Eda estaba sentada en la sala de la mansión Davenport, hojeando un libro mientras la suave luz del sol se infiltra entre más cortinas, iluminaba sus delicados rasgos. Llevaba un vestido sencillo pero elegante, que realzaba su natural belleza. Justo en ese momento, la puerta principal se abrió y uno de los socios de Christopher, el Sr. Allenworth, fue guiado hacia el despacho por el asistente de Christopher.Al pasar por la sala, Allenworth quedó paralizado por un instante, sus ojos atrapados en la figura de Eda. Ella levantó la mirada un breve segundo, esbozando una sonrisa educada, antes de volver a su libro. Esa sonrisa fue suficiente para dejarlo intrigado.Eda era cordial, aunque se había percatado de la mirada que él hombre le había dedicado también estaba un poco curiosa acerca de la presencia de Christopher en la Villa, después de todo el hombre pasaba muy poco tiempo allí, pero hoy estaba todo el día, no obstante Eda sabe que aquello no tiene nada que ver con ella, entonces mi
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