Un día más y me iría a trabajar para los Zelaznog.No había visto a Jean desde el día que estuvo en la empresa y me dio el beso en la mejilla que me tomé muy a pecho. No le pedí el número. Él tampoco había ido a la biblioteca, por lo que solía leer sola.Me preguntaba qué le había pasado, aunque seguro estaba bastante ocupado con sus labores.Estaba sentada en el comedor, era la hora de la cena y siempre nos reuníamos en familia. El ambiente era silencioso todos los días, pero la costumbre hizo que se volviera cómodo.—Papi, ¿todavía no consigues a un buen candidato como esposo para mí? —inquirió Salomé, sonando el plato con el tenedor.Entre cerré mis ojos porque esa mujer hablaba con nuestros padres como si fuera la niña buena.Removí la ensalada frente a mí y llevé un poco a mi boda, prestando atención a la conversación que tendrían.—Es un poco pronto para hacer esas preguntas, pero ten por seguro que este año te casas, Salomé —informó papá, con seriedad.—¿Y piensas buscarle espo
Nervios.Era la palabra adecuada que me describía en el momento en que pisé el edificio ZP. Mi nuevo lugar de trabajo.Inhalé hondo, atravesando las puertas de vidrio de la entrada y caminando hasta llegar a la recepción en donde estaba una joven con una amplia sonrisa.Me acerqué y posé mi mano sobre el mostrador con poca confianza, no se me daba muy bien conocer a alguien nuevo, pero vería a esa recepcionista a diario, así que tenía que socializar.—Bienvenida, debes ser la nueva empleada —comentó, con los ojos entrecerrados.—Aurora Hidalgo, un placer conocerla —me presenté.Ella era una mujer de cabellera negra y corta, le llegaba hasta las orejas. Sus rasgos eran asiáticos, sobre todo sus pequeños ojos café que me miraban con amabilidad.Se formaban ligeros hoyuelos en sus mejillas y su piel era muchísimo más pálida que la mía.—Sé quién eres. Jean me ordenó acompañarte hasta su oficina, así que firma esta hoja y nos pondremos a ello —Me entregó un bolígrafo—. Ah, olvidé presenta
*Narrado por Jean*Las cenas en casa eran un poco incómodas porque mis padres siempre buscaban la manera de regañarme por mi propio bien.Lo cual era una excusa para llevar por el camino de la perfección a su único hijo.La sirvienta terminó de servir el vino en cada copa. Por muy grande que fuera la mesa, sentía la mirada penetrante de ambos sobre mí. Los cubiertos y el plato de porcelana relucían gracias a la lámpara que teníamos encima.Querían decirme algo, eso estaba más que claro.—Muy bien, los escucho —hablé, rompiendo el silencio que predominaba en el ambiente.Apoyé ambos codos sobre la mesa, dejando la comida caliente de lado, porque estaba seguro que se me quitaría el apetito al hablar con ellos.—Deberías llevarte bien con la hija mayor de los Hidalgo. Es una joven adecuada para nuestra familia, Jean —indicó mi madre, con un tono neutral.La mujer tenía cincuenta y seis años y un corto cabello negro. Sus pequeños ojos miel me miraban con detenimiento, buscando que yo come
Era un día importante para Jean, aunque me comentó que no se lo dijera a nadie porque lo que hablarían sería un secreto.Llegué a la recepción, en donde una muy animada Sakura me recibió. Sus achinados ojos casi se cerraron gracias a la sonrisa que tenía.—Aurora, tan hermosa como siempre —expresó—. Ya me he memorizado tu nombre, es un avance para mí.—No me imagino lo difícil que es tener que recibir a todos los empleados de este edificio —respondí, un poco empática.—Ni me lo recuerdes. Lo bueno es que ya llevo bastante tiempo aquí —alegó, entregándome la hoja de firma.—¿No te aburres estando sola? —pregunté, tomando el bolígrafo.—Para nada. Suelen visitarme a menudo para pedirme ciertas cosas o saludarme. Podrías hacer lo mismo en tu hora libre —sonrió, guiñándome un ojo.—Estaré encantada de charlar un poco más contigo —Hice una ligera reverencia y ambas reímos—. Bueno, mejor me retiro antes de que se me haga tarde.—Llamaré en cuanto llegue el hombre que se reunirá con Jean —in
Llegamos a la sala de reuniones. Estaba limpia y había una mesa ovalada de una fina madera en el centro. Debajo tenía una alfombra redonda.Ocho sillas la rodeaban. Un poco más atrás, había una especie de pantalla transparente que se vería con claridad mediante un proyector de video que estaba en lo más alejado de la habitación, al lado de una laptop.Suspiré, tomando asiento en cuanto cerraron la puerta.—Tomaré el atrevimiento de conectar el usb que traje —informó Ezequiel.Caminó hasta donde estaba la laptop. Jean se sentó a mi lado, por lo que desvié la mirada para no entrar en pánico.—No te preocupes, estamos aquí porque ambos queremos salir beneficiados —alegó el moreno.Ezequiel terminó de hacer su trabajo y de pronto la pantalla se iluminó, dejando a la vista la primera imagen de la diapositiva.Se titulaba: Plataforma de computación en la nube sostenible.Parpadeé, no estaba entendiendo lo que significaba, después de todo mis padres llevaban una empresa gastronómica y no tec
La reunión fue un rotundo éxito y un nuevo día había llegado. Me alegraba que Jean estuviera planeando crecer por su propia cuenta, sin tener ninguna responsabilidad en cuanto a su apellido.Había salido del trabajo mucho antes de lo previsto, y cuando llegué a casa me topé de lleno con Salomé.—Había olvidado por completo que existías —soltó, cruzada de brazos—. ¿Cómo te va en tu nuevo trabajo? ¿Ya la cagaste?—De hecho, Jean me trata muy bien en comparación tuya —respondí, orgullosa de mis palabras.Caminé, pasando por su lado porque deseaba llegar a mi habitación y darme un baño para quitarme el cansancio. Pero Salomé me detuvo, sosteniendo mi brazo.—Ni se te ocurra escapar —ordenó—. ¿Qué buscas con Jean? Te dije que me interesa.—Hermana, lo has visto una sola vez —reproché, frunciendo el ceño—. ¿Cómo puedes decir eso?—Dos veces —corrigió—. Puede gustarme quien me dé la gana, Aurora. ¿No eres tú la que cree en el amor a primera vista? —se burló.Me solté de su agarre y tensé la
No pude dormir en toda la noche pensando en la cita que tendría con Jean. Él acordó en explicarme los detalles en la oficina, pues anoche lo habían llamado y tuvo que regresar a su casa de imprevisto.Me preguntaba qué había pasado.Suspiré, encontrándome con Sakura en la entrada.—Claramente acabo de llegar tarde —mencionó ella, rascándose la nuca—. Anoche me quedé viendo un maratón de mi serie favorita.La mujer caminó a mi lado hasta la recepción, en donde había un hombre cruzado de brazos y mirándola con las cejas inclinadas. Estaba molesto, eso era obvio.No sabía quién era, pero llevaba un traje formal elaborado y eso lo solían tener los directores ejecutivos.—Sakura, es la primera vez que llegas tarde, por lo que te lo dejaré pasar. No fue ningún gusto haberte cubierto en estos treinta minutos —habló el hombre, con seriedad.Su cabello castaño estaba bastante corto, usaba lentes que cubrían sus verdosos y a penas notorios ojos. Estaba cruzado de brazos, sin mostrar algún indic
*Narrado por Jean*Aurora se había ido, dejándome con su hermana, la cual me veía con una expresión seductora que me provocó una incomodidad increíble.Saber que me estaba buscando por su cuenta y no porque tuviéramos que atender un asunto de negocios, me causaba escalofríos.Ya me imaginaba la clase de persona que era desde el día en que vi que era capaz de lanzar a su hermana a la boca de un lobo feroz.—Jean, estoy muy feliz de volver a verte —soltó, sentándose frente a mí.Apoyó ambos antebrazos sobre el escritorio para apretujar la zona de su escote y provocarme, pero yo no iba a prestarle atención a esos detalles.Tenía orgullo y me gustaba otra mujer. No importaba que no fuéramos nada, no me iba a dejar llevar por una cualquiera que solo buscaba su propio bienestar.—Cuéntame, Salomé. ¿Qué deseas discutir? Soy todo oídos, siempre y cuando se trate de ambas empresas —pregunté, juntando mis manos.—Oye, tampoco seas tan seco conmigo... —se quejó, haciendo un puchero infantil—. Te