La sala del lujoso departamento de la señora Estefanía Santos estaba impecable, decorada con un estilo clásico y refinado que reflejaba la riqueza y el estatus de su familia. Sobre la mesa de mármol descansaba un servicio de té de porcelana fina, mientras Estefanía levantaba su taza con movimientos calculados, proyectando una imagen de perfección que había perfeccionado a lo largo de los años. Frente a ella, Bianca, la joven hija de una de sus amigas más cercanas, se sentaba con la espalda perfectamente recta, su vestido blanco inmaculado y su expresión dulce como la de un ángel.Bianca era la encarnación de lo que Estefanía consideraba ideal para su hijo: joven, hermosa, educada y, sobre todo, moldeable. Sin embargo, detrás de esa fachada angelical, Estefanía sabía que el corazón de Bianca era oscuro. Pero, ¿acaso importaba? Un corazón negro era mucho más manejable que un espíritu rebelde como el de esa mujerzuela, Anaís Santana. Aunque Estefanía debía admitirlo a regañadientes, Anaís
Leer más