Era un día importante para Jean, aunque me comentó que no se lo dijera a nadie porque lo que hablarían sería un secreto.Llegué a la recepción, en donde una muy animada Sakura me recibió. Sus achinados ojos casi se cerraron gracias a la sonrisa que tenía.—Aurora, tan hermosa como siempre —expresó—. Ya me he memorizado tu nombre, es un avance para mí.—No me imagino lo difícil que es tener que recibir a todos los empleados de este edificio —respondí, un poco empática.—Ni me lo recuerdes. Lo bueno es que ya llevo bastante tiempo aquí —alegó, entregándome la hoja de firma.—¿No te aburres estando sola? —pregunté, tomando el bolígrafo.—Para nada. Suelen visitarme a menudo para pedirme ciertas cosas o saludarme. Podrías hacer lo mismo en tu hora libre —sonrió, guiñándome un ojo.—Estaré encantada de charlar un poco más contigo —Hice una ligera reverencia y ambas reímos—. Bueno, mejor me retiro antes de que se me haga tarde.—Llamaré en cuanto llegue el hombre que se reunirá con Jean —in
Llegamos a la sala de reuniones. Estaba limpia y había una mesa ovalada de una fina madera en el centro. Debajo tenía una alfombra redonda.Ocho sillas la rodeaban. Un poco más atrás, había una especie de pantalla transparente que se vería con claridad mediante un proyector de video que estaba en lo más alejado de la habitación, al lado de una laptop.Suspiré, tomando asiento en cuanto cerraron la puerta.—Tomaré el atrevimiento de conectar el usb que traje —informó Ezequiel.Caminó hasta donde estaba la laptop. Jean se sentó a mi lado, por lo que desvié la mirada para no entrar en pánico.—No te preocupes, estamos aquí porque ambos queremos salir beneficiados —alegó el moreno.Ezequiel terminó de hacer su trabajo y de pronto la pantalla se iluminó, dejando a la vista la primera imagen de la diapositiva.Se titulaba: Plataforma de computación en la nube sostenible.Parpadeé, no estaba entendiendo lo que significaba, después de todo mis padres llevaban una empresa gastronómica y no tec
La reunión fue un rotundo éxito y un nuevo día había llegado. Me alegraba que Jean estuviera planeando crecer por su propia cuenta, sin tener ninguna responsabilidad en cuanto a su apellido.Había salido del trabajo mucho antes de lo previsto, y cuando llegué a casa me topé de lleno con Salomé.—Había olvidado por completo que existías —soltó, cruzada de brazos—. ¿Cómo te va en tu nuevo trabajo? ¿Ya la cagaste?—De hecho, Jean me trata muy bien en comparación tuya —respondí, orgullosa de mis palabras.Caminé, pasando por su lado porque deseaba llegar a mi habitación y darme un baño para quitarme el cansancio. Pero Salomé me detuvo, sosteniendo mi brazo.—Ni se te ocurra escapar —ordenó—. ¿Qué buscas con Jean? Te dije que me interesa.—Hermana, lo has visto una sola vez —reproché, frunciendo el ceño—. ¿Cómo puedes decir eso?—Dos veces —corrigió—. Puede gustarme quien me dé la gana, Aurora. ¿No eres tú la que cree en el amor a primera vista? —se burló.Me solté de su agarre y tensé la
No pude dormir en toda la noche pensando en la cita que tendría con Jean. Él acordó en explicarme los detalles en la oficina, pues anoche lo habían llamado y tuvo que regresar a su casa de imprevisto.Me preguntaba qué había pasado.Suspiré, encontrándome con Sakura en la entrada.—Claramente acabo de llegar tarde —mencionó ella, rascándose la nuca—. Anoche me quedé viendo un maratón de mi serie favorita.La mujer caminó a mi lado hasta la recepción, en donde había un hombre cruzado de brazos y mirándola con las cejas inclinadas. Estaba molesto, eso era obvio.No sabía quién era, pero llevaba un traje formal elaborado y eso lo solían tener los directores ejecutivos.—Sakura, es la primera vez que llegas tarde, por lo que te lo dejaré pasar. No fue ningún gusto haberte cubierto en estos treinta minutos —habló el hombre, con seriedad.Su cabello castaño estaba bastante corto, usaba lentes que cubrían sus verdosos y a penas notorios ojos. Estaba cruzado de brazos, sin mostrar algún indic
*Narrado por Jean*Aurora se había ido, dejándome con su hermana, la cual me veía con una expresión seductora que me provocó una incomodidad increíble.Saber que me estaba buscando por su cuenta y no porque tuviéramos que atender un asunto de negocios, me causaba escalofríos.Ya me imaginaba la clase de persona que era desde el día en que vi que era capaz de lanzar a su hermana a la boca de un lobo feroz.—Jean, estoy muy feliz de volver a verte —soltó, sentándose frente a mí.Apoyó ambos antebrazos sobre el escritorio para apretujar la zona de su escote y provocarme, pero yo no iba a prestarle atención a esos detalles.Tenía orgullo y me gustaba otra mujer. No importaba que no fuéramos nada, no me iba a dejar llevar por una cualquiera que solo buscaba su propio bienestar.—Cuéntame, Salomé. ¿Qué deseas discutir? Soy todo oídos, siempre y cuando se trate de ambas empresas —pregunté, juntando mis manos.—Oye, tampoco seas tan seco conmigo... —se quejó, haciendo un puchero infantil—. Te
Era miércoles y me encontraba en casa arreglándome para la cita que tendría con Jean.Estaba muy nerviosa, porque no le comenté nada a mis padres de que saldría esa misma noche. Esperaba que actuaran como siempre y no les importara a dónde fuera.Me mordí el labio, viéndome en el espejo de mi habitación. Me giré en todas direcciones para apreciar mejor mi figura, no estaba voluminosa como Salomé, pero por lo menos tenía buena cintura.Tenía puesto unos jeans muy pegados que hacían notar mis delgadas piernas. Mis glúteos no eran muy grandes, del tamaño promedio, y mis pechos eran firmes, ni muy grandes, ni muy pequeños.La blusa manga corta me hacía ver guapa, estaba orgullosa de mi combinación de colores. Negro abajo, beige arriba. Dejé mi cabello suelto para que mis rulos se movieran de un lado a otro.Abrieron la puerta, haciendo que me sobresaltara por la sorpresa.—Aurora —Era Salomé, me inspeccionó de arriba a abajo—. ¿A dónde vas así vestida?Tragué saliva.De tantos días que el
Llevaba puesto un jean azul oscuro que reafirmaba sus trabajadas piernas, una camisa blanca y encima una chaqueta color café que le hacía resaltar esos oscuros ojos.—Uh, veo que no van a leer hoy y harán otras cositas —comentó Sara, con picardía.—Tu cabecita está muy corrompida, Sara Gil —reprochó Jean, rodando los ojos—. ¿Nos vamos? —Me miró.Yo me había quedado hipnotizada viéndolo, por alguna razón noté que estaba más guapo que los días anteriores. O bueno, cada vez mis ojos lo veían mejor.Me estaba metiendo en un pozo sin fondo del cual me costaría salir...—Eh, sí —respondí.—Que tengan una linda noche —expresó la mujer, saludándonos con la mano—. Aurora, verás que si te dejas llevar, pueden ocurrir cosas maravillosas —Me guiñó un ojo.Y de alguna manera sentí un deja vu con esas palabras. ¿En serio ese dicho era real? Negué con la cabeza, alejando todo pensamiento vergonzoso de ella.—Nos vemos —dijo Jean, tomando mi mano.Ese agarre fue suficiente para desencadenar una reacc
Me dejé llevar por los suaves labios de Jean, que se movían con delicadeza sobre los míos. La sensación era única e inexplicable.Me había robado un beso, pero no me molestaba. Mis ojos se cerraron para disfrutar más del mágico momento en donde la sutil música llegaba a mis oídos para volverlo mucho más apasionante.Nos separamos por falta de aire. Mi boca estaba entre abierta por lo agitada que se puso mi respiración y me concentré en ver los ojos de Jean, que emanaban un brillo inigualable gracias a las luces de la guirnalda encima de nosotros.Fue increíble, pero mis mejillas estaban ardiendo como nunca antes y mis manos temblorosas seguían apoyadas sobre sus hombros. Las bajé hasta colocarlas en su pecho.—Que no te hayas resistido me da una buena señal —habló, con un tono pícaro y divertido.—Y-yo... —balbuceé, mis palabras se estaban enredando sin salir.—No tienes que responder ahora mismo. Te daré tiempo para que lo proceses porque sé que fue muy repentino —comentó, quitando m