ESTOY MUY NERVIOSA, creo que me voy a desmayar como esto no avance. Tengo el corazón que parece una centrifugadora, me late muy deprisa.
Josh se ha portado muy bien acompañándome, no sé qué haría sin él.
El médico me hace un montón de preguntas, como: cuantas faltas tengo, antecedentes familiares, como me encuentro, etc...
Estoy sobrepasada, creía que lo tenía claro pero ahora que parece tan real, me están entrando dudas. ¿Estoy segura de querer hacer esto, sola? ¿Sabré estar a la altura? ¿Seré una buena madre?
Dios esto es más difícil de lo que pensaba.
—Señorita Connors, ¿está bien?
Me despierto de mis pensamientos cuando Josh me pone la mano en la rodilla.
—Meghan, ¿te encuentras bien?
—Sí, si perdón. ¿El baño? —le pregunto al médico, necesito salir de aquí.
—Enfermera Morris, acompañe a la señorita Connors, por favor.
Salgo con la enfermera y me señala el baño al fondo del pasillo, me pregunta si quiero que me acompañe pero le digo que no, y cuando por fin estoy sola, vomito todo el desayuno. No sé cuánto tiempo permanezco allí dentro, pero tengo miedo de salir y enfrentarme a la realidad.
¡Estoy embarazada!
—Peque, ¿necesitas algo? —me pregunta Josh al otro lado del cubiculo.
Ha entrado al baño de mujeres, y por su tono de voz deduzco que preocupado.
Abre la puerta cuando quito el seguro de esta y me encuentra con los ojos anegados en lágrimas, estoy hipando y no puedo controlar los espasmos que me sacuden todo el cuerpo.
—¿Qué estoy haciendo?
—¿A qué te refieres, peque?
—A todo esto, al bebé. Ahora no lo tengo nada claro —le contesto y me sorvo los mocos sin ninguna delicadeza.
—¿Qué es lo que no tienes claro? No sabes si quieres tenerlo, ¿es eso?
—Sí —hago una pausa muy breve e inmediatamente añado—. No sé si puedo hacer esto yo sola. Estoy muerta de miedo, y si no sé estar a la altura. ¿Qué pasa si no soy una buena madre?
—Nena, eres una mujer increíble, estoy más que seguro que sabrás estar a la altura. Eres dulce, cariñosa, responsable. Serás una madre estupenda, y no estarás sola. Te dije que yo iba a estar a tu lado decidieras lo que decidieras.
No puedo evitar volver a llorar de emoción. Tengo mucha suerte de tener alguien como él a mi lado. Es el único que consigue que crea en mí cuando nadie —y eso me incluye también a mí misma— lo ha hecho nunca.
—Gracias Josh, de verdad eres un buen hombre.
—No es para tanto. Tú también harías lo mismo por mí.
—¿El qué, convencerte de que puedes seguir adelante con tu embarazo? —le contesto y me río de mí propia broma.
«Pero que tonta eres», me digo.
Cuando volvemos a la sala con el doctor ya estoy más tranquila, ahora tengo claro que puedo hacer esto porque tengo amigos increíbles.
Siempre he tenido claro que quería ser madre, y aunque el padre no sea precisamente el más indicado, sé que aún quedan hombres como Josh capaces de cuidar de un niño que no es suyo.
El médico ha terminado de hacerme preguntas y ha rellenado mi historial clínico, ahora todo está en marcha. Solo queda la eco y algunos exámenes físicos para comprobar que todo está bien.
—Miraremos de cuanto estás y que el feto esté bien, ¿de acuerdo? Luego la comadrona te dará hora para la próxima visita —me dice el doctor Martins.
—De acuerdo, adelante.
Me pide que me desnude de cintura para abajo y que me tumbe en la camilla, luego me dice que me relaje porque va a introducirme el ecografo por vía vaginal para ver a mi bebé.
Estoy algo nerviosa, pero cuando empiezo a ver formas en la pantalla me emociono mucho.
¿Ese es mi hijo?
Cojo a Josh de la mano y los dos apretamos al otro para infundirnos valor, esto es muy emocionante, y me alegro de que él esté a mi lado, no podría estar con alguien mejor.
—Miren, esto pequeñito de aquí es el feto —me dice mientras señala la pantalla y lo cierto es que yo no veo nada—. ¿Ven? Aquí tenemos a su futuro hijo o hija.
Un puntito blanco asoma encima de su dedo, justo donde el médico está señalando y veo algo parecido al latir de un corazón.
No puedo evitar emocionarme al verlo, pero cuando escucho como su corazoncito resuena por toda la sala, es cuando toda mi alegría sale por fin.
«No me lo puedo creer todavía. Voy a ser madre».
—Es una pasada Josh, ¿tú también lo ves? —le pregunto a mi mejor amigo, pero este no dice nada mientras mira la pantalla—. ¿Josh?
Está embobado mirado la pantalla, siento su mano apretando la mía y como un brillo en su mirada me indica que está emocionado, cualquiera diría que él no es el padre.
Le cojo la cara con ambas manos y entonces me mira. Una mezcla entre una sonrisa y una mueca me hace reír.
—Josh, ¿te has emocionado? Oh, que mono eres.
—Nunca antes había visto algo tan increíble. Eso es un bebé.
—Sí, lo sé, ¿a que es precioso?
—Mucho.
El médico nos mira con una sonrisa y niega con la cabeza, luego se quita los guantes y coge lo que la enfermera le da, algo que parece a una foto en papel.
—Aquí tenéis a vuestro pequeño, chicos —nos dice a ambos pero ninguno de los dos lo corrige—. Para que se lo enseñéis a la familia y amigos.
—Gracias doctor.
Al salir de la consulta sigo impactada, no esperaba que pudiera estar tan feliz y asustada al mismo tiempo, estoy de doce semanas y apenas se nota nada, pero estoy muy segura de que quiero tener a este garbancito, es mío y aunque estuviera sola seguiría adelante. Ahora llevo una vida dentro de mí y estoy súper orgullosa del paso que voy a dar.
Además, sé que Josh va a estar a mi lado pase lo que pase, así que no puedo ser más feliz.
ES LA PRIMERA VEZ que veo algo así, ha sido súper emocionante.Ella lleva una vida en la barriga, quien me iba a decir que vería algo así algún día. Siempre he tenido claro que quiero ser padre, pero la verdad, me hubiera gustado que fuera con Meghan.Nos subimos al coche y cuando pongo las manos sobre el volante antes de encender el motor, ella coloca la suya sobre la mía y la miro.—Gracias de nuevo Josh —me dice y sus ojos se llenan de lágrimas—. De no ser por ti aún seguiría encerrada en ese baño.—No he hecho nada pequeña, sabía que solo necesitabas que alguien te dijera de lo que eres capaz —le contesto y limpio sus lágrimas con los pulgares.—Igualmente, gracias.Me abraza y yo disfruto de su contacto, luego me da un beso en la mejilla y en lo único en lo que pienso es en besarla en la boca y demostrarle cuanto la quiero, pero no estoy seguro de que sea eso lo que ella quiere
DE CAMINO A CASA PASAMOS por un Starbucks y me apetece mucho comer un muffin de Nutella y otro de nueces. Después de vomitar todo el desayuno, ahora me muero de hambre.Josh se pide un café solo con hielo y pellizca un trozo de mi muffin de nueces.—Oye, es mío, pídete otro para ti —le digo entre risas.—Tienes que aprender a compartir, eso es lo que hacen las madres, darle todo a sus hijos aunque tengan que quitárselo de la boca.—Quiefefs —le digo mostrando el muffin que tengo masticado en la boca.La mueca que hace es para morirse de risa, terminamos riéndonos los dos y tengo que taparme la boca para no escupir la comida.Nos pasamos más de una hora riendo y recordando viejos tiempos, no recordaba lo bien que me lo paso con él, reconozco que lo he tenido muy abandonado desde que empecé mi relación con Freddy, y mira como he acabado. Ese idiota me ha tenido apartada de todos los q
NO SÉ EN QUE MOMENTO la conversación se ha vuelto tan intima, pero saber que hace semanas que no se acuesta con ese capullo de Freddy me hace sentir muy bien, y el cavernícola que hay en mí disfruta aún más con esa confesión.Antes me ha dicho que soy sexi, pero lo que ella no sabe es que ella sí que lo es, es tremendamente sexi sin proponérselo. Le falta creer un poco más en ella, pero yo lo hago por los dos.—Tienes que irte, ¿no? —me pregunta devolviéndome a la realidad. Creo que me he quedado embobado mirándola.—Sí, es verdad.—Vamos prepárate, ¿no querrás llegar tarde?Lo cierto es que no quiero irme ahora, pero tengo que trabajar y no puedo fallarle a Jason, se lo he prometido.Le doy un beso en la frente y salgo corriendo hacia la habitación, me pongo unos tejanos y una camiseta de tirantes.—Llegaré tarde, así que duerme en mi cama. Yo dormiré en el sofá —l
EL CALOR DE SU CUERPO es como un bálsamo para mí, me hace sentir segura. Josh es mi mejor amigo y aunque éstos últimos meses no le he hecho mucho caso, he de decir que siempre lo he tenido muy presente.Tengo mucha suerte de tenerlo en mi vida.Me acurruco contra él y la energía que desprende por todas partes me hace sentir bien, protegida.—¿Cómo ha ido la noche? ¿Te han metido mucha mano? —le pregunto y no puedo evitar reírme al hacerlo.—No te rías, pero he temido por mi vida.—Como sois los tíos de exagerados.—Estoy hablando muy enserio, si no llega a ser por los chicos me violan.Me río con más ganas y él me hace cosquillas, me retuerzo entre sus manos y me ataca con más ahínco.—Será posible, ¿te hace gracia que tenga miedo de ir a trabajar?—No, no tiene ninguna gracia. Para por favor —le suplico.—De eso na
«¡CHÚPATE ESA CABRÓN!»La mirada de ese cerdo infiel es para sacarle una foto y llevarla a una exposición al más capullo.No contento con pasarle por la cara que su ex amante ha pasado página, sino que además paso el brazo por detrás de la cintura de Meghan y la atraigo hacia mí para darle un beso en la boca, y no un pico, no, sino un beso en toda regla.—¡Oh, que tiernos! Freddy, míralos y aprende —exclama su mujer—. Tal vez deberías aprender más de este chico tan apasionado.—Sí ya. Andrea, tenemos que irnos. Seguro que estos dos tortolitos quieren estar un rato a solas —dice molesto. Se nota que está rabiando por dentro.—Claro, claro. Hacéis una pareja muy bonita. Algunas tienen mucha suerte —dice mientras se coge del brazo de su marido y sonríe.Los veo alejarse y cuando me doy la vuelta para mirar a Meghan está tiene una mueca en la cara.—¿A que ha venido eso
—¿¡QUÉ TE HA PASADO en la cara Josh!? —le pregunto y paso mis dedos por sus heridas.—No es nada. Ha sido en el gimnasio.—Parece que te ha pasado un camión por encima.Me coge la mano antes de que vuelva a pasar mis dedos por su cara y me mira a los ojos.—Siento mucho lo de antes. Me refiero a lo que ha pasado con Freddy esta mañana, no pretendía molestarte —se disculpa.—No es eso, me ha pillado por sorpresa y...—¿Y qué? —me pregunta al ver que no termino la frase.—¿Es que tú no lo notas?—Si noto, ¿el qué?Intento apartarlo pero me lo impide bloqueando mi cuerpo contra el suyo y la encimera, mi respiración se acelera y me falta el aire.—¿Qué es lo que tendría que notar, Meghan? —insiste.—Nada, déjalo, no tiene importancia.—Peque, dilo.—No puedo.
¡ESE DESGRACIADO QUIERE que lo mate! Está buscando que vaya y le parta la cara.—Me ha dicho que sino vuelvo con él hará que me despidan.—No puede hacer eso, solo intenta asustarte —le contesto.—Lo sé, pero eso no es todo. Le he dicho que no y dice que hablara con su mujer y le dirá la verdad. Ellos son una familia y podrían quitarme a mi bebé.«¡Menudo cabrón!».—¿De verdad crees que hará eso? ¿Descubrirá la verdad y le dirá que lleva dos años engañándola? Yo creo que no.—No estoy tan segura, su mujer no puede tener hijos y ésta sería una oportunidad de tener uno, aunque solo sea de su marido.—Yo me encargo.—¡No! Josh no hagas nada. Es gente muy poderosa —me dice cogiéndome del brazo y apretándolo. Está asustada de verdad.Definitivamente ese gilipollas quiere que lo mate.—De acuerdo, no haré nada —le digo pa
SUS MANOS RECORREN mi cuerpo con una lentitud calculada, quiere hacerme sufrir por burlarme de él, pero por mí puede ir todo lo despacio que quiera, tengo todo el día para disfrutarlo.—Eres tan sexi —susurra contra mi cuello.—Josh.—¿Sí nena?—Quiero sentirte dentro de mí, no puedo esperar más —le suplico.—Paciencia, déjame disfrutarte un poco más pequeña.No digo nada más, no puedo, me ha tumbado sobre la cama y ahora vuelve a estar entre mis piernas. Saboreándome, succionandome y llevándome al cielo son sus caricias. Es tan bueno con el sexo oral. Freddy ni siguiera lo intento alguna vez.Cuando me penetra con los dedos tengo que buscar toda mi fuerza de voluntad para no chillar como una posesa, me tapo la boca con las dos manos y ahogo un grito.«¡Dios, este hombre es increíble!».—No te contengas nena, déjate llevar.