—Mi señora... —La voz de suave de Deka la despertó—¿Esta usted bien?¿Acaso estuvo llorando otra vez? Zarah se incorporó aún somnolienta. La joven doncella vestía una túnica simple de color hueso, sin mangas. Llevaba un cinturón color turquesa que indicaba su rango como sirvienta personal de la Señora de los Dragones. Incluso la hebilla de plata tenía grabada la silueta de Vahid, el primero de los Dragones que se mostró frente a los humanos para ofrecerles su magia. Tener su imagen en cualquier prenda era un símbolo de estatus que pocos siervos conseguían. Además de los caballeros que lo llevaban grabado en su armadura, sólo sus dos doncellas, Fausto y Ada lo portaban en sus vestiduras. Zarah sintió una repentina angustia. "Yo no tengo nada con el rostro del gran Vahid grabado... JA Vaya señora de los Dragones que soy" En un acto inconsciente Zarah extendió la mano hacia Deka, acariciando su cinturón. —Hay leyendas que dicen que Vahid podía tomar forma de hombre. El hombre más b
Leer más