Jueces del Deseo
Jueces del Deseo
Por: Victor Ramos
Capítulo 1
Y aquel era el plan que ella tenía para el futuro.

Ella había decidido largarse por completo de allí.

Juliana Girard entonces preguntó:

—Discúlpenme caballero, ¿ya puedo cambiar mi nombre en el pasaporte?

—Sí, ya en efecto puede hacerlo, aquí tiene su recibo. Con este papelito puede dirigirse a la ventanilla de abajo para cambiar el nombre en su pasaporte.

Y Juliana hizo el trámite de cambio de nombre lo más rápido que pudo

Pero no cambió nada más: ni el certificado de graduación, ni el acta de nacimiento, ni ninguna otra cosa.

Al fin y al cabo, dentro de una semana, tomaría su nuevo pasaporte y se iría muy lejos, el pasado quedaría atrás para siempre, ya no lo necesitaba.

Con su nuevo pasaporte en mano, salió de la oficina de trámites. Frente a ella estaba el edificio más emblemático y conocido en toda Ferreirola.

En la pantalla del edificio, se estaba transmitiendo una entrevista con el CEO de Finanzas Globo-ALJ, Andrew Leroy.

Aquel entrevistador notó un sutil gesto por parte de él y, sonriendo, le preguntó:

—Señor Leroy, he notado que ha estado usted tocando sin parar ese anillo de matrimonio que lleva en su mano, pero… siendo solo un anillo de plata, me preguntaba si este, ¿tiene este algún significado especial o algo por el estilo?

Andrew mostró una sonrisita y levantó la mano para mostrárselo:

—Si, este de aquí es mi anillo de matrimonio.

—¿Cómo? Perdone, pensé que con su todo su dinero, su anillo de matrimonio debía ser de diamantes, y de por sí con sus buenos quilates.

Andrew entonces le replicó.

—Esta argolla de matrimonio que usted ve acá, la talle yo mismo, la fui puliendo poco a poco, y grabé los nombres de mi esposa y el mío.

—¡Vaya que interesante, y en efecto tiene dos letras! AL y.…

Andrew se apuró a completar:

—Y las iniciales JG, mi esposa se llama Juliana Girard.

—¡Qué cosas tiene que ver uno! Supongo que en otra vida pasaron guerras y años para que se pudieran casar.

Andrew solo le respondió:

—Siendo sinceros, yo creo que hice muchas cosas buenas en esta vida, y mi recompensa fue casarme con ella.

Quienes pasaban mirando la pantalla murmuraban llenos de envidia.

Pero la persona en cuestión, Juliana, solo se rio irónicamente.

Ella y Andrew se habían amado de veras mucho, desde que se conocieron sus años escolares hasta el matrimonio, juntos pasaron quince años.

En los ojos de sus compañeros y profesores, el par hacía la pareja perfecta.

Pero hace dos meses todo cambio.

Ella recibió una foto en la que se veía una mujer desconocida.

Aquella muchacha parecía tener poco más de veinte años, pero llevaba unas medias muy provocativas y una camisa que dejaba poco a la imaginación, llena de chupones en su cuello y parte de su pecho.

No hacía falta adivinar que acababa de pasar una noche de pasión.

Y en la cámara se le veía haciendo una V de victoria.

En su dedo índice, se podía vislumbrar que llevaba un anillo de plata, pero al parecer poco grande para ella, probablemente un anillo de hombre.

En la argolla estaban esmeradamente grabadas una fila de iniciales: AL&JG.

Luego, notó que aquella joven trabajaba en la oficina de Andrew.

Su nombre, Callista Marti, recién acababa de graduarse de la universidad, tenía 21 años, y era la nueva secretaria personal de Andrew.

En ese momento, Juliana no sabía lo que pasaba.

De veras quería entrar en la oficina de Andrew y preguntarle directamente: « ¿Los servicios de secretaria personal incluyen también ese tipo de servicio especial? »

Pero mejor lo dejó pasar.

La foto de Callista llena de chupones ya había dejado muy en claro lo que había sucedido.

Juliana salió entre susurros y murmullos, algunos de asombro y otros de rabia, se dio la vuelta y se fue a una joyería.

Cuando se quitó el anillo de su dedo anular izquierdo, esto de veras le dolió.

—Señorita, ¿qué tipo de joya le gustaría que hiciéramos?

—Esta argolla de aquí, por favor, fúndala.

—Pero señorita, esta argolla tiene algunas iniciales grabadas, debe tener un valor único para usted. ¿Está segura de que quiere fundirla?

—Estoy segura, y hágalo rápido, por favor.

Media hora después, Juliana regresó a casa con una cajita de joyas envuelta.

Cuando Andrew llegó a casa, ya era pasadas las diez de la noche.

En sus manos llevaba un ramo de flores:

—Perdón, mi Juli, últimamente he estado de muy ocupado con el trabajo y no he tenido tiempo de nada. Pero en el camino compre tus flores favoritas, ¿no te gustan?

Cuando se acercó, Juliana pudo percibir una fragancia femenina en él.

Al mirar hacia un lado, vio que tenía un pequeño chupón en su cuello. En el cuello de su camisa también había pintalabios. Color rojo y muy visible.

Juliana se rio fríamente y pensó, «¿últimamente anda ocupado con el trabajo o quizás con Callista?»

—¿Por qué no hablas?

Juliana lo empujó:

—Por nada, solo estoy un poco cansada.

—¿Entonces te llevo como una reina para que descanses?

Dicho esto, se inclinó para cargar a Juliana en sus brazos.

Juliana lo empujó de nuevo:

—Tú también debes estar bastante cansado con todo el trabajo, ve a darte un baño y mejor vamos a dormir.

Andrew intentó tomarla de la mano, pero de repente se dio cuenta de algo:

—Juli, ¿dónde está tu anillo de matrimonio?

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