—Señorita Girard —decía uno de los tantos mensajes—, ya conoces a este tipo: nostálgico, le gusta aparentar. Mientras tú no digas nada, él puede seguir manteniéndote. Pero creo que es mejor dejar las cosas claras.—El amor no tiene reglas, pero si yo lo hubiera conocido primero, ustedes dos serían solo viejos conocidos. Las mujeres deben mantenerse arregladas, ¿o quién va a querer llegar a casa con alguien que siempre anda sin maquillaje?—Que sea un poco más joven no me hace especial, pero es mil veces mejor que estar vieja, y peor compitiendo conmigo. Hay que saber cuáles son los límites de uno mismo. Hoy Andrew volvió a decirme que me veo hermosa.—Jajaja, este collar me lo regaló Andrew, lo diseñó él mismo.—Señorita Girard, entiéndeme, ¿sí? Andrew y yo nos amamos de verdad. Y si estás de acuerdo, esa casa puede ser tuya, como parte del trato. Porque a mí Andrew me va a comprar una nueva.…Los mensajes seguían, uno tras otro. Cortos, mal escritos, pero siempre refiriéndose a Julia
Leer más