Era miércoles y me encontraba en casa arreglándome para la cita que tendría con Jean.Estaba muy nerviosa, porque no le comenté nada a mis padres de que saldría esa misma noche. Esperaba que actuaran como siempre y no les importara a dónde fuera.Me mordí el labio, viéndome en el espejo de mi habitación. Me giré en todas direcciones para apreciar mejor mi figura, no estaba voluminosa como Salomé, pero por lo menos tenía buena cintura.Tenía puesto unos jeans muy pegados que hacían notar mis delgadas piernas. Mis glúteos no eran muy grandes, del tamaño promedio, y mis pechos eran firmes, ni muy grandes, ni muy pequeños.La blusa manga corta me hacía ver guapa, estaba orgullosa de mi combinación de colores. Negro abajo, beige arriba. Dejé mi cabello suelto para que mis rulos se movieran de un lado a otro.Abrieron la puerta, haciendo que me sobresaltara por la sorpresa.—Aurora —Era Salomé, me inspeccionó de arriba a abajo—. ¿A dónde vas así vestida?Tragué saliva.De tantos días que el
Llevaba puesto un jean azul oscuro que reafirmaba sus trabajadas piernas, una camisa blanca y encima una chaqueta color café que le hacía resaltar esos oscuros ojos.—Uh, veo que no van a leer hoy y harán otras cositas —comentó Sara, con picardía.—Tu cabecita está muy corrompida, Sara Gil —reprochó Jean, rodando los ojos—. ¿Nos vamos? —Me miró.Yo me había quedado hipnotizada viéndolo, por alguna razón noté que estaba más guapo que los días anteriores. O bueno, cada vez mis ojos lo veían mejor.Me estaba metiendo en un pozo sin fondo del cual me costaría salir...—Eh, sí —respondí.—Que tengan una linda noche —expresó la mujer, saludándonos con la mano—. Aurora, verás que si te dejas llevar, pueden ocurrir cosas maravillosas —Me guiñó un ojo.Y de alguna manera sentí un deja vu con esas palabras. ¿En serio ese dicho era real? Negué con la cabeza, alejando todo pensamiento vergonzoso de ella.—Nos vemos —dijo Jean, tomando mi mano.Ese agarre fue suficiente para desencadenar una reacc
Me dejé llevar por los suaves labios de Jean, que se movían con delicadeza sobre los míos. La sensación era única e inexplicable.Me había robado un beso, pero no me molestaba. Mis ojos se cerraron para disfrutar más del mágico momento en donde la sutil música llegaba a mis oídos para volverlo mucho más apasionante.Nos separamos por falta de aire. Mi boca estaba entre abierta por lo agitada que se puso mi respiración y me concentré en ver los ojos de Jean, que emanaban un brillo inigualable gracias a las luces de la guirnalda encima de nosotros.Fue increíble, pero mis mejillas estaban ardiendo como nunca antes y mis manos temblorosas seguían apoyadas sobre sus hombros. Las bajé hasta colocarlas en su pecho.—Que no te hayas resistido me da una buena señal —habló, con un tono pícaro y divertido.—Y-yo... —balbuceé, mis palabras se estaban enredando sin salir.—No tienes que responder ahora mismo. Te daré tiempo para que lo proceses porque sé que fue muy repentino —comentó, quitando m
Llegué al edificio un poco asustada porque vería a Jean y oficialmente éramos pareja en secreto. Nadie podía enterarse, a excepción de nuestras amistades más cercanas.Me dejé caer en el mostrador de la recepción, logrando sorprender a Sakura por mi repentino comportamiento y es que no sabía cómo actuar cuando viera a Jean de nuevo.Recordar la calidez de sus labios me daba un escalofrío excitante que me generaba temor, por no saber controlar mis propias emociones en cuanto a eso.—¿Qué pasa? Andas como si no hubieras dormido nada —preguntó, con una leve risa piadosa.Tenía razón.No logré conciliar el sueño en toda la jodida noche de tanto pensar en Jean.¿Cómo es que una persona a parte de robarse tu corazón, también se robaba tu sueño?Me hacía falta investigar un poco más sobre eso para entenderlo. Bufé, sintiendo que mis ojos pesaban y picaban.—Fue una noche muy intensa —expresé, soltando una bocanada de aire.Me recompuse para no parecer una floja en las cámaras de seguridad. N
Los días pasaban y mis padres no soltaban la sopa sobre el acuerdo con los Zelaznog, por más que Salomé lo insistía en cada cena que teníamos juntos.Era mi día libre, y por desgracia el de ella también. Estaba en la casa en el momento en que bajé a desayunar.La castaña tenía puesta una pijama que por azares del destino seguía detallando su esbelta figura. Se encontraba sentada, esperando a que las sirvientas trajeran el desayuno.Mi madre también estaba presente, con los ojos metidos en el celular como solía ser todos los días.—¡Apúrense! ¡No se les paga para que tarden tanto! —se quejó mi hermana.La cocina quedaba al lado del comedor, por lo que las empleadas de la casa podían escuchar cada conversación, por más mínima que fuera.Yo me había vestido con una ropa casual porque planeaba ir a la biblioteca después de desayunar. Necesitaba despejar la mente por todo lo que me había sucedido con Jean.—Muero de hambre —añadió, sosteniendo su estómago bajo la mesa.Me senté, tratando d
*Narrado por Jean*Me encontraba en mi habitación hablando con Ezequiel sobre el próximo paso en nuestro proyecto en conjunto, aunque no le quitaría el crédito de haber hecho la propuesta.—Perfecto, deberíamos quedar la próxima semana para que conozcas el nuevo edificio donde trabajarás —expliqué, con el celular en mi oreja.La empresa sería pequeña, porque todavía tenía que crecer y expandirse en el mercado de la tecnología. Sería algo difícil, pero con el tiempo podríamos hacer que funcione, así yo me liberaría de mis exigentes padres.—Está todo preparado. El equipo y la estructura de todo lo que haremos, solo necesitamos el nuevo lugar para continuar con el avance que teníamos —informó, con la voz estática.—Excelente, pero me gustaría hablar en términos de porcentaje. ¿Cuánto llevas del proyecto? —pregunté, caminando hacia la ventana.—Le seré sincero. Antes de contactarlo a usted, recién habíamos dado los primeros pasos con los recursos que tenía, por lo que llevamos un dos por
—¿No vino Sakura? —cuestioné, al ver a Marcus en la recepción.De cierta forma me sorprendía que un director fuera el que cubriera su puesto, pero había pasado comprando un café antes de entrar al edificio para dárselo a Sakura.—¿La ves aquí? Es obvio que no —bufó, sin interés—. Tiene el día libre, ¿o crees que trabaja toda la semana?—Tampoco es para que me respondas así —me quejé—. Bueno, en ese caso te daré su café.Puse el vaso sobre el mesón, él no parecía estar muy interesado en la bebida. Me miraba de arriba a abajo con unos ojos juzgadores y los brazos cruzados.—Gracias, Aurora, pero no bebo café —informó, acomodando sus lentes.—¿Quién no bebe café? —inquirí, sintiéndome ofendida—. El café debería de ser eterno.—Lo es, mientras lo sigan produciendo —refutó.Tensé la mandíbula porque ese hombre buscaba la manera de contradecir mis palabras en todo momento.Yo solo quería entablar una conversación normal para no caerle mal y por lo menos conocer una cara nueva.—Entiendo que
Los días seguían pasando y no había vuelto a tener otro tipo de contacto similar con Jean desde aquél día en la oficina.Él aparecía en mis sueños sin poder controlarlo. Sueños húmedos en donde me hacía suya de distintas formas y posiciones placenteras.No paraba de anhelar su cuerpo sobre el mío. Me imaginaba sus dedos tocando cada parte de mi piel, pero tenía que calmarme o me iba a volver loca.Veinticinco años y nunca había sido tocada por un hombre. Esa era la razón de mi desespero al experimentar esa nueva sensación que me hacía suspirar.Me encontraba en mi habitación, peinando mi corta cabellera llena de rulos. Era un poco difícil soltar los nudos, al final siempre quedaban enrollados. Me estaba arreglando para ir a la biblioteca ya que quedé en reunirme con Jean esa tarde.Terminé y salí de la habitación, pero me topé de lleno con Salomé cuando crucé una esquina.—¡Ve por dónde caminas! —exclamó, arrugando la nariz—. ¿A dónde vas con tanta prisa? Últimamente te veo muy conten