No necesito que me cuiden, se me arreglo yo misma, Héctor vete, estaré bien. Luciana lo dijo en tono incómodo; ella sabía que Héctor no solo quería ser su amigo, sino algo más.—No me rechaces, por favor —dijo Héctor, mirándola a los ojos.—Héctor, no seas intenso. Ven conmigo, quiero mostrarte dónde está la comida —agregó Clara, amiga de Luciana, sujetando la mano de Héctor y dejando a Luciana completamente sola.Clara y Héctor se fueron, mientras Luciana se quedó completamente quieta, esperando cuatro minutos, mirando de un lado a otro.Luciana caminó por el pasillo, olvidándose de lo que había pasado con Héctor hace segundos atrás. Su vestido de seda se movía suavemente con cada paso, como si fuera una extensión de su propia piel. Atravesaba el lugar con una elegancia natural, pero su corazón latía con fuerza, sabiendo que, en cualquier momento, su mirada se encontraría con la de Alejandro.Lo vio a lo lejos, hablando con algunos ejecutivos. Estaba impecablemente vestido, como siem
Leer más