No podía negar que las palabras de Anette le daban consuelo y de cierta forma, la fuerza que necesitaba para no rendirse... porque debía confesar que muchas veces había querido rendirse y renunciar a aquellos sentimientos que tanto la estaban lastimando, porque si, amar y no ser correspondido acarreaba un enorme dolor que no cualquiera podría llegar a soportar.Y ella lo estaba haciendo muy bien, seguía ahí, junto a Zac, sobreviviendo a cada sonrisa cómplice, a cada conquista, a cada aventura... siendo la eterna enamorada de un hombre que quizás nunca llegaría a amarla. ¿Ese era el capricho de la diosa Luna?, ¿acaso estaba destinada a vivir encerrada en un triángulo amoroso y aún no lo sabía?, quizás era así o quizás no; solo el tiempo podría darle la respuesta... solo le quedaba pedirle al universo una señal, una señal de que camino debía seguir.Y quizás esa señal eran las palabras de Anette, quizás esa adorable muchacha de ojos azules era la persona destinada a indicarle qué camino
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