres días en Vermont. Mi abuela no ha despertado. Los doctores han dicho que las cosas se han complicado pero no han declarado nada más.Tomo el móvil y lo enciendo. Desde que llegue tomé la decisión de no revisar ni una sola notificación, pero… he sufrido y a montones por saber de Massimiliano.He soñado con sus manos, sus besos y su voz ronca. No puedo más. ¿Qué puede hacer una mujercita destruye familias?, ¿Qué puede hacer?Las notificaciones llegan y comienzo por la más reciente. Es un mensaje de Paulino.>Paulino 6:45pm<Sé que te dije que te tomaras tu tiempo pero… llámame en cuanto leas esto.
Camino de un lado a otro tratando de hacer que el tiempo pase más rápido. Mi padre se ha ido a casa a darse una ducha y dormir un poco.Miro de nuevo a mi abuela que luce pálida y sin fuerzas. Sonrío al pensar en lo que pudiera decir si ve a Massimiliano. La enfermera abre la puerta de la habitación y me sonríe.—¿Qué tal? —sonrío a fuerzas y la mujer se acerca a cerciorarse que todo esté en orden cuando noto que mi abuela comienza a mover su brazo derecho—. Rosemary…Me acerco casi de inmediato y tomo su mano izquierda.—Abuela… estoy aquí, soy Jenna —en su rostro se dibuja una sonrisa muy amplia.&m
Trato de no detenerme, sigo caminando por el pasillo.—Jenna —escucho su voz pero no me quiero volver. ¿Para qué?, esto no se podría haber complicado más. Primero su ex mujer, su hijo y ahora mi papá—. Jenna.Me detengo en seco y le miro. Las enormes ojeras hacen que sus ojos luzcan más tenebrosos y oscuros.—Él… lo aceptará —alzo una ceja, ¿de verdad?—Mi padre no lo aceptará… esto es una decisión ¿sabe?, primero su ex mujer, su hijo, ahora mi padre… —alza su mano hasta mi rostro.—Puedo con todo eso, si es por ti —tomo un largo suspiro
Trato de no detenerme, sigo caminando por el pasillo. —Jenna —escucho su voz pero no me quiero volver. ¿Para qué?, esto no se podría haber complicado más. Primero su ex mujer, su hijo y ahora mi papá—. Jenna. Me detengo en seco y le miro. Las enormes ojeras hacen que sus ojos luzcan más tenebrosos y oscuros. —Él… lo aceptará —alzo una ceja, ¿de verdad? —Mi padre no lo aceptará… esto es una decisión ¿sabe?, primero su ex mujer, su hijo, ahora mi padre… —alza su mano hasta mi rostro. —Puedo con todo eso, si es por ti —tomo un largo suspiro —Esto es mucho más difícil —siento como se acerca a mí hasta plantar sus labios en los míos. Cuanto los he deseado. Le correspo
Él. La miro de nuevo entre mis brazos. Su cabeza está inclinada en mi pecho. Tengo que pegarla a mi cuerpo varias veces para comprender que, la tengo. Cuanto la he extrañado. Me resulta sumamente aterrador pensar en no volverla a ver. Siento aún sus caricias en mi cuerpo. Sus manos aferradas en mi espalda mientras me adentraba en ella. Su rostro enrojecido y con una ligera sonrisa. Sus palabras. Desde que hemos terminado de hacer el amor he pensado y pensado en alguna manera de tenerla conmigo siempre, de que no piense en dejarme, de que no se aburra de esto. Acaricio de nuevo su mejilla levemente. —Deje de pensar —niego —No puedo —en un movimientos rápido se coloca sobre mí y recar
Salgo del cuarto de baño ya completamente cambiada y en busca de mi par de converse. Miro a Massimiliano recostado en la cama con su torneado y moreno torso al descubierto. Tiene el móvil en su mano y con la otra masajea sus sienes. Alza la mirada al verme entrar a la habitación y puedo sentir como sigue cada uno de mis movimientos poniéndome un poco más nerviosa. Tomo mis converse y me siento en una silla cercana para colocármelos. Al terminar me pongo de pie y salgo de la habitación sin que me dirija ni una sola palabra. Tomo mi bolsa y salgo del cuarto del hotel dando un portazo. Camino hacia el ascensor que está a punto de cerrar sus puertas y me escabullo dentro. No pasa ni un minuto cuando mi móvil timbra, es Massimiliano. —¿Sí?
Después de que mi abuela se ha estabilizado es necesario volver a Manhattan. Ha respondido bien a los medicamentos y a ese nuevo aparato que le han colocado, la verdad es que mi padre no hace muy amena la estadía y eso ha apresurado un poco más las cosas para volver al trabajo. Termino de maquillarme cuando observo a Massimiliano leer el periódico local con una tasa de café en la mano. Por Dios., a penas puedo creer que esto realmente esté sucediendo, no hemos hablado mucho, nos hemos dedicado a sentirnos, a que nuestros cuerpos hablen más que nosotros mimos pero estoy totalmente consciente de que esto no pude ser así siempre, sobretodo porque Massimiliano tiene un grave problema de desconfianza y celos que termina por cabrearme varias veces al día. Supongo que será algunos de los temas a tratar cuando volvamos a casa. Terminamos por subir el equi
Tomo un vestido color naranja al cuerpo y hasta la rodilla con unas pequeñas mangas adornando mis hombros. Un par de zapatillas delicadas de casi el mismo color y me recojo el pelo en un moño. Maquillo mi rostro con sombras, delineador, mascara para pestañas y más. Cuando por fin estoy lista voy hacia la cocina y saco del refrigerador la fruta picada y el yogurt natural, jugo de naranja y lo extiendo en la mesa. Es cuestión de minutos para que Massimiliano salga de la habitación luciendo un traje color azul marino, camisola blanca y corbata elegantemente anudada. —Buenos días —dice caminando hacia la mesa aun reacomodando su traje. —Buenos días —me pongo frente a él y beso sus labios. Sus manos van hacia mi cintura y me pegan a él —. Llegaremos tard