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Todos los capítulos de La tentación del CEO: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Capítulo 1: Discusión
—¡Ay, ya! ¡Quítate! Ni para eso sirves —exclamó Salomé, empujándome con fuerza.Se abrió paso hacia la mesa del estudio. Me había pedido que le redactara un informe acerca de los nuevos productos frescos que llegaron al restaurante, pero no le gustó.A mi hermana mayor nunca le gustaba nada de lo que yo hacía, era como si mi simple presencia le enojara. No entendía, si yo lo único que quería era caerle bien. Me portaba bien con ella, sin recibir el mismo trato.—Hermana, ¿no puedes volverlo a revisar? Estoy segura de que quedó bien —inquirí, acercándome.Ella era una mujer castaña, de veintiocho años, cuyos ojos eran tan azules como el cielo, y yo los tenía igual. Me clavó su típica mirada de fastidio, esa que claramente me decía: vete.Traté de colocar mi mano en su hombro para tranquilizarla, pero me la quitó de golpe, arrugando la nariz.—¡Te he dicho que no me toques! Ash, me agotas la paciencia, Aurora. No entiendo cómo puedes ser tan estúpida —masculló, con una mano en su sien—.
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Capítulo 2: Encuentro
Me quedé observando a ese corpulento hombre con traje formal. Su corbata adornaba su trabajado pecho y tenía ambas manos en los bolsillos.A simple vista, parecía ser un hombre importante por el estilo. Su cabello negro era tan liso como el de Salomé, y sus ojos oscuros me hipnotizaban de cierta forma por lo intrigantes que eran. Tenía poca barba que contorneaba su rostro. La tonalidad de su piel era café con leche, ni muy clara, ni muy oscura.Una ligera curva se formó en sus labios, sin dejar de verme.—¿Puedes hablar? —cuestionó, en tono divertido.—¿Me hablas a mí? —pregunté.Me di cuenta de lo tonta que fue esa pregunta, después de pronunciarla. Quité el libro de mi rostro para mostrar mi cara y poder hablarle con más normalidad, aunque había algo en él que despertaba mi curiosidad.—Sí, ¿ves a alguien más aquí? —bromeó, explorando el lugar con sus ojos.Éramos los únicos que estábamos en ese espacio. Apreté los labios, tratando de evitar su penetrante mirada. Por alguna razón, m
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Capítulo 3: Un rato agradable
¿Zelaznog? ¿Estábamos hablando de esa familia?Parpadeé varias veces, porque tenía entendido que esa familia era el más grande aliado de los Hidalgo, por lo que le debían muchísimo a mis padres... Aunque evitaban hablar del tema con la excusa de que lo harían en su momento.—¿Zelaznog? ¿Los creadores de la marca ZP? —cuestioné, para estar segura.Pero una mesera nos interrumpió para pedir nuestra orden.—Disculpen, ¿qué desean ordenar? —preguntó, preparada para anotar en una libreta pequeña.—Un café frío, sin leche. Y para la señorita... —El moreno me miró, esperando que continuara.—Ah, solo café... Caliente, con mucha azúcar —murmuré.—Enseguida.—Yo invito, podías haber pedido algo más. Hay variedad de desayunos y postres —comentó Jean.—No tengo hambre —respondí—. ¿Sabes quién soy? De otra forma, no me hubieras buscado...Él me miró, con unos ojos curiosos que me aceleraron los latidos, ¿cómo es que sus expresiones eran capaces de causarme distintas emociones? Tal vez porque nunc
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Capítulo 4: Cambios
—¿Pero los Hidalgo no saldrán perdiendo? —cuestioné.Si yo me iba, al ser una de las hijas de Eduard Hidalgo, ¿no generaría problemas eso? Mi mente estaba llena de interrogantes del por qué hicieron un acuerdo de tal magnitud.—No, Aurora. Ambas partes tendrán un lado ganador, y uno perdedor. Se trata de llegar a la igualdad, pero por supuesto, sabes que mi apellido es Hidalgo y como sea terminaré haciendo que eso siga así durante generaciones —aclaró, con unos ojos ambiciosos.—Haré lo que se me pida... —respondí, cabizbaja.—No te preocupes, seguirás viviendo en la mansión. Lo único que cambiará será tu lugar de trabajo. De todas formas, la empresa Zelaznog no queda muy lejos de aquí —comentó, para calmarme.Carajo...¿Significaba que trabajaría para Jean? Vaya manera de darle un giro a mi vida. Seguro él no estaría muy contento de saberlo.Suspiré.—¿Y por qué se me encomienda esto a mí? No creo que sea la más capacitada —solté.—Hace unos años se ha estado llevando a cabo un proce
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Capítulo 5: Su héroe
*Narrado por Jean*Iba de camino a la empresa de los Hidalgo, me habían solicitado porque necesitaban hablar sobre la nueva incorporación de una empleada en mi empresa...Me preguntaba con qué fin mis padres hacían esto, si en el fondo sabían que los Hidalgo eran personas con ansias de poder y se preocupaban por ellos mismos.Detuve el coche en el estacionamiento y me bajé, con una mano en el bolsillo. Aurora no salía de mi cabeza, ojalá pudiera encontrarla de camino, me sacaría una sonrisa su simple presencia.No tardé en llegar a la oficina de Eduard Hidalgo, después de aclararle a la recepcionista que tenía una cita previa. El hombre me estaba esperando con una sonrisa, sentado en su escritorio de madera y con una pierna sobre la otra.—Un placer verlo, Jean Zelaznog —habló, levantándose para estrechar mi mano.—El placer es mío. Es un gusto estar aquí —respondí, siendo un poco hipócrita para no decepcionar a mis padres.Tenía que conservar mi cargo y volverme un CEO oficial a como
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Capítulo 6: Agradable
Jean fue mi héroe, jamás iba a olvidar el hecho de que derribó la puerta para evitar un trágico destino.No paraba de sonreír al recordarlo.Estaba desayunando junto a mi madre. Papá me dio otro día libre para descansar y recuperarme del pequeño trauma que me hicieron pasar. No había visto a Salomé desde lo sucedido, y eso que vivíamos en la misma casa.Me preguntaba qué le había dicho mi padre, o si le quitó el cargo, era muy poco probable que sucediera, teniendo en cuenta que era la heredera.Removí los huevos revueltos. Mamá no me miraba y estaba concentrada en leer las noticias por internet desde su celular. Era como su periódico diario.—Aquí tiene, disculpe la tardanza, señorita —Una sirvienta terminó de traer el café que faltaba.—Gracias —respondí.—Parece que los Zelaznog han avanzado bastante con nuestra ayuda —habló la mujer.Levanté la vista luego de haber bebido un sorbo de café. Ella no solía hablar a menos que estuviéramos todos en la mesa. Conmigo era bastante reservad
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Capítulo 7: En medio
Abrí la puerta de la oficina de Salomé, ya quería irme y dejar de trabajar para ella, así la evitaba lo más posible.Entré con cautela, tratando de no llamar su atención. Pero ella alzó el mentón de inmediato y se levantó de su escritorio para caminar hacia mí.Sus ojos azules me asesinaban, y sus dientes estaban chocando.—Eres la culpable de todo lo que me pasa —gruñó, señalándome con el dedo.—¿Crees que está bien lanzar a tu hermana a los brazos de un abusador? —cuestioné, con la voz temblorosa.—¡Me importas un carajo! —exclamó—. Por tu culpa papá me quitó el sueldo durante los próximos meses y me duplicó el trabajo si quiero conservar el puesto.—Es un buen castigo, de hecho, fue piadoso —confesé, asintiendo.No iba a seguir quedándome callada.—¿Te estás burlando de mí? —masculló, cerrando los puños—. ¡Ponte a trabajar de una vez!—Salomé, no eres una buena hermana —escupí, decidida en acabar la ligera relación que teníamos.O bueno, yo era la única que lo veía como una buena r
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Capítulo 8: Futuro planeado
Un día más y me iría a trabajar para los Zelaznog.No había visto a Jean desde el día que estuvo en la empresa y me dio el beso en la mejilla que me tomé muy a pecho. No le pedí el número. Él tampoco había ido a la biblioteca, por lo que solía leer sola.Me preguntaba qué le había pasado, aunque seguro estaba bastante ocupado con sus labores.Estaba sentada en el comedor, era la hora de la cena y siempre nos reuníamos en familia. El ambiente era silencioso todos los días, pero la costumbre hizo que se volviera cómodo.—Papi, ¿todavía no consigues a un buen candidato como esposo para mí? —inquirió Salomé, sonando el plato con el tenedor.Entre cerré mis ojos porque esa mujer hablaba con nuestros padres como si fuera la niña buena.Removí la ensalada frente a mí y llevé un poco a mi boda, prestando atención a la conversación que tendrían.—Es un poco pronto para hacer esas preguntas, pero ten por seguro que este año te casas, Salomé —informó papá, con seriedad.—¿Y piensas buscarle espo
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Capítulo 9: Primer día
Nervios.Era la palabra adecuada que me describía en el momento en que pisé el edificio ZP. Mi nuevo lugar de trabajo.Inhalé hondo, atravesando las puertas de vidrio de la entrada y caminando hasta llegar a la recepción en donde estaba una joven con una amplia sonrisa.Me acerqué y posé mi mano sobre el mostrador con poca confianza, no se me daba muy bien conocer a alguien nuevo, pero vería a esa recepcionista a diario, así que tenía que socializar.—Bienvenida, debes ser la nueva empleada —comentó, con los ojos entrecerrados.—Aurora Hidalgo, un placer conocerla —me presenté.Ella era una mujer de cabellera negra y corta, le llegaba hasta las orejas. Sus rasgos eran asiáticos, sobre todo sus pequeños ojos café que me miraban con amabilidad.Se formaban ligeros hoyuelos en sus mejillas y su piel era muchísimo más pálida que la mía.—Sé quién eres. Jean me ordenó acompañarte hasta su oficina, así que firma esta hoja y nos pondremos a ello —Me entregó un bolígrafo—. Ah, olvidé presenta
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Capítulo 10: Expectativas
*Narrado por Jean*Las cenas en casa eran un poco incómodas porque mis padres siempre buscaban la manera de regañarme por mi propio bien.Lo cual era una excusa para llevar por el camino de la perfección a su único hijo.La sirvienta terminó de servir el vino en cada copa. Por muy grande que fuera la mesa, sentía la mirada penetrante de ambos sobre mí. Los cubiertos y el plato de porcelana relucían gracias a la lámpara que teníamos encima.Querían decirme algo, eso estaba más que claro.—Muy bien, los escucho —hablé, rompiendo el silencio que predominaba en el ambiente.Apoyé ambos codos sobre la mesa, dejando la comida caliente de lado, porque estaba seguro que se me quitaría el apetito al hablar con ellos.—Deberías llevarte bien con la hija mayor de los Hidalgo. Es una joven adecuada para nuestra familia, Jean —indicó mi madre, con un tono neutral.La mujer tenía cincuenta y seis años y un corto cabello negro. Sus pequeños ojos miel me miraban con detenimiento, buscando que yo come
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