Rosi se encontraba en medio de una acalorada discusión con su esposo, Antonio. Este último luchaba desesperadamente para evitar que lo abandonara junto a su pequeña hija, Alicia.—Suéltame, me lastimas. No puedes seguir presionándome para que permanezca a tu lado. Ya no siento amor por ti, y siendo sincera, lo único que deseo es el divorcio. No puedo soportar vivir bajo el mismo techo contigo un día más. ¡Entiéndelo de una vez por todas!Antonio, aferrado a su papel de padre, respondió con vehemencia: — Rosi, no puedes dejarme. Soy el padre de nuestra hija. No permitiré que Alicia crezca sin la presencia de un padre. Si es necesario, te retendré por la fuerza. Sin mí, tú no eres nada. Recuérdalo.La tensión entre ambos escalaba mientras Rosi forcejeaba para liberarse. Antonio, obsesionado y decidido a no ceder, la sujetaba con firmeza.La pequeña Alicia, aterrada y sin comprender del todo la situación, observaba la escalofriante escena. Amaba a sus padres, pero temía que su unión co
Leer más