LucíaEl aire frío del hospital se siente más opresivo de lo habitual. Llevo dos días aquí, esperando que me den luz verde para salir, y finalmente ha llegado el momento. El doctor Silvio me dijo temprano esta mañana que Nicolás está listo para partir. Que Dante Moretti, el hombre que ahora controla mi destino, nos recogerá directamente desde el hospital.Estoy sentada junto a la camilla de Nicolás, viendo cómo juega con un pequeño osito de peluche que le regalaron las enfermeras. Su carita está más colorida, y aunque todavía se ve frágil, parece mucho más fuerte que hace días.Yo, en cambio, estoy un caos por dentro. Mi mente no ha dejado de repasar lo ocurrido hace dos días, cuando el hombre de confianza de Dante, Luciano, apareció de la nada para apuntar con un arma a Esteban. Todo fue surrealista. Ni siquiera sabía que alguien me estaba siguiendo, y Dante no mostró ningún remordimiento."Deberías agradecerme", me dijo.No lo hice.Y ahora estoy aquí, esperando que él aparezca para
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