EL CALOR DE SU CUERPO es como un bálsamo para mí, me hace sentir segura. Josh es mi mejor amigo y aunque éstos últimos meses no le he hecho mucho caso, he de decir que siempre lo he tenido muy presente.
Tengo mucha suerte de tenerlo en mi vida.
Me acurruco contra él y la energía que desprende por todas partes me hace sentir bien, protegida.
—¿Cómo ha ido la noche? ¿Te han metido mucha mano? —le pregunto y no puedo evitar reírme al hacerlo.
—No te rías, pero he temido por mi vida.
—Como sois los tíos de exagerados.
—Estoy hablando muy enserio, si no llega a ser por los chicos me violan.
Me río con más ganas y él me hace cosquillas, me retuerzo entre sus manos y me ataca con más ahínco.
—Será posible, ¿te hace gracia que tenga miedo de ir a trabajar?
—No, no tiene ninguna gracia. Para por favor —le suplico.
—De eso nada. No hasta que te disculpes.
—Lo siento, lo digo en serio Josh.
—Eso está mejor —me dice y se detiene.
En algún momento se ha subido encima de mí y ahora me mira desde arriba con una sombra en su mirada, sus ojos brillan con la luz de la luna que entra por la ventana.
Está tan guapo con esta luz.
Un impulso que no sé de donde sale me hace cogerlo por la nuca y atraerlo hacia mi boca, los dos nos quedamos sorprendidos por mi arrebato.
—Perdona, lo siento —le digo y me tapo la cara con las manos.
—No pasa nada peque.
Se baja y se coloca a mi lado, no parece incómodo aunque creo que yo sí lo estoy, no por haberlo besado, pero si por no saber que hacer a continuación. Somos amigos, ¿cambiará en algo nuestra relación después de esto?
—No sé que me ha pasado, de verdad. Lo siento mucho.
—Está bien —me dice y aparta mis manos de mi cara—. No ha tenido importancia.
—Son las hormonas que me tienen como loca, no sabía que...
—Meghan —me llama al ver que no me callo—. Déjalo, no pasa nada.
Se hace el silencio, no sé qué decir ni que hacer. ¿Me voy? ¿Me doy la vuelta y me pongo a dormir? ¿Se va a volver rara ahora nuestra relación?
—Es tarde —dice al fin—. Será mejor que durmamos un poco.
—Sí, tienes razón.
Me doy la vuelta y me desplazo disimuladamente hacia el extremo opuesto, pero entonces siento sus manos rodearme y me da un beso en la cabeza.
—Buenas noche peque.
—Buenas noches —le contesto antes de quedarme dormida de nuevo entre sus brazos.
Por la mañana cuando me despierto me doy la vuelta y Josh no está, paso mi mano por su lado de la cama y aún está caliente. Entonces se oye la cisterna y la puerta del baño se abre.
Aparece él con su pantalón de pijama ancho y caído en las caderas. Sin cortarme ni un pelo le hago un repaso de arriba abajo, y cuando mis ojos llegan a su cara está sonriendo.
—¿Las hormonas otra vez? —me pregunta socarron.
—Oh vamos, cállate.
—Lo comprendo, soy muy sexi.
Esa palabra otra vez, recuerdo cuando el otro día le dije que era sexi. Creo que ahora no me dejará olvidarlo jamás.
—¿Te apetece que vayamos a desayunar fuera? —le pregunto para cambiar de tema.
—Claro, me doy una ducha y nos vamos.
—Vale, entonces espero a que acabes tú, y me doy una yo también.
—Sí quieres podemos compartir la ducha, tal vez tus hormonas me lo agradecerán —me dice y empieza a reírse.
Le tiro la almohada y la coge al vuelo, luego me la tira él a mí y me da de lleno en toda la cara.
No puedo evitar reírme yo también.
Hemos decidido ir al Starbucks del otro día y pedimos: yo un chocolate con doble de nata y un croissant, y él un café solo y una magdalena de arándanos.
Cuando me he terminado el croissant aún me queda bastante chocolate, así que después de mirar su magdalena por más tiempo del necesario, Josh me da la mitad y yo sonrío satisfecha.
Me voy a poner como un tonel si sigo así.
—¿Te apetece algo más? —me pregunta poniéndose de pie y con una sonrisa burlona en la cara.
—No, creo que ya he comido suficiente para dos semanas.
—De acuerdo, voy a pagar.
Me termino el resto del chocolate que me queda y recojo mis cosas, cuando Josh vuelve ya le estoy esperando en la puerta.
—Tienes un poco de... —antes de terminar la frase pasa su pulgar por encima de mis labios y luego se lleva este a la boca.
¿Es que quiere matarme? Le miro embobada y él sonríe.
—¿Qué pasa? Tenías un poco de chocolate, y como no me has ofrecido... Me he quedado con las ganas —me suelta como si tal cosa.
Definitivamente voy a morir de sobreexcitación.
Sale de la tienda con una sonrisa en los labios y dejándome más cachonda que una tabla de planchar. Pero me las va pagar, ya lo verá.
El lunes me lleva al trabajo y me acompaña hasta la puerta, allí vemos salir a Freddy de su coche acompañado de su mujer, Andrea.
Ella me saluda como si llevara meses sin verme, es una mujer muy dulce y muy simpática, aún me siento mal cada vez que me cruzo con ella, no se merece al marido que le ha tocado ni que yo finja ser su amiga.
—Cuanto tiempo sin verte Meghan, ¿como va todo? —me pregunta y me da dos besos.
—Esto... bien. Bastante bien la verdad.
—Me alegro cielo, ¿mi marido se porta bien contigo? ¿No te dará mucho trabajo?
«Si tú supieras, bonita».
—No, para nada —miento.
—Y quien es este chico tan guapo, ¿tu novio?
—Así es, soy Josh. Encantado.
Me quedo muda, no sé qué decir después de esto, no me esperaba que Josh dijera eso, y menos delante de Freddy que ahora nos mira a uno y a otro frunciendo el ceño.
«¡CHÚPATE ESA CABRÓN!»La mirada de ese cerdo infiel es para sacarle una foto y llevarla a una exposición al más capullo.No contento con pasarle por la cara que su ex amante ha pasado página, sino que además paso el brazo por detrás de la cintura de Meghan y la atraigo hacia mí para darle un beso en la boca, y no un pico, no, sino un beso en toda regla.—¡Oh, que tiernos! Freddy, míralos y aprende —exclama su mujer—. Tal vez deberías aprender más de este chico tan apasionado.—Sí ya. Andrea, tenemos que irnos. Seguro que estos dos tortolitos quieren estar un rato a solas —dice molesto. Se nota que está rabiando por dentro.—Claro, claro. Hacéis una pareja muy bonita. Algunas tienen mucha suerte —dice mientras se coge del brazo de su marido y sonríe.Los veo alejarse y cuando me doy la vuelta para mirar a Meghan está tiene una mueca en la cara.—¿A que ha venido eso
—¿¡QUÉ TE HA PASADO en la cara Josh!? —le pregunto y paso mis dedos por sus heridas.—No es nada. Ha sido en el gimnasio.—Parece que te ha pasado un camión por encima.Me coge la mano antes de que vuelva a pasar mis dedos por su cara y me mira a los ojos.—Siento mucho lo de antes. Me refiero a lo que ha pasado con Freddy esta mañana, no pretendía molestarte —se disculpa.—No es eso, me ha pillado por sorpresa y...—¿Y qué? —me pregunta al ver que no termino la frase.—¿Es que tú no lo notas?—Si noto, ¿el qué?Intento apartarlo pero me lo impide bloqueando mi cuerpo contra el suyo y la encimera, mi respiración se acelera y me falta el aire.—¿Qué es lo que tendría que notar, Meghan? —insiste.—Nada, déjalo, no tiene importancia.—Peque, dilo.—No puedo.
¡ESE DESGRACIADO QUIERE que lo mate! Está buscando que vaya y le parta la cara.—Me ha dicho que sino vuelvo con él hará que me despidan.—No puede hacer eso, solo intenta asustarte —le contesto.—Lo sé, pero eso no es todo. Le he dicho que no y dice que hablara con su mujer y le dirá la verdad. Ellos son una familia y podrían quitarme a mi bebé.«¡Menudo cabrón!».—¿De verdad crees que hará eso? ¿Descubrirá la verdad y le dirá que lleva dos años engañándola? Yo creo que no.—No estoy tan segura, su mujer no puede tener hijos y ésta sería una oportunidad de tener uno, aunque solo sea de su marido.—Yo me encargo.—¡No! Josh no hagas nada. Es gente muy poderosa —me dice cogiéndome del brazo y apretándolo. Está asustada de verdad.Definitivamente ese gilipollas quiere que lo mate.—De acuerdo, no haré nada —le digo pa
SUS MANOS RECORREN mi cuerpo con una lentitud calculada, quiere hacerme sufrir por burlarme de él, pero por mí puede ir todo lo despacio que quiera, tengo todo el día para disfrutarlo.—Eres tan sexi —susurra contra mi cuello.—Josh.—¿Sí nena?—Quiero sentirte dentro de mí, no puedo esperar más —le suplico.—Paciencia, déjame disfrutarte un poco más pequeña.No digo nada más, no puedo, me ha tumbado sobre la cama y ahora vuelve a estar entre mis piernas. Saboreándome, succionandome y llevándome al cielo son sus caricias. Es tan bueno con el sexo oral. Freddy ni siguiera lo intento alguna vez.Cuando me penetra con los dedos tengo que buscar toda mi fuerza de voluntad para no chillar como una posesa, me tapo la boca con las dos manos y ahogo un grito.«¡Dios, este hombre es increíble!».—No te contengas nena, déjate llevar.
ESTOY EN UNA BURBUJA ahora mismo. No me puedo creer que por fin haya pasado. Meghan duerme a mi lado después de una noche de sexo increíble, está agotada y yo también. ¿Quien me iba a decir que alguna vez pasaría? Yo no por supuesto.Mi teléfono suena en el comedor, debí de dejármelo allí anoche.Me levanto como puedo sin hacer ningún movimiento brusco, no quiero despertarla. Parece un ángel ahora mismo con el pelo esparcido sobre la almohada y ese cuerpo tan perfecto que tiene, decir que es hermosa no le hace justicia.—¿Sí? —pregunto ya que no aparece ningún número en la pantalla.—Soy Parker, tengo algo. Tenía razón, no tiene suficiente con una amante, tiene tres.«Lo sabía, ese cerdo no es de fiar».—¿Tres? ¡Pedazo de cabrón!—Sí, es un tío con suerte. La primera se llama Suzanne, tiene veintiocho y es abogada en su lugar de trabajo. Se ven dos veces a la semana
HE PODIDO ESQUIVARLE toda la mañana. Freddy ha intentado hablar conmigo pero le he dado esquinazo, suerte que desde que empezamos nuestra relación me hizo cambiar de departamento para que el resto de empleados no descubriera que estábamos juntos.—¿Se puede saber por qué sonríes tanto? —me pregunta Mel.—Yo no sonrío.—Sí ya, claro, ¡mírala ahí está otra vez! —me dice a la vez que me señala con el dedo.—No sonrió tú me haces reír que es diferente.—Vale, vale, ya me enteraré.Se da media vuelta con el ceño fruncido pero está sonriendo. Si sigo de tan buen humor pronto sabrá que me pasa, otra cosa no, pero a cotilla no la gana nadie.Lo cierto es que no puedo dejar de sonreir, y de pensar en Josh. Hemos pasado una noche muy, pero que muy movidita y claro, ahora no puedo sacarme de la cabeza todas las cosas que hicimos.Sobre las doce me preparo para
HE SALIDO DEL GIMNASIO, he ido a correr y luego a casa a darme una ducha. Ahora voy de camino al supermercado para comprar. Mañana tengo fiesta y quiero prepararle una buena cena, será la primera después de lo que ha pasado entre nosotros y quiero darle una sorpresa.Mi teléfono vibra dentro de mis pantalones de chándal, miro el número y es el de Meghan. Lo cojo con una sonrisa de bobo en la cara hasta que la voz de un hombre al otro lado me pone en alerta.—¿Eres Josh? —me pregunta.—Sí, ¿por qué tienes el teléfono de Meghan? ¿Quién coño eres tú?—Soy un compañero de trabajo, no te asustes pero estamos en el hospital, ella está bien.—¿Dónde está, en que hospital?En cuanto me da la dirección cojo la moto y me voy para allá. Llego siete minutos más tarde y dejo la moto aparcada en la entrada sin candado ni nada, ahora mis prioridades son ella y el bebé, ¿le habrá pasado algo?
—HOLA PEQUE —me susurra y me acaricia el pelo.Me encanta cuando es tan dulce. Sé que nada malo puede pasarme si estoy a su lado, no sé cómo explicarlo, pero es como si tuviéramos una conexión especial.—Hola feo.—¿Así que feo eh?Asiento con la cabeza y le hago un mohín de lo más infantil. Él sonríe y me da un beso en los labios muy, pero que muy lento, todo mi cuerpo se estremece y empieza a arder.«Estás dichosas hormonas me van a volver loca».—¿Por qué vuelves a llevar ropa? —le digo y lo cojo de la camiseta para atraerlo más cerca y profundizar el beso.—Necesitas dormir peque, no seas mala.—Pero es que a mí me gusta ser mala, sobretodo contigo. No sé, despiertas la loba que hay en mí.Se ríe y de un salto se estira a mi lado y me sube encima de él, yo desnuda y él con el pijama, esta vez completo. Él nunca se pone más de un