NO SÉ EN QUE MOMENTO la conversación se ha vuelto tan intima, pero saber que hace semanas que no se acuesta con ese capullo de Freddy me hace sentir muy bien, y el cavernícola que hay en mí disfruta aún más con esa confesión.
Antes me ha dicho que soy sexi, pero lo que ella no sabe es que ella sí que lo es, es tremendamente sexi sin proponérselo. Le falta creer un poco más en ella, pero yo lo hago por los dos.
—Tienes que irte, ¿no? —me pregunta devolviéndome a la realidad. Creo que me he quedado embobado mirándola.
—Sí, es verdad.
—Vamos prepárate, ¿no querrás llegar tarde?
Lo cierto es que no quiero irme ahora, pero tengo que trabajar y no puedo fallarle a Jason, se lo he prometido.
Le doy un beso en la frente y salgo corriendo hacia la habitación, me pongo unos tejanos y una camiseta de tirantes.
—Llegaré tarde, así que duerme en mi cama. Yo dormiré en el sofá —le digo al tiempo que cojo el casco de la moto en la entrada.
—No voy a quitarte la habitación otra vez.
—No tiene sentido que duermas en el sofá, yo apenas la voy a usar peque, llegaré de madrugada. No te preocupes por eso, además, tú la necesitas más que yo.
—Pero Josh yo...
—Pero nada, nena —la interrumo y abro la puerta—. No se hable más.
Salgo antes de que diga nada más y me voy.
Llego al club media hora después y Caleb me recibe en la entrada, es el segurata y el que se encarga de que las cosas no se descontrolen. Somos amigos desde hace más de quince años, y gracias a él conseguí este trabajo.
—Qué hay tío, ¿todo bien? —me pregunta en cuanto me bajo de la moto.
—Sí, ¿que tal está el ambiente está noche?
—Bien, las tuyas están un poco revolucionadas, pero en cuanto te quites la ropa se calmarán, o ese espero.
Entro y el local está a tope, la sala donde yo haré mi número está a reventar.
Un grupo de mujeres se ha reunido para celebrar la despedida de una de ellas, y desde donde me encuentro oigo los gritos y la fiesta que tienen ahí montada, con un poco de suerte saldré de esta sin un resguño.
—Prepárate, esas tías están como locas —me dice Jonas, otro de los Strippers—. Se me ha ocurrido entrar para ver si necesitaban algo y por poco me la arrancan joder. Están desesperadas.
Me río y él no puede evitar hacerlo también.
Jonas es un tipo más grande que la puerta de entrada, y aún así puedo ver la cara de terror detrás de esa risa. Lo que me espera.
Las Luces están apagadas cuando entro, solo el escenario está iluminado por una luz central y una silla en medio de este.
La música comienza en cuanto me acerco a la silla y las chicas se acercan hasta el borde, alguna ya se está preparando para saltar en cuanto empiece mi número, por suerte tengo a Caleb y a Terry para protegerme.
—¿Cuando va a empezar esto?
—Sí eso, que empiece ya.
—Vamos quítatelo todo morenazo.
Esos son solo algunos de los comentarios que se oyen desde abajo, está claro que están dejando los mejores para más tarde.
Empieza el espectaculo.
No me he quitado todavía la camisa cuando una pelirroja se sube al escenario y se me tira al cuello, está bastante borracha y apenas se mantiene en pie, pero la tía tiene una fuerza sobrehumana. Me coge del pantalón y tira de él para bajármelo, pero en el último segundo Terry la coge por la cintura y la saca fuera.
La puerta se abre cuando este sale y veo a Patty en la puerta, tiene una sonrisa pérfida en los labios y me hace un gesto con las cejas. Se lo está pasando bomba viendo como me devoran.
Consigo terminar el número a duras penas. Ni siquiera Caleb y Terry juntos, han podido frenar a esas locas, parecía que no hubieran comido carne en años, ¡que manera de tocarme, joder!
Ha habido una que se me ha subido encima en cuanto me he quedado en bolas, sin exagerar, creía que iba a comérmela de un bocado.
—Toma Josh, esto es por lo de esta noche —me dice Jason y me entrega un sobre.
Lo abro y hay más de cuatrocientos dólares.
—¿Y esto? Ya te he dicho que no hacía falta.
—Claro que sí, no solo has entrado antes, sino que casi se te comen ahí dentro —me dice mientras se descojona de la risa.
—Ni que lo digas, pero esto es demasiado.
—Que va, piensa que es un extra por peligrosidad.
Ahora el qué se ríe soy yo. Le doy una palmada en el hombro y chocamos las manos, Jason es un jefe cojonudo.
Recojo mis cosas y me subo a la moto, pero antes de arrancarla sale Patty y me llama.
—Espera un segundo, hombre, ¿que prisa tienes? —me pregunta con esa sonrisa malvada que la caracteriza.
—¿Qué quieres Patty?
—Tranquilo tío solo quiero hablar.
—No tengo tiempo, además estoy cansado. Necesito llegar a casa —le contesto y me pongo el casco.
—¿Has pensado en la oferta que te hice?
—Ya te di mi respuesta, no sé que más quieres que te diga.
—Pues que aceptas.
No se va a dar por vencida aunque sabe lo que opino al respecto. Si acepto estaré infringiendo una de mis normas, y éstas son sagradas.
Pongo la moto en marcha y me largo de allí antes de que pierda la paciencia, en cuanto se trata de Patty es imposible decirle que no, y ella continuará insistiendo, pero no tengo toda la noche.
Llego a mi casa pasadas las cinco de la madrugada, el salón está vacío así que Meghan me ha hecho caso y está durmiendo en mi cama.
En cuanto abro la puerta de mi habitación la luz del pasillo da de lleno sobre ella, y con esta luz está preciosa. Aunque ese picardías que lleva va ser mi perdición, ya lo estoy viendo.
Sin hacer ruido entro para coger mi pijama y una almohada, me doy prisa para no despertarla y ya en la puerta oigo su voz adormilada.
—¿Josh? ¿Eres tú?
—Sí peque, sigue durmiendo —le digo y sigo caminando de puntillas hacia fuera.
—No te vayas, quédate conmigo.
«¡Dios, no me hagas esto!».
—Tranquila, el sofá es muy cómodo.
Se pone de pie y viene hacia mí rascándose los ojos, me coge de la mano y me sonríe, ¡joder, es tan bonita!
Tira de mí y me lleva hasta la cama, se tumba y se coloca a un lado para dejarme sitio.
—Vamos. Ven a la cama conmigo.
EL CALOR DE SU CUERPO es como un bálsamo para mí, me hace sentir segura. Josh es mi mejor amigo y aunque éstos últimos meses no le he hecho mucho caso, he de decir que siempre lo he tenido muy presente.Tengo mucha suerte de tenerlo en mi vida.Me acurruco contra él y la energía que desprende por todas partes me hace sentir bien, protegida.—¿Cómo ha ido la noche? ¿Te han metido mucha mano? —le pregunto y no puedo evitar reírme al hacerlo.—No te rías, pero he temido por mi vida.—Como sois los tíos de exagerados.—Estoy hablando muy enserio, si no llega a ser por los chicos me violan.Me río con más ganas y él me hace cosquillas, me retuerzo entre sus manos y me ataca con más ahínco.—Será posible, ¿te hace gracia que tenga miedo de ir a trabajar?—No, no tiene ninguna gracia. Para por favor —le suplico.—De eso na
«¡CHÚPATE ESA CABRÓN!»La mirada de ese cerdo infiel es para sacarle una foto y llevarla a una exposición al más capullo.No contento con pasarle por la cara que su ex amante ha pasado página, sino que además paso el brazo por detrás de la cintura de Meghan y la atraigo hacia mí para darle un beso en la boca, y no un pico, no, sino un beso en toda regla.—¡Oh, que tiernos! Freddy, míralos y aprende —exclama su mujer—. Tal vez deberías aprender más de este chico tan apasionado.—Sí ya. Andrea, tenemos que irnos. Seguro que estos dos tortolitos quieren estar un rato a solas —dice molesto. Se nota que está rabiando por dentro.—Claro, claro. Hacéis una pareja muy bonita. Algunas tienen mucha suerte —dice mientras se coge del brazo de su marido y sonríe.Los veo alejarse y cuando me doy la vuelta para mirar a Meghan está tiene una mueca en la cara.—¿A que ha venido eso
—¿¡QUÉ TE HA PASADO en la cara Josh!? —le pregunto y paso mis dedos por sus heridas.—No es nada. Ha sido en el gimnasio.—Parece que te ha pasado un camión por encima.Me coge la mano antes de que vuelva a pasar mis dedos por su cara y me mira a los ojos.—Siento mucho lo de antes. Me refiero a lo que ha pasado con Freddy esta mañana, no pretendía molestarte —se disculpa.—No es eso, me ha pillado por sorpresa y...—¿Y qué? —me pregunta al ver que no termino la frase.—¿Es que tú no lo notas?—Si noto, ¿el qué?Intento apartarlo pero me lo impide bloqueando mi cuerpo contra el suyo y la encimera, mi respiración se acelera y me falta el aire.—¿Qué es lo que tendría que notar, Meghan? —insiste.—Nada, déjalo, no tiene importancia.—Peque, dilo.—No puedo.
¡ESE DESGRACIADO QUIERE que lo mate! Está buscando que vaya y le parta la cara.—Me ha dicho que sino vuelvo con él hará que me despidan.—No puede hacer eso, solo intenta asustarte —le contesto.—Lo sé, pero eso no es todo. Le he dicho que no y dice que hablara con su mujer y le dirá la verdad. Ellos son una familia y podrían quitarme a mi bebé.«¡Menudo cabrón!».—¿De verdad crees que hará eso? ¿Descubrirá la verdad y le dirá que lleva dos años engañándola? Yo creo que no.—No estoy tan segura, su mujer no puede tener hijos y ésta sería una oportunidad de tener uno, aunque solo sea de su marido.—Yo me encargo.—¡No! Josh no hagas nada. Es gente muy poderosa —me dice cogiéndome del brazo y apretándolo. Está asustada de verdad.Definitivamente ese gilipollas quiere que lo mate.—De acuerdo, no haré nada —le digo pa
SUS MANOS RECORREN mi cuerpo con una lentitud calculada, quiere hacerme sufrir por burlarme de él, pero por mí puede ir todo lo despacio que quiera, tengo todo el día para disfrutarlo.—Eres tan sexi —susurra contra mi cuello.—Josh.—¿Sí nena?—Quiero sentirte dentro de mí, no puedo esperar más —le suplico.—Paciencia, déjame disfrutarte un poco más pequeña.No digo nada más, no puedo, me ha tumbado sobre la cama y ahora vuelve a estar entre mis piernas. Saboreándome, succionandome y llevándome al cielo son sus caricias. Es tan bueno con el sexo oral. Freddy ni siguiera lo intento alguna vez.Cuando me penetra con los dedos tengo que buscar toda mi fuerza de voluntad para no chillar como una posesa, me tapo la boca con las dos manos y ahogo un grito.«¡Dios, este hombre es increíble!».—No te contengas nena, déjate llevar.
ESTOY EN UNA BURBUJA ahora mismo. No me puedo creer que por fin haya pasado. Meghan duerme a mi lado después de una noche de sexo increíble, está agotada y yo también. ¿Quien me iba a decir que alguna vez pasaría? Yo no por supuesto.Mi teléfono suena en el comedor, debí de dejármelo allí anoche.Me levanto como puedo sin hacer ningún movimiento brusco, no quiero despertarla. Parece un ángel ahora mismo con el pelo esparcido sobre la almohada y ese cuerpo tan perfecto que tiene, decir que es hermosa no le hace justicia.—¿Sí? —pregunto ya que no aparece ningún número en la pantalla.—Soy Parker, tengo algo. Tenía razón, no tiene suficiente con una amante, tiene tres.«Lo sabía, ese cerdo no es de fiar».—¿Tres? ¡Pedazo de cabrón!—Sí, es un tío con suerte. La primera se llama Suzanne, tiene veintiocho y es abogada en su lugar de trabajo. Se ven dos veces a la semana
HE PODIDO ESQUIVARLE toda la mañana. Freddy ha intentado hablar conmigo pero le he dado esquinazo, suerte que desde que empezamos nuestra relación me hizo cambiar de departamento para que el resto de empleados no descubriera que estábamos juntos.—¿Se puede saber por qué sonríes tanto? —me pregunta Mel.—Yo no sonrío.—Sí ya, claro, ¡mírala ahí está otra vez! —me dice a la vez que me señala con el dedo.—No sonrió tú me haces reír que es diferente.—Vale, vale, ya me enteraré.Se da media vuelta con el ceño fruncido pero está sonriendo. Si sigo de tan buen humor pronto sabrá que me pasa, otra cosa no, pero a cotilla no la gana nadie.Lo cierto es que no puedo dejar de sonreir, y de pensar en Josh. Hemos pasado una noche muy, pero que muy movidita y claro, ahora no puedo sacarme de la cabeza todas las cosas que hicimos.Sobre las doce me preparo para
HE SALIDO DEL GIMNASIO, he ido a correr y luego a casa a darme una ducha. Ahora voy de camino al supermercado para comprar. Mañana tengo fiesta y quiero prepararle una buena cena, será la primera después de lo que ha pasado entre nosotros y quiero darle una sorpresa.Mi teléfono vibra dentro de mis pantalones de chándal, miro el número y es el de Meghan. Lo cojo con una sonrisa de bobo en la cara hasta que la voz de un hombre al otro lado me pone en alerta.—¿Eres Josh? —me pregunta.—Sí, ¿por qué tienes el teléfono de Meghan? ¿Quién coño eres tú?—Soy un compañero de trabajo, no te asustes pero estamos en el hospital, ella está bien.—¿Dónde está, en que hospital?En cuanto me da la dirección cojo la moto y me voy para allá. Llego siete minutos más tarde y dejo la moto aparcada en la entrada sin candado ni nada, ahora mis prioridades son ella y el bebé, ¿le habrá pasado algo?