—Está bien, te lo diré. Tarde o temprano, descubrirás que el amante de Rosi es Galeano, el esposo de tu hija.Antonio abrió los ojos, completamente impactado. No podía asimilar lo que Diana acababa de revelarle. Comenzó a temblar, lo que alarmó a Diana. Ella se acercó rápidamente a él y le preguntó preocupada:— ¿Te sientes bien? ¿Qué te pasa, Antonio? Por favor háblame, dime algo. Antonio se puso pálido, enseguida se agarró el pecho como si hubiera sentido dolor, cosa que alarmó aun más a Diana, ya que imaginó que tal vez podía darle un infarto. Sin embargo, él trató de controlarse, quería poder estar bien, así que respiró profundo y con algo de dificultad le dijo: — Esto no puede ser verdad. Me estás diciendo todo esto solo por el odio que le tienes a Rosi. Has llegado demasiado lejos, Diana. Jamás creería semejante barbaridad. Llena de coraje e impotencia al ver la negación de Antonio, Diana se acercó a él con los ojos llenos de lágrimas y con una mirada de dolor le dijo: — N
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