Eda estaba sentada en la sala de la mansión Davenport, hojeando un libro mientras la suave luz del sol se infiltra entre más cortinas, iluminaba sus delicados rasgos. Llevaba un vestido sencillo pero elegante, que realzaba su natural belleza. Justo en ese momento, la puerta principal se abrió y uno de los socios de Christopher, el Sr. Allenworth, fue guiado hacia el despacho por el asistente de Christopher.Al pasar por la sala, Allenworth quedó paralizado por un instante, sus ojos atrapados en la figura de Eda. Ella levantó la mirada un breve segundo, esbozando una sonrisa educada, antes de volver a su libro. Esa sonrisa fue suficiente para dejarlo intrigado.Eda era cordial, aunque se había percatado de la mirada que él hombre le había dedicado también estaba un poco curiosa acerca de la presencia de Christopher en la Villa, después de todo el hombre pasaba muy poco tiempo allí, pero hoy estaba todo el día, no obstante Eda sabe que aquello no tiene nada que ver con ella, entonces mi
El asistente y el socio de Christopher abandonan el despacho dejando a Eda y el hombre a solas, las piernas de ella estaban temblorosas mientras sentía la cercanía de su espoo, por supuesto Eda no se atreve a mirarlo manteniendo la cabeza agachada, entonces la Loción cara y muy masculina de su esposo entra en las fosas nasales de la pequeña mujer, segundos después la palma caliente de Christopher se siente en la piel de su brazo, ella se muerde los labios consciente de que había cometido un error y ahora deberá de lidiar con Christopher Davenport, ella cierra los ojos.— ¿Sabes aquello que acabas de hacer? — La poderosa voz de su marido genera escalofríos en ella, entonces Eda se anima a levantar la vista, sus miradas se encuentran y la cercanía de Christopher es inquietante para ella.— He cometido un error yo no quería, pero estoy a disposición para que me cobre de la manera en la que quiera.Christopher al escuchar aquello deja ver una pequeña sonrisa Aladino mientras el agarre de
Segundos después Christopher extiende una tarjeta, Eda se muerde los labios tratando de seguir de pie, entonces Christopher se da la vuelta de inmediato la pequeña mujer agacha la cabeza no estaba acostumbrada y mucho menos se imaginaba que en algún momento de su vida durante aquel matrimonio ella vería a su esposo desnudo sin pudor por delante de ella.Eda toma la tarjeta que Christopher le ofrece posteriormente busca o trata de arreglar sus prendas rotas, ella no quería seguir ni un segundo más en el mismo lugar que su esposo.Eda salió del despacho con pasos apresurados, sus mejillas ardiendo mientras intentaba cubrir con las manos las partes de su blusa que estaban desgarradas. Su cabello dorado, normalmente recogido y ordenado, caía en mechones desordenados sobre su rostro, una clara señal del caos que acababa de vivir. El eco de las risas contenidas de las mujeres de limpieza llegó hasta sus oídos apenas cruzó el umbral. Podía sentir sus miradas clavadas en ella, como dagas af
— ¿Ya tomaste la pastilla? — Fue la pregunta realizada por el hombre, Eda de inmediato se sonroja, el hombre nada mas rueda los ojos antes de volver a hablar — ¿Sabes, Eda? Creo que deberíamos llevar la cuenta de cuántas veces te pones roja como un tomate. Ya perdí la cuenta desde esta mañana. ¿Es parte de tu rutina diaria o te entrenaste para esto? La pequeña mujer frunce el ceño ante aquel comentario de su esposo, el hombre se acerca a la venta observando el gran movimiento de sus guardias en el exterior de la Casa, entonces ve a su abuela echando conversación con la ama de llaves.— ¡Christopher, deja de molestar! Yo no... Bueno, no es para tanto ¿Tú nunca te sonrojas? — Al escuchar a su esposa el hombre se da la vuelta nuevamente para prestar atención a Eda, arqueando sus cejas con total seriedad.— A mi nadie me supera, eres tú la que no puede sostenerme la mirada sin ponerte roja cereza — Efectivamente Eda nuevamente siente sus mejillas calientes — definitivamente es una rut
La pequeña mujer se mantuvo quieta y mientras observaba al imponente hombre, el sonido del móvil era inquietante entonces Christopher se aparta y lo responde. Al descolgar, su voz habitual, grave pero controlada, respondió con una simple palabra:—¿Diga? — como de costumbre la frialdad que emana era escalofriante.Hubo una pausa breve, apenas perceptible, pero algo en su expresión cambió. Los músculos de su rostro se tensaron, y de sus labios escapó un nombre que parecía flotar entre ellos como una verdad inevitable:—¿Patricia? — continúa el silencio de parte de Christopher mientras escucha lo que dice la persona al otro lado de la Línea.Eda, desde su posición, lo escuchó claramente, pensando que la que llamaba el gran amor de su marido. No hizo preguntas; no hacía falta. Su esposo no desvió la mirada, ni siquiera pareció recordar que ella estaba allí.—Voy en un momento —dijo Christopher, con una urgencia apenas disimulada.Colgó, tomó su abrigo que descansaba sobre el respaldo de
— Mira Eda, no tienes porque atormentarte, tienes que dejar que las cosas fluyan y...— Le he pedido el divorcio hoy — Lucero arruga la frente ante las palabras de Eda.— ¿Y cual es la razón de la solicitud? — ¿No te has dado cuenta del regreso de Patricia?— ¿Que tiene que ver el regreso de ella con el divorcio tuyo? ¿No estarás pensando que tú esposo aún la ama? — No se trata de que yo lo piense o no, aquella es la realidad Lucero.— Eda, definitivamente te han dejado caer de chiquita ¿Recuerdas verdad que él no detuvo su ida? Porque no me dirás que Christopher no podía hacer nada para impedir que Patricia se vaya a los Estados Unidos, porque aquello no es así, Margaret adora a su nieto, no querrá ver el sufrimiento de Christopher entonces no iban a ser muy duros con él, no olvides que es Christopher Davenport, y si se ha casado contigo no es solo por los Imperios Empresariales, la relación con Patricia quizás ya estaba quebrada, y la esposa eres tú, Eda, serás muy ingenua si pien
Eda se acomoda nuevamente en la cama tomando su pequeño peluche — Eres tan insoportable Christopher — se queja la pequeña mujer mientras suspira con pesar, entonces varios minutos después con el pequeño peluche en manos ella cierra los ojos dejando que el sueño se apodere de ella.El reloj marcaba la medianoche cuando Eda abrió los ojos de golpe. Su estómago rugía en protesta, recordándole su decisión imprudente de acostarse sin cenar. Soltó un suspiro cansado mientras se incorporaba lentamente. La Villa estaba sumida en un silencio absoluto, tan denso que parecía envolver cada rincón en penumbra. Sin embargo, el hambre insistente la impulsó a deslizarse fuera de la cama.Descalza, caminó con cautela por el pasillo, el frío del mármol helándole la planta de los pies. La oscuridad era casi total, apenas rota por un tenue resplandor de luna que se filtraba por las ventanas. No encendió las luces; no quería despertar a nadie. Cada paso que daba parecía resonar más de lo debido, como si e
Después de aquel fatídico encuentro con su marido Eda por fin parece tener calma, Christopher era alguien que parecía alimentarse de tu alma con su presencia, ella estaba sentada en el pequeño sofá de su habitación hasta que el teléfono había sonado y al fijarse en la pantalla se percata de que era una llamada de su madre.— Buenos días madre — responde ella con la voz cabizbajo.— Hija, debemos de hablar — Eda sostenía el teléfono con una mezcla de tensión y resignación mientras escuchaba la voz firme de su madre al otro lado de la línea —Te quiero aquí a las 11 en punto, Eda. En mi oficina. No llegues tarde, cariño.La llamada se cortó antes de que pudiera siquiera responder. Sabía que no podía negarse. Cuando Adela Calloway daba una orden, era un hecho que debía cumplirse, sin importar las circunstancias, su madre era una mujer muy estricta y exigente La pequeña mujer suspira fijándose en la hora, faltaban 90 minutos para las 11 entonces elige con cuidado las prendas a utilizar en