DE CAMINO A CASA PASAMOS por un Starbucks y me apetece mucho comer un muffin de Nutella y otro de nueces. Después de vomitar todo el desayuno, ahora me muero de hambre.
Josh se pide un café solo con hielo y pellizca un trozo de mi muffin de nueces.
—Oye, es mío, pídete otro para ti —le digo entre risas.
—Tienes que aprender a compartir, eso es lo que hacen las madres, darle todo a sus hijos aunque tengan que quitárselo de la boca.
—Quiefefs —le digo mostrando el muffin que tengo masticado en la boca.
La mueca que hace es para morirse de risa, terminamos riéndonos los dos y tengo que taparme la boca para no escupir la comida.
Nos pasamos más de una hora riendo y recordando viejos tiempos, no recordaba lo bien que me lo paso con él, reconozco que lo he tenido muy abandonado desde que empecé mi relación con Freddy, y mira como he acabado. Ese idiota me ha tenido apartada de todos los que me quieren. Pero eso se ha terminado, a partir de ahora pienso usar todo mi tiempo en ellos.
—¿Nos vamos? —me pregunta Josh que está de pie frente a mí, ha pagado y ahora espera para irnos.
Me tiende la mano y se la cojo, un escalofrío me recorre la columna al sentir su piel y siento que algo ha cambiado entre nosotros.
Una vez en su casa me pongo cómoda con un mini short y la misma camiseta que él me dejó anoche para dormir. Recordar eso me hace pensar en lo poco que he dormido, no he pegado ojo en toda la noche sintiendo el calor de su cuerpo pegado al mío. Ha sido una tortura. Y lo de esta mañana ha sido la guinda del pastel cuando he sentido su erección en mi trasero, casi me muero de gusto.
¿Qué me está pasando con este hombre? Las hormonas me están volviendo loca, es eso.
Se me escapa el mando de las manos mientras recuerdo ese momento y este termina debajo del sofá, me agacho a recogerlo pero no llego así que me pongo de rodillas y meto la mano para alcanzarlo.
—¡Joder! —maldice Josh asustándome y tengo que levantarme de golpe.
Está delante de la puerta del baño mirando para todas partes menos a mí, lleva un pantalón holgado que le cae justo en las caderas marcando esa V que tanto me gusta en un hombre, y ahora la que exclama "joder" mentalmente soy yo, ya es lo que me faltaba para terminar de correrme. ¿Cómo se puede estar tan bueno por el amor de Dios?
No lleva camiseta y agradezco a los dioses que me dejen contemplarlo de esa manera.
—¿Estás bien? —le pregunto al ver que no se mueve y de golpe se da la vuelta y se toca sus partes disimuladamente.
Parece avergonzado aunque no entiendo por qué, no seré la primera mujer ni la última que se lo come con los ojos.
—Esto... ¿Necesitas algo antes de que me vaya al club? —me pregunta con la voz un poco ronca.
—No, creo que no —le contesto pero lo que de verdad me gustaría pedirle es un polvo rápido para rebajar este calentón tan tonto.
«Vamos a ver, sois amigos eso lo primero, y lo segundo, estás preñada de otro hombre, ¿como se te ocurre pensar esas cosas?», me riño.
—De acuerdo voy a la ducha, si me necesitas avísame.
—¿No acabas de...?
No puedo terminar la frase porque se mete en el baño otra vez y un segundo después oigo el agua correr.
Pero si acaba de ducharse, ¿no?
Ya no sé dónde meterme, lleva como veinte minutos en la ducha, ¿acaso necesita tanto rato para ducharse?
No entenderé nunca a los hombres.
Tengo hambre otra vez. ¿Va a ser asi siempre a partir de ahora? Me levanto del sofá y abro la nevera, cojo una botella de leche, sirope de chocolate y mermelada, una combinación un tanto rara, pero es lo que me apetece ahora mismo. Lo meto todo en una batidora y me lo tomo como un batido.
—Vas a tomarte eso, ¿en serio?
—¿Qué le pasa? Está bueno.
—Anda, déjame a mí —me dice y me aparta de la isla con un golpe suave de cadera.
—¿Qué haces?
—Alimentar a ese pobre niño con comida de verdad. Siéntate y aprende, pequeña.
Me lo quedo mirando mientras trastea en la cocina. Saca pasta, carne picada, tomates frescos y albahaca.
Mientras prepara macarrones a la boloñesa yo me como uno de los tomates que no ha utilizado y él me sonríe, luego me lo quita de las manos y le da un bocado. Lo recupero después de hacer un puchero y él termina muerto de la risa.
Adoro estos momentos juntos.
Cenamos antes de que se prepare para ir a trabajar y hablamos un rato más.
—Dime, ¿has conocido a alguien desde la última vez que hablamos? —le pregunto.
—Peque, de eso solo hace una semana.
—¿Y? Estás muy bueno y eres sexi, dudo que te cueste mucho ligar.
—¿Tú crees que soy sexi? —me pregunta con una sonrisa socarrona.
—Vamos Josh mírate, ¿de verdad tienes que preguntarlo?
Su mirada se oscurece y deja el tenedor en el plato, un aura extraña se crea entre nosotros, ¿tal vez he ido demasiado lejos?
—No, hace meses que no me veo con nadie —responde al fin. Hace una pequeña pausa y añade—. Y la verdad, tampoco es que tenga mucho tiempo, entre el club y las clases de defensa personal, es difícil conocer gente con la vida tan ajetreada que llevo últimamente.
—¿Meses? ¿En serio?
—Sí bueno, ya te he dicho que estoy muy liado últimamente.
«Y yo que creía que estaba a dos velas».
—No, bueno. Yo tampoco tengo una vida sexual muy boyante que digamos, desde que, bueno...
¿Desde cuando nos hemos convertido en confidentes en temas sexuales?
Nos quedamos en silencio y tengo que desviar la mirada para otro lado, creo que debo parecer uno de los tomates que me he comido antes de lo colorada que me he puesto.
NO SÉ EN QUE MOMENTO la conversación se ha vuelto tan intima, pero saber que hace semanas que no se acuesta con ese capullo de Freddy me hace sentir muy bien, y el cavernícola que hay en mí disfruta aún más con esa confesión.Antes me ha dicho que soy sexi, pero lo que ella no sabe es que ella sí que lo es, es tremendamente sexi sin proponérselo. Le falta creer un poco más en ella, pero yo lo hago por los dos.—Tienes que irte, ¿no? —me pregunta devolviéndome a la realidad. Creo que me he quedado embobado mirándola.—Sí, es verdad.—Vamos prepárate, ¿no querrás llegar tarde?Lo cierto es que no quiero irme ahora, pero tengo que trabajar y no puedo fallarle a Jason, se lo he prometido.Le doy un beso en la frente y salgo corriendo hacia la habitación, me pongo unos tejanos y una camiseta de tirantes.—Llegaré tarde, así que duerme en mi cama. Yo dormiré en el sofá —l
EL CALOR DE SU CUERPO es como un bálsamo para mí, me hace sentir segura. Josh es mi mejor amigo y aunque éstos últimos meses no le he hecho mucho caso, he de decir que siempre lo he tenido muy presente.Tengo mucha suerte de tenerlo en mi vida.Me acurruco contra él y la energía que desprende por todas partes me hace sentir bien, protegida.—¿Cómo ha ido la noche? ¿Te han metido mucha mano? —le pregunto y no puedo evitar reírme al hacerlo.—No te rías, pero he temido por mi vida.—Como sois los tíos de exagerados.—Estoy hablando muy enserio, si no llega a ser por los chicos me violan.Me río con más ganas y él me hace cosquillas, me retuerzo entre sus manos y me ataca con más ahínco.—Será posible, ¿te hace gracia que tenga miedo de ir a trabajar?—No, no tiene ninguna gracia. Para por favor —le suplico.—De eso na
«¡CHÚPATE ESA CABRÓN!»La mirada de ese cerdo infiel es para sacarle una foto y llevarla a una exposición al más capullo.No contento con pasarle por la cara que su ex amante ha pasado página, sino que además paso el brazo por detrás de la cintura de Meghan y la atraigo hacia mí para darle un beso en la boca, y no un pico, no, sino un beso en toda regla.—¡Oh, que tiernos! Freddy, míralos y aprende —exclama su mujer—. Tal vez deberías aprender más de este chico tan apasionado.—Sí ya. Andrea, tenemos que irnos. Seguro que estos dos tortolitos quieren estar un rato a solas —dice molesto. Se nota que está rabiando por dentro.—Claro, claro. Hacéis una pareja muy bonita. Algunas tienen mucha suerte —dice mientras se coge del brazo de su marido y sonríe.Los veo alejarse y cuando me doy la vuelta para mirar a Meghan está tiene una mueca en la cara.—¿A que ha venido eso
—¿¡QUÉ TE HA PASADO en la cara Josh!? —le pregunto y paso mis dedos por sus heridas.—No es nada. Ha sido en el gimnasio.—Parece que te ha pasado un camión por encima.Me coge la mano antes de que vuelva a pasar mis dedos por su cara y me mira a los ojos.—Siento mucho lo de antes. Me refiero a lo que ha pasado con Freddy esta mañana, no pretendía molestarte —se disculpa.—No es eso, me ha pillado por sorpresa y...—¿Y qué? —me pregunta al ver que no termino la frase.—¿Es que tú no lo notas?—Si noto, ¿el qué?Intento apartarlo pero me lo impide bloqueando mi cuerpo contra el suyo y la encimera, mi respiración se acelera y me falta el aire.—¿Qué es lo que tendría que notar, Meghan? —insiste.—Nada, déjalo, no tiene importancia.—Peque, dilo.—No puedo.
¡ESE DESGRACIADO QUIERE que lo mate! Está buscando que vaya y le parta la cara.—Me ha dicho que sino vuelvo con él hará que me despidan.—No puede hacer eso, solo intenta asustarte —le contesto.—Lo sé, pero eso no es todo. Le he dicho que no y dice que hablara con su mujer y le dirá la verdad. Ellos son una familia y podrían quitarme a mi bebé.«¡Menudo cabrón!».—¿De verdad crees que hará eso? ¿Descubrirá la verdad y le dirá que lleva dos años engañándola? Yo creo que no.—No estoy tan segura, su mujer no puede tener hijos y ésta sería una oportunidad de tener uno, aunque solo sea de su marido.—Yo me encargo.—¡No! Josh no hagas nada. Es gente muy poderosa —me dice cogiéndome del brazo y apretándolo. Está asustada de verdad.Definitivamente ese gilipollas quiere que lo mate.—De acuerdo, no haré nada —le digo pa
SUS MANOS RECORREN mi cuerpo con una lentitud calculada, quiere hacerme sufrir por burlarme de él, pero por mí puede ir todo lo despacio que quiera, tengo todo el día para disfrutarlo.—Eres tan sexi —susurra contra mi cuello.—Josh.—¿Sí nena?—Quiero sentirte dentro de mí, no puedo esperar más —le suplico.—Paciencia, déjame disfrutarte un poco más pequeña.No digo nada más, no puedo, me ha tumbado sobre la cama y ahora vuelve a estar entre mis piernas. Saboreándome, succionandome y llevándome al cielo son sus caricias. Es tan bueno con el sexo oral. Freddy ni siguiera lo intento alguna vez.Cuando me penetra con los dedos tengo que buscar toda mi fuerza de voluntad para no chillar como una posesa, me tapo la boca con las dos manos y ahogo un grito.«¡Dios, este hombre es increíble!».—No te contengas nena, déjate llevar.
ESTOY EN UNA BURBUJA ahora mismo. No me puedo creer que por fin haya pasado. Meghan duerme a mi lado después de una noche de sexo increíble, está agotada y yo también. ¿Quien me iba a decir que alguna vez pasaría? Yo no por supuesto.Mi teléfono suena en el comedor, debí de dejármelo allí anoche.Me levanto como puedo sin hacer ningún movimiento brusco, no quiero despertarla. Parece un ángel ahora mismo con el pelo esparcido sobre la almohada y ese cuerpo tan perfecto que tiene, decir que es hermosa no le hace justicia.—¿Sí? —pregunto ya que no aparece ningún número en la pantalla.—Soy Parker, tengo algo. Tenía razón, no tiene suficiente con una amante, tiene tres.«Lo sabía, ese cerdo no es de fiar».—¿Tres? ¡Pedazo de cabrón!—Sí, es un tío con suerte. La primera se llama Suzanne, tiene veintiocho y es abogada en su lugar de trabajo. Se ven dos veces a la semana
HE PODIDO ESQUIVARLE toda la mañana. Freddy ha intentado hablar conmigo pero le he dado esquinazo, suerte que desde que empezamos nuestra relación me hizo cambiar de departamento para que el resto de empleados no descubriera que estábamos juntos.—¿Se puede saber por qué sonríes tanto? —me pregunta Mel.—Yo no sonrío.—Sí ya, claro, ¡mírala ahí está otra vez! —me dice a la vez que me señala con el dedo.—No sonrió tú me haces reír que es diferente.—Vale, vale, ya me enteraré.Se da media vuelta con el ceño fruncido pero está sonriendo. Si sigo de tan buen humor pronto sabrá que me pasa, otra cosa no, pero a cotilla no la gana nadie.Lo cierto es que no puedo dejar de sonreir, y de pensar en Josh. Hemos pasado una noche muy, pero que muy movidita y claro, ahora no puedo sacarme de la cabeza todas las cosas que hicimos.Sobre las doce me preparo para