Luciana lo miró, sus ojos encontrándose con los de él de nuevo, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió a salvo. No sabía si lo que tenía con Alejandro sería fácil o si las complicaciones los destrozarían a ambos, pero en ese momento, decidió que valía la pena descubrirlo."Gracias," murmuró, apenas audible, pero suficiente para que él lo escuchara.Alejandro sonrió, una sonrisa pequeña, pero sincera. "Termina de comer, y después... veamos qué más nos depara esta noche."Luciana, con el corazón todavía latiendo rápido, asintió. Por ahora, estaba dispuesta a dejarse llevar por el momento, por ellos. Porque, aunque lo complicaran todo, había algo innegable entre ellos. Algo que no podía ignorar.Y mientras el silencio volvía a instalarse entre ellos, Luciana supo, en lo más profundo de su ser, que esa noche cambiaría todo.Luciana se había quedado completamente dormida en la mesa, su cabeza descansando sobre sus brazos. El reloj marcaba la 1 de la madrugada, y la música del evento
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