El título de “señora Leroy” y todo el dinero de Andrew, tarde o temprano, iban a ser suyos. No había que apresurarse, tenía que jugar con calma. Así que esta vez, Callista no dijo nada.Andrew hacía mucho que no volvía a casa de día. Parado frente a esa mansión que conocía tan bien, por primera vez en mucho tiempo sintió algo raro, como si todo fuera extraño. Siempre dicen que la distancia hace más fuerte el amor… quizá por eso le pasaba eso ahora.—Juli, ya llegué —dijo, mientras cruzaba el jardín y entraba rápido hasta el salón.Las plantas del jardín estaban bien cuidadas, y dentro de la casa todo seguía igual: limpio, ordenado, con ese toque que solo Juliana sabía darle.Eso era 100% obra de ella.Andrew sintió ganas de abrazarla y decirle “Gracias, amor, por todo lo que haces”. Pero cuando buscó con la mirada, no la vio por ningún lado. Entonces le preguntó a una empleada que andaba limpiando:—¿Dónde está Juli? ¿Salió a comprar algo?A esa hora, ella siempre estaba en casa.Los e
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