Anaís llegó a su edificio como un huracán contenido, con la mente dando vueltas y su corazón latiendo con fuerza. Apenas podía respirar, sintiendo que todo su mundo se desmoronaba después del encuentro con Estefanía y Bianca. Ernesto, el hombre que había logrado entrar en su corazón, resultaba estar comprometido, y todo su cuerpo vibraba con una mezcla de dolor, humillación y rabia.Cuando estaba a punto de entrar al vestíbulo, una voz familiar la detuvo.— ¡Anaís! — llamó Jorge, su exesposo, apareciendo de la nada.Ella se tensó al escucharlo y siguió caminando, fingiendo no haberlo oído. Pero Jorge no era alguien que se diera por vencido fácilmente. Dio unos pasos rápidos hasta alcanzarla, bloqueando su camino.— Anaís, por favor, no me ignores. Tenemos que hablar.— No ahora, Jorge. — Su voz era firme, pero al mismo tiempo cansada, intentando avanzar.— Anaís, debes escucharme. — Él la sostuvo del brazo, con una mezcla de insistencia y preocupación al ver su rostro, esquivando su m
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